El tercer grupo de científicos del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPPC) publicó a finales de marzo su parte correspondiente al quinto informe de evaluación, el de la mitigación. Según el mismo, las energías renovables forman parte de la solución a la peligrosa deriva que está tomando este fenómeno, y los diferentes sistemas y tecnologías que componen la bioenergía están entre ellas. Para el IPCC, “la bioenergía puede jugar un papel fundamental para la mitigación, pero hay cuestiones a considerar, como la sostenibilidad de las prácticas y la eficiencia de las tecnologías”, que requieren evidencias rotundas y acuerdos a escala media.
El IPCC es consciente de que en la actualidad existen importantes barreras que debe sortear la bioenergía para su implantación a gran escala, entre las que están las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas al uso de la tierra, la seguridad alimentaria, los recursos hídricos y la conservación de la biodiversidad y los modos de vida. Resalta que se mantiene sin resolver el debate científico sobre los efectos en el clima que conllevan determinados sistemas de producción de bioenergía debido a la competencia por el uso del suelo. En este caso, la solución precisa una evidencia científica también sólida y esta vez reforzada con acuerdos de alto nivel.
Caña de azúcar, Miscanthus, árboles de ciclo corto y residuos de biomasa
Los científicos no pasan por alto las mejoras en el rendimiento que se han logrado con determinados sistemas de cultivo, la logística y las múltiples tecnologías de conversión, pero entienden que hay muchos aspectos a tener en cuenta. Uno de ellos es el propio impacto que el cambio climático tendrá sobre los cultivos en general, que obliga a tener muy en cuenta su relación con la producción de energía. Además, recuerda que aún en muchos países en desarrollo se hace una muy mala recogida y uso de la biomasa para cocinar y generar calor que provocan problemas de salud y altas emisiones de GEI.
El informe del grupo de trabajo sobre mitigación se moja en cuanto a qué opciones bioenergéticas son más sostenibles y funcionan mejor en la lucha contra el cambio climático. En concreto, afirma que “la evidencia sugiere que hay opciones con bajas emisiones de ciclo de vida (por ejemplo, la caña de azúcar, Miscanthus, especies de árboles de crecimiento rápido y el uso sostenible de residuos de biomasa) que ya están disponibles y reducen las emisiones de GEI”.
Biocarburantes y electricidad: la alternativa en el transporte
Los ejemplos expuestos se basan, según el IPCC, en resultados derivados de lugares específicos y sistemas eficientes integrados de conversión de biomasa en energía y gestión sostenible de las tierras y gobernanza. La conclusión es que “en algunas regiones las opciones bioenergéticas específicas, como cocinas mejoradas y la producción a pequeña escala de biogás y electricidad, podrían reducir las emisiones de GEI y mejorar los medios de vida y la salud en el contexto del desarrollo sostenible”.
La mayoría de los escenarios de futuro que presenta el quinto informe sobre mitigación del IPPC a partir de los usos de la energía confirman la tendencia continua a una electrificación global en los sectores residencial, comercial e industrial, mientras que en el transporte se basan predominantemente en combustibles líquidos. Para el IPPC, “los biocarburantes y la electricidad tienen el potencial de proporcionar servicios de transporte sin las emisiones de los combustibles fósiles”, y “la contribución relativa de cada uno depende en parte de la evolución de las tecnologías para proporcionar servicios de transporte con cada opción”.