Que el Partido Popular (PP) iba a apostar por el gas, y no por las renovables, estaba más que cantado. La primera señal clara de ello la dio el PP gallego. Lo hizo a principios de 2009, cuando la crisis aún era en la cuna y Alberto Núñez Feijóo se proclamara en Santiago –a comienzos de marzo– vencedor de las elecciones autonómicas. Sí, la apuesta por el gas del Partido Popular viene de lejos. Lo decía y lo dijo, muy claro, el catecismo del señor Feijóo, que, en materia de política energética, proponía en 2009 exactamente lo siguiente: gas como energía estratégica "para conseguir la máxima competitividad de la economía", anulación de las concesiones eólicas realizadas por el ejecutivo anterior y apuesta por "la repotenciación de los parques actuales, priorizándola sobre la instalación de nuevos parques eólicos". Esas eran las líneas maestras del programa de Núñez Feijóo –paisano de Fraga y Rajoy– y esa ha sido grosso modo la ruta seguida. ¿Resultado en Galicia a tres años vista? Ni un megavatio repotenciado, 54 megavatios instalados en 2010 (los que venían de camino cuando llegó a Santiago el popular Feijóo) y ni un solo megavatio eólico instalado en 2011.
Antes del 20N
Tampoco mintió el Partido Popular antes de que otro gallego llegara a La Moncloa. Y no mintió porque, en la previa –durante la campaña que precedió a la victoria demoledora del pasado 20N–, el Partido Popular dejó por escrito, y muy nítida, cuál era su intención primera en materia de política energética. A saber: convertir España en "un mercado de referencia del gas natural en el Mediterráneo". La cita se hallaba y se halla en la página 46 del programa electoral del Partido Popular, documento de 214 páginas en el que las "energías renovables" aparecen escritas en una sola ocasión y en el que la eólica no aparece siquiera mencionada. Sí, la apuesta energética del PP ha estado siempre muy clara. Por acción y por omisión. Y no, no ha sido ni mucho menos la eólica santo de su devoción. Por eso, probablemente, preguntábamos aquí, poco antes de que llegara el 20N... lo siguiente: "y yo, ¿a quién voto, señor Donoso?". La pregunta la hacíamos el pasado 21 de octubre, en la crónica que publicamos aquel día con motivo de la presentación del último Estudio Macroeconómico del Sector Eólico en España, documento que la AEE hiciera público en Madrid apenas un mes antes del 20N.
Menuda sorpresa
Por aquel entonces, el ministro de Industria, Miguel Sebastián –que pasa por haber sido el más longevo y seguramente también el más poderoso de entre todos los ministros de Industria de la Era Zapatero...–, preparaba un real decreto eólico que se encontraba en las antípodas de las demandas de la patronal. Y aquel día, aquel 21 de octubre (a un mes vista del 20N), el presidente de la Asociación Empresarial Eólica, a la sazón José Donoso (procedente de Gamesa), dijo, en el acto de presentación del Estudio susodicho, que, a esas alturas, la AEE ya no mantenía "ningún tipo de conversación ni de negociación" con el gobierno socialista, cuya posición Donoso calificó a la sazón de "intransigente". El problema –escribimos entonces– es que tampoco parece haber "ninguna luz en la oposición".
En precampaña
Y no parecía haberla, dados los precedentes –Galicia, por ejemplo– y dado lo que Donoso señalaba esa misma mañana de precampaña y otoño. A saber: la AEE ha mantenido contactos con varios partidos –dijo el presidente de la patronal–, "y por supuesto con el PP", pero "no hay posicionamiento oficial" por parte del partido de Rajoy. El caso es que lo demás... ya es historia. La AEE (o Donoso) consiguió paralizar el enésimo real decreto de Sebastián (fuentes próximas a la asociación han revelado a Energías Renovables que Donoso estuvo en esa pugna "más solo que la una") y... después... llegó el Partido Popular, suprimió las primas, envió 700 millones de euros al cementerio (nuclear), otorgó permisos de investigación de hidrocarburos en Canarias, anunció una prórroga en Garoña (léase Cien días de gobierno popular) y no ha ido a la Convención Eólica... ¡qué sorpresa!
