El Grupo Parlamentario Socialista, el de Podemos, el de Ciudadanos, el de Esquerra Republicana de Catalunya, el Grupo Parlamentario Vasco, EH Bildu (que está integrado en el Grupo Mixto), Coalición Canaria, Compromís, Democracia i Llibertat y Nueva Canarias firmaron el pasado mes de febrero, en el Congreso de los Diputados, un «Acuerdo de Compromiso para el Desarrollo del Autoconsumo Eléctrico» que incluía la derogación del impuesto al sol. Todos los partidos citados han conseguido 213 escaños (15 millones de votos), es decir, que constituyen la mayoría más abrumadora -el consenso más amplio- que quepa imaginar a día de hoy. A pesar de ello, el autoconsumo sigue secuestrado. [En la imagen, Alberto Nadal, ideólogo del Real Decreto de Autoconsumo y habitual de los encuentros y foros que organiza la fundación FAES, que preside José María Aznar].
El 21 de diciembre de 2015 (parece que ha pasado un siglo desde entonces) abrimos edición con un titular que hizo fortuna (hasta el punto de que ha sido repetido hasta la saciedad en todos los foros del sector): "227 diputados se han comprometido a derogar el impuesto al sol". Y abrimos edición con ese titular porque, el 21 de diciembre, el día después de las elecciones, los partidos que se habían pronunciado en campaña contra el impuesto al sol y a favor del autoconsumo sumaban 227 escaños. Pocas veces en la historia de la democracia ha sido tan amplia una mayoría. Desde el 21 de diciembre y hasta el 26 de junio, sin embargo, el Ejecutivo Rajoy ha desoído esa voluntad popular, porque, durante seis meses, ha decidido no mover una sola coma de su Real Decreto (RD) de Autoconsumo, ese que incluye un registro de inscripción obligatoria y un impuesto al sol.
Obligaciones
Sí, el RD en cuestión exige a los propietarios de instalaciones de autoconsumo que se inscriban por una parte en un registro y, por otra, paguen un impuesto por cada kilovatio hora que genere su instalación, aunque ese kilovatio hora sea instantáneamente autoconsumido en su hogar. Es decir, que el impuesto al sol que ha ideado el Ejecutivo Rajoy grava los kilovatios hora (kWh) que generan mis paneles solares en el tejado de mi casa, kWh que recorren solo el cableado de mi hogar (no llegan pues nunca a la red), kilovatios hora que consumo en mi frigorífico (de ahí el nombre: impuesto al sol, pues no se grava ni la placa solar, ni el cableado, ni el frigorífico). El caso es que ese impuesto suscitó y suscita un rechazo tal que todos los partidos (menos el PP) firmaron en el Congreso en febrero el compromiso susodicho para su inmediata derogación.
Una norma inútil
El propio PP -el propio Ejecutivo- ha tomado (tomó hace unos meses) una cierta decisión (tan tácita como sonora): no obligar al cumplimiento de su norma. O sea, hacer la vista gorda. Y por eso nadie está pagando el impuesto al sol en España (la Administración Rajoy no está pidiéndole a nadie que pague esa tasa). Por eso, y porque el RD está tan mal redactado -cuajado de indefiniciones técnicas y dudas- que las comercializadoras no saben cómo cobrarlo. A pesar de ello, el Gobierno en funciones ha decidido no acomodar el RD de Autoconsumo a la voluntad popular, expresada con claridad, en las urnas, en dos ocasiones, a lo largo de estos seis meses. Y no ha atendido a la voluntad popular porque no ha tenido voluntad política. Así de sencillo. La pregunta es, entonces: ¿cuánto tiempo más pretende el Gobierno (en funciones) mantener secuestrado en ese limbo al autoconsumo?
¿Un asunto menor?
La clave de la recuperación económica es la transición energética, y esa pasa, indefectiblemente, por la generación distribuida (muchos puntos de generación) y el autoconsumo. Más del 75% de los ingresos que llegan aquí cada año de la mano del turismo vuelan ipso facto, en forma de divisas, para pagar los productos energéticos que necesita España -petróleo, gas y demás- para funcionar. Nuestro país padece una dependencia energética que está veinte puntos por encima de la media europea (de la media). Alrededor del 70% de la energía que consume España procede de allende los mares. Y aunque el autoconsumo no va a solucionar de hoy para mañana ese problema, es sin duda parte de la solución, una buena parte que, además, va a generar empleo y capital (dineros que no se van a Nigeria o Arabia Saudí, que también nos suministran petróleo; dineros que se quedan aquí).
213 diputados (15 millones de votos) a favor del autoconsumo
Casi dos tercios del Parlamento han dicho SÍ al autoconsumo y NO al impuesto al sol. Pocas veces en la historia de la democracia ha sido tan amplia una mayoría. El Gobierno (en funciones) está obligado, por mandato constitucional, a atender a la soberanía nacional (expresada en las urnas dos veces en seis meses). Lo contrario sería mantener secuestrado al autoconsumo con una norma que no sirve, que no está funcionando y que parece solo ideada para mantener al sector al ralentí (siguen poniéndose en marcha instalaciones, pero muchas menos -por miedo al impuesto y, sobre todo, a la incertidumbre regulatoria- de las que podrían ser). En todo caso, lo grave no es el secuestro del autoconsumo. Lo verdaderamente grave es que el Ejecutivo (en funciones) mantenga secuestrada la soberanía nacional, que está consagrada en el artículo 1 de la Constitución Española.
Eppur si muove: el autoconsumo funciona