La UE produce el 50% del total mundial de pélets (13,5 de 27 millones de toneladas) y consume casi el 75% (18,8 de 25,4 millones de toneladas). Estas cifras denotan por sí mismo el importante papel que juega la UE en el mercado internacional de la biomasa, y que el informe de Aebiom se encarga de destacar. "Hoy en día, la bioenergía es, con diferencia, la fuente de energía renovable más importante de Europa, ya que representa el 61,2% de toda la energía consumida a partir de ellas", explica Cristina Calderón, directora editorial del informe estadístico publicado por la asociación.
En algunos países del este la bioenergía juega aún un papel mayor entre las renovables, llegando al 85% de cuota en Estonia, Polonia y Letonia. Aebiom revela que el consumo final de bioenergía casi se ha duplicado entre 2000 y 2013, llegando a 105,1 Mtep (millones de toneladas equivalentes de petróleo). El mismo informe advierte que esta tendencia va a continuar. “Según las proyecciones de los Estados miembros –señala–, el consumo de biomasa para energía aumentará en al menos 33 Mtep en 2020”.
El calor, por delante de la electricidad y el transporte
La principal responsable de este consumo, tanto de los 105 Mtep de 2013 como de los casi 139 Mtep que se esperan en 2020, es la generación de calor. Este destino se lleva el 74.6% de la biomasa consumida con fines energéticos, con 78,5 Mtep, seguido de la electricidad, con 13,5 Mtep, y los biocarburantes para el transporte, con 13,1 Mtep. El informe atribuye precisamente este aumento continuado a la versatilidad de la biomasa (transporte, electricidad, calor y frío), lo que también permite un elevado número de empleos (494.500) frente a otras fuentes renovables. El 64% corresponden a la biomasa sólida.
También se valora especialmente el carácter autóctono de la energía, ya que, de los 123 millones de toneladas de biomasa consumidas en la UE, el informe afirma que solo se importó el 3.84%. Alrededor del 70% de la materia procede del sector forestal y el 30% restante se lo reparten los residuos y la agricultura. La importación se centra sobre todo en los pélets de madera, seguido de astillas y leña. Norteamérica, otros países europeos y Rusia son las principales zonas de origen.
El consumo de pélets para calor mantiene el tipo de la biomasa
Volvemos a los pélets porque es aquí donde radica buena parte del mantenimiento e incluso alza de los números de la bioenergía, como certificó también el último informe de la FAO sobre el comercio mundial de madera. El calor, tanto doméstico como de la industria, es el principal destinatario de esta madera densificada, que se ha visto beneficiada por sus bajos precios y el incremento en la instalación de calderas y otros aparatos de calefacción con biomasa. Cae, sin embargo (un 1,6%) el consumo en centrales eléctricas y de cogeneración, según Aebiom por “la fragilidad que muestra este sector al estar sujeto a marcos públicos de ayudas”.
El quinteto principal de países productores de pélets en la UE lo encabeza Alemania, con 2,1 millones de toneladas, seguido de Suecia (1,6), Letonia (1,3) y Francia y Portugal (un millón cada uno). En cuanto al consumo, Italia lidera de manera destacada la clasificación, con 2,9 millones de toneladas. Los siguientes puestos los ocupan Alemania (2 millones), Suecia (1,4), Francia (0,9) y Austria (0,8). En cuanto a España, el resumen del informe de Aebiom nos sitúa en una horquilla entre las 300.000 y las 600.000 toneladas tanto en producción como en consumo.
Por último, el Statistical report-European bioenergy Outlook de 2014 menciona también el sistema de certificación de calidad ENplus para los pélets como un acicate más para el crecimiento del mercado. Y más que puede hacerlo crecer, ya que de las seis millones estimados de toneladas certificadas en 2014 estiman que se pueden rozar los ocho millones a finales del presente 2015. Aquí España aparece entre los países del mundo con mayor número de empresas certificadas (31), solo superada por Alemania (36) y con cierta distancia del tercero, Austria (21).