Macho Springs es un proyecto fotovoltaico que se empieza a construir en el Estado norteamericano de Nuevo México este mes de julio y estará terminado el año que viene. Tiene 50 MW y venderá su electricidad a 5,7 c$/kWh (4,3 c€/kWh) durante 25 años, una cifra sensiblemente inferior a los 5,1 c€/kWh que el Ministerio de Industria estimó en diciembre que costaría la electricidad en el Mercado Eléctrico este mismo año. El precio de Macho Springs no tiene en cuenta varios incentivos estatales y federales, pero aun considerándolos, es inferior al precio que necesita una nueva central de carbón para ser rentable, según los cálculos de Bloomberg New Energy Finance.
Macho Springs producirá la electricidad fotovoltaica más barata que se conoce, pero están saliendo a la luz pública otros proyectos con números similares. En Palo Alto, California, 80 MW fotovoltaicos repartidos en tres plantas –una de 40 MW y dos de 20 MW– acaban de firmar a 6,9 c$/kWh (5,3 c€/kWh) por 30 años.
El tamaño de las plantas fotovoltaicas determina el coste de generación, porque se pueden conseguir economías de escala muy importantes, y los proyectos citados son pequeños en comparación con las megaplantas que se planean en las zonas con buena irradiación del planeta. El mayor proyecto conocido está en China: 2.000 MW para 2019.
España, una vez más, es una referencia internacional para este nuevo desarrollo renovable: REE acumula solicitudes por más de 43.000 MW que quieren vender su energía en el Mercado, sin ningún tipo de ayuda. Y aunque es cierto que poco más de 2.000 MW han solicitado los avales que demuestran la firmeza de las iniciativas, la cosa va en serio: acaba de salir a información pública el primero de los proyectos, ubicado en Lorca, con 380 MW y un presupuesto de 250 millones de euros.
Cada vez está más claro que el coste de generación de la energía fotovoltaica ya no es una barrera. Hay otras, como su integración en los sistemas eléctricos o el diseño del Mercado, puesto que los modelos marginalistas no son válidos cuando el grueso de la generación oferta a precio cero. El absurdo que vemos en España –entre el 18 de marzo y el 14 de abril el precio de casación fue inferior a 1€/MWh durante 324 horas– también sucede en Alemania, donde los contratos de futuro para 2018 se han cerrado por debajo de 4 ce/kWh, un nivel insuficiente para que obtengan rentabilidad muchos operadores.
Así pues, la fotovoltaica ha llegado al punto deseado cuando se lanzaron las políticas de fomento en la pasada década: tiene un coste de generación competitivo y son otros elementos de contorno los que retrasan su despliegue masivo. El siguiente paso lógico sería actuar en esos elementos de contorno para disponer cuanto antes de una energía barata, limpia, autóctona, segura e inagotable… Pero la lógica suele tardar en imponerse si se le enfrentan intereses poderosos.
El mejor ejemplo lo tenemos en España, gran banco de pruebas del cambio de modelo energético. Aquí lo más importante es salvaguardar los intereses de las tecnologías convencionales, de modo que se frena en seco el desarrollo fotovoltaico y se aniquila un sector del que, sarcásticamente, se saca pecho en el extranjero, en plan machote. Hay que tenerlos cuadrados.