Todos los pasos que han dado en los últimos años las instituciones de la Unión Europea en relación al aceite de palma y los biocarburantes dan la razón más a Greenpeace que a Fediol, acrónimo en inglés de la Asociación Europea de la Industria del Aceite Vegetal. La adopción del informe Globiom, la propuesta de recorte de biocarburantes convencionales en la reforma de la directiva de energías renovables y el cuestionamiento del sistema de certificación de la sostenibilidad son algunos ejemplos.
Ahora es el Parlamento Europeo (PE) el que lanza una seria advertencia y aprueba un texto en el que denuncia que “gran parte de la producción global de aceite de palma está vinculada a violaciones de derechos humanos”. Por ello, considera que “la UE debe implantar un sistema común de certificación para las importaciones de aceite de palma e ir reduciendo, hasta eliminarlo en 2020, el uso de aceites vegetales que conducen a la deforestación.
¿Eliminación o absolución si demuestra su sostenibilidad?
Para Greenpeace está claro que el PE, que aprobó la resolución con 640 votos a favor, 18 en contra y 28 abstenciones, “identifica el aceite de palma como una de las principales causas de deforestación, abogando por su eliminación de los biocarburantes para 2020”.
Fediol también acoge con satisfacción la resolución porque entiende que “el cultivo del aceite de palma puede contribuir positivamente al desarrollo económico de los países y ofrecer oportunidades económicas viables a los agricultores, siempre que se haga de manera responsable y sostenible”.
El comunicado del PE, que ya había mostrado sus intenciones en una reciente votación de su Comisión de Agricultura, subraya que “la Cámara busca con estas medidas contrarrestar las consecuencias negativas de la producción no sostenible de aceite de palma, como la deforestación o la degradación del hábitat, sobre todo en el Sudeste Asiático”.
Los sistemas de certificación actuales no le valen al PE
La encargada de la redacción de la resolución, la eurodiputada del Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica, Kateřina Konečná, frena un poco la intensidad de las primeras líneas del comunicado y afirma que “queremos un debate amplio con todas las partes para avanzar hacia una producción más sostenible de aceite de palma, que no conlleve deforestación y que respete los derechos humanos”.
Como ya hizo el Tribunal de Cuentas Europeo en julio pasado, el PE advierte que los sistemas de certificación voluntarios que promueven el cultivo sostenible de aceite de palma tienen unos “estándares criticables y resultan, además, confusos para los consumidores”. Se propone “un sistema de certificación único en la UE para garantizar que sólo el aceite de palma producido de manera sostenible entra en el mercado comunitario”.
Plan de acción que incluya todos los usos
En el apartado de la certificación el PE abre el foco hacia otros destinos del aceite de palma y pide que la UE introduzca criterios de sostenibilidad para las importaciones de la materia prima y de los productos que la contienen. “La Comisión debe mejorar la trazabilidad del aceite de palma importado y considerar la aplicación de aranceles aduaneros diferentes que reflejen los costes reales hasta que no haya un sistema común de certificación”, apostillan.
Greenpeace también reconoce que “el documento insta a la Unión Europea a tomar un papel más activo en la limitación de estas prácticas, creando un plan de acción concreto, evitando cualquier respaldo a prácticas perjudiciales y solicitando el apoyo a los países en desarrollo para que puedan garantizar la defensa de sus hábitats naturales y las comunidades que las habitan”.
Biodiésel en Europa: 60 por ciento de colza; en España: 72 por ciento de palma
Por su lado, Fediol recuerda que “alrededor del sesenta por ciento de los biocarburantes europeos se basan en colza doméstica”. Hace así referencia a la propuesta de la CE de reducir los biocarburantes convenionales hasta 2020 y critica que “afectará a la agricultura europea, empeorará nuestra dependencia de proteínas y perjudicará los compromisos de la UE en materia de energías renovables”.
Los datos que aporta Fediol a nivel europeo no son extrapolables a España, ya que nuestro país fabrica el 72,5 por ciento de su biodiésel y casi el cien por cien del hidrobiodiésel con aceite de palma. Por otro lado, según revelaciones de Transport & Environment basadas en datos de Fediol, el biodiésel es el principal destino, con un 45 por ciento, de las importaciones de la mencionada materia prima.