California es el Estado fotovoltaico de EE UU por excelencia. Con más de 137.000 instalaciones conectadas a red (1.400 MW), estableció un sistema de autoconsumo con balance neto allá por 1996. El programa era pionero y se optó por aplicar un prudente cupo del 0,5% de la potencia de la demanda pico de la compañía eléctrica responsable de la zona, por lo que pudiera pasar. Gracias a las altas tarifas eléctricas de California, el autoconsumo ha sido un éxito y ese límite se ha incrementando en dos ocasiones, la última el año pasado, quedándose fijado en el 5% de la referida potencia pico.
Hete aquí que ese 5% de cupo para el balance neto permite instalar 5.000 MW en los próximos años, una cantidad que mermará levemente los 25.000 millones de dólares de ingresos anuales que obtienen las eléctricas californianas, y claro, no están dispuestas.
Así que Pacific Gas & Electric (PG&E), Southern California Edison y San Diego Gas & Electric están usando la misma argumentación que nuestras eléctricas –o a la inversa– para convencer a los legisladores de que se debe erradicar el autoconsumo de la faz de la Tierra: el autoconsumidor es un insolidario que traslada al resto de consumidores los costes fijos del sistema eléctrico que él no paga al autoconsumir.
La lucha entre las eléctricas y los partidarios del balance neto, como en España, va in crescendo –el último tanto se lo han apuntado las eléctricas, al frenar la extensión del balance neto