Nathalie Lecocq, directora general de Fediol, realizó ayer unas declaraciones a AFP (recogidas hoy en una nota de prensa de Fediol) en las que reconoce que, a pesar de que las cifras dadas a conocer por T&E nunca las han publicado, sí forman parte “de estimaciones aproximadas usadas en trabajos internos”. Las cifras que expone T&E basadas en datos de Fediol contradicen ahora informaciones del sector de los biocarburantes, que durante años defendieron que las materias primas destinadas a fabricar biocombustibles líquidos, como el aceite de palma, suponían un porcentaje mínimo entre una variedad de usos. En Europa el biodiésel ocupa ahora el primer lugar, con el 45%.
Si a la cifra del biodiésel se suma la de electricidad y calor producidos con aceite de palma, la bioenergía copa los usos con el 61%, seguido de la alimentación, con el 34%. El restante 5% se lo reparten otros usos industriales y piensos para la alimentación de animales. Según revela T&E, “el uso de aceite de palma para producir biodiésel se ha multiplicado por seis en Europa entre 2010 y 2014, cubriendo la totalidad del crecimiento del consumo de biodiésel en dicho período, que alcanzó un 34%”.
Una materia prima muy cuestionada
Lecocq recuerda que “solo se puede destinar a la producción de biodiésel el aceite de palma certificado como sostenible”, lo que “asegura que en la actualidad los biocarburantes europeos sean los más sostenibles del mundo”. En un informe reciente de Fediol constatan que en 2015 el 57% del aceite de palma empleado por sus empresas asociadas estaba certificado como sostenible, superando el 46% de 2014.
Fediol también esgrime que según los últimos datos publicados por Oil World, consultora experta en mercados de semillas oleaginosas y aceites vegetales, el biodiésel producido a partir de aceite de palma pasó de 1,45 millones de toneladas en 2010 a 3,22 en 2014, “un aumento mucho menor en comparación con las cifras mencionadas por T&E en su informe”.
Sin embargo, el biodiésel de aceite de palma, procedente principalmente de Indonesia y Malasia, es continuamente cuestionado, entre otros, por informes presentados por la Comisión Europea, como el basado en el Global Biosphere Management Model (Globiom), en el que expone que una vez aplicado el cambio indirecto del uso de tierras (ILUC, en inglés) emite mucho más CO2 que el diésel fósil.
“Exigencias de sostenibilidad vinculadas a beneficios con ayudas públicas”
La sección de Biocarburantes de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA), criticó este y un análisis posterior de T&E por considerar que se basa en un aumento de consumo de biodiésel erróneo, mantiene las imprecisiones sobre los cálculos del ILUC y no se exigen criterios de sostenibilidad a otras industrias como a las de los biocarburantes.
Abel Esteban, coordinador de la campaña sobre bioenergía de Ecologistas en Acción, asociación que forma parte de T&E, afirma que “APPA Biocarburantes obvia sistemáticamente que las exigencias de sostenibilidad están vinculadas a poder beneficiarse de políticas y fondos públicos que persiguen reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar efectos indirectos indeseables, como deforestación o pérdida de biodiversidad”. Puntualiza que “otros sectores consumidores de aceites vegetales (alimentación, piensos, cosmética, etcétera) no se benefician de dichas políticas y fondos.
Por último, Esteban concreta que “las exigencias de sostenibilidad están vinculadas a considerar a esos aceites como energía renovable, lo que implica beneficiarse de un objetivo de mezcla obligatorio que establece el Gobierno, generando de esta forma un mercado que, de otra manera, podría no existir o ser mucho menor”.
La industria destaca su esfuerzo en garantizar la sostenibilidad
La patronal europea del biodiésel (European Biodiesel Board) ha emitido hoy un comunicado en respuesta a la información de T&E en el que critica la beligerancia de esta ONG contra el sector, que “se convierte en apoyo de facto a la expansión del diésel fósil”. “El objetivo de T&E es detener toda la producción de biodiésel en Europa –denuncian–, con lo que entrarían doce millones de toneladas de suministro marginal adicional de diesel fósil, la mayoría de fuentes no convencionales de petróleo (más contaminantes) para abastecer el mercado de gasóleo”.
La EBB considera que T&E soslaya los esfuerzos de la industria para garantizar que el aceite de palma sea totalmente sostenible, y cita varios casos en los que la asociación se ha personado para evitar la importación de millones de toneladas de biodiésel de palma, especialmente de Indonesia, no sujetos a las legislaciones europeas.
En cuanto a España, Ecologistas en Acción reconoce que no dispone de cifras disgregadas sobre el consumo de aceite de palma en relación a la información que parte de Fediol. “Sí sabemos –comentan– que un 77% del biodiésel consumido aquí en 2014 se fabricó a partir de esta materia prima, frente al 31% de la UE”. Según la última información subida por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia a su página web, en 2015 el aceite de palma cubrió el 65,4% de la producción de biodiésel y el 98,22% de hidrobiodiésel.