Una nota de prensa de la CECU me ha incitado a intervenir en este asunto, que empieza a preocuparme y que puede que sea una de las causas del desbarajuste del sistema elétrico en España.
Todos somos conscientes del desbarajuste del sistema eléctrico, en el cual nadie se entera bien de muchos aspectos de gran importancia: quién y cuánto cobra, quién y cuánto paga, quién controla, quién regula, qué es una cosa y qué otra, cuál es el origen de los desaguisados actuales… Todos parecen estar disconformes con todo. En fin, un auténtico disparate.
Pero, aunque ya tengo mucho escrito sobre estos asuntos y tengo la suerte de conocer a varias personas bien informadas a quienes puedo preguntar cuando algo no lo tengo suficientemente claro, lo que me preocupa en este momento es el altísimo nivel de desinformación de los usuarios, es decir, todos los españoles que utilizamos ese bien tecnológico tan importante que es la electricidad. Además están tremendamente influidos por las mentiras y medias verdades que transmiten diariamente los medios de comunicación, sin aclarar nada.
Desde luego, todos los consumidores sabemos ya que somos los “paganos” del sistema y se quejan todos, con mucha razón. Sobre todo porque pagamos la electricidad más cara de Europa. Sigo pensando que no está justificado ese precio y mucho menos que la culpa de todo la tengan los demás y no se sepa la verdad, ésa que sale de los números y no de la opinión interesada de unos y de otros. Lo que me interesa ahora es que los consumidores se aclaren un poco.
Primero, en un sentido amplio y general y, luego –si me fuera posible explicarlo bien–, en algunos detalles concretos. En primer lugar creo que es necesario que se sepa que la electricidad es una forma energética de la mayor calidad (con ella se puede hacer casi todo lo relacionado con la energía), que tiene el defecto de que no se puede almacenar en cantidades significativas, por lo que para que se pueda utilizar una determinada cantidad hay que producirla en el mismo instante en cualquier lugar (central termoeléctrica a muchos kilómetros, instalación fotovoltaica en el propio edificio, en una central hidroeléctrica grande o pequeña, etc). Por esa razón el sistema eléctrico español está muy sobredimensionado (de hecho, el doble de lo necesario) y desajustado, con lo cual unos cobran más de la cuenta y a otros se les aplican criterios de retroactividad quitándoles derechos económicos previamente establecidos.
Por supuesto no se puede transmitir la idea de que estar en una vivienda a temperaturas inferiores a 18 oC en el invierno y a temperaturas superiores a 25°C en el verano es estar en la indigencia energética. Lo que habría que dejar claro a los usuarios es el abuso habitual del uso de la electricidad y de los combustibles que practicamos muchos. Y, lo peor, sin mejora de nuestra calidad de vida.
Animo a las asociaciones de consumidores a que informen y, de camino, formen bien a sus asociados en temas energéticos para que sepan utilizar eficientemente las formas energéticas y sepan defender sus derechos.
