Queridos Pepa y Luis:
Con pena debo deciros que no puedo seguir cocinando este guiso con yerbabuena, esta columna que me brindasteis hace siete años. Os ruego disculpéis las osadías cometidas desde entonces –esas que algún disgusto me han costado– y os agradezco hondamente el regalo. A mis lectores, además, les pido perdón, por si en alguna ocasión les ofendiese; desde aquí he procurado no más que azuzar conciencias, porque creo que si uno opina, lo hace para eso.
Hace unos días un amigo me dijo que era noticia que un periódico contrate a un periodista de 43 años, y luego me felicitó. Muchos lo han hecho estos días, tan duros para la profesión.
Aunque los fogones se apaguen, os ruego que conservéis los pucheros y el resto del menaje. Sobre todo guardad el hogar que ha sido para mí todos estos años.