Puerta giratoria
José Donoso dejó la presidencia de la AEE dos meses después de aquel 21 de octubre, exactamente el mismo día en que Rajoy nombrara su primer gobierno. Y, tras la etapa de Gamesa al frente de AEE (Donoso era director de Desarrollo Sectorial en esa empresa), Rocío Sicre (que empezó en Unión Fenosa, hoy Gas Natural Fenosa) ha tomado el relevo. En todo caso, el discurso sigue siendo prácticamente idéntico, porque si ayer "AEE no mantenía 'ningún tipo de conversación ni de negociación' con el gobierno" (con el entonces gobierno socialista), hoy AEE se siente decepcionada porque el nuevo gobierno (ahora popular) "no ha aceptado nuestras reiteradas ofertas de colaboración para diseñar la hoja de ruta de la eólica”.
Oportunidad histórica...
Eso sí, la presidenta, en calidad de máxima representante del sector, ha dejado dicho en la Convención que “estamos prácticamente convencidos de que el gobierno español acabará por tendernos la mano; de lo contrario, se tirará por la borda el esfuerzo de los últimos veinte años, que ha llevado a España a ser líder mundial en un sector a la vanguardia tecnológica”. En cuanto a la reforma energética que el ejecutivo asegura va a acometer, Sicre ha dicho que es “una oportunidad histórica de plantear un modelo energético sostenible a largo plazo, que siente las bases de una España moderna, independiente de países geopolíticamente inestables". La presidenta ha concluido señalando que "la eólica debería ocupar un lugar preponderante en ese futuro” y que, "con un pequeño esfuerzo por parte de todos, es posible garantizar el futuro del sector eólico”.
Un último impulso
La nueva presidenta ha desgranado asimismo en la Convención su batería de solicitudes: pedimos –ha señalado– "poder explicarle al gobierno de primera mano nuestra realidad; [poder decirle] que el sector siempre ha crecido de acuerdo a los objetivos fijados y de forma modélica; que es un sector maduro y competitivo que exige que tengamos un marco regulatorio específico que tenga en cuenta sus características diferenciales; [queremos explicarle] que hay modelos de retribución que no tendrían que resultarle gravosos al país; y que la retribución que percibe la eólica se ha visto compensada con creces porque nuestra tecnología rebaja el precio de la electricidad y aporta crecimiento y riqueza al país”. Según la presidenta, el sector está a punto de caramelo: la eólica “necesita exclusivamente un último impulso". El problema, probablemente, radica en el hecho de que el Partido Popular –ese que no mencionó a la eólica ni una sola vez en 214 páginas de programa electoral– sí que tiene claro que quiere convertir España en "un mercado de referencia del gas natural en el Mediterráneo".
Diez años, dos barajas
La Asociación Empresarial Eólica cumple en 2012 diez años de historia. La asociación declara más de 200 empresas asociadas y una representación del 95% del sector en España. Desde el pasado 19 de enero, Rocío Sicre es la presidenta de la AEE. Sicre procede de Unión Fenosa (hoy Gas Natural Fenosa). Un peldaño por debajo de la presidenta, la AEE cuenta con una Comisión Ejecutiva Permanente de la Junta Directiva en la que hay siete vicepresidentes. Gamesa, Vestas y Acciona cuentan con una vicepresidencia cada uno. Las otras cuatro vicepresidencias las ocupan Eduardo Buey Casaus (representante de Gas Natural Fenosa), Francisco Rodríguez (representante de E.On, que en España tiene menos de 400 MW eólicos y más de 2.000 de gas), Ángeles Santamaría (representante de Iberdrola, compañía con más de 5.500 MW de potencia eólica y más de 6.000 de gas instalados en España) y Javier Rodríguez Domínguez (en representación de Enel Green Power España; que está participada en un 40% por Endesa; EGPE tiene 1.529 MW eólicos en España y Portugal; Endesa tiene más de 14.000 MW térmicos –gas, carbón– en España y Portugal).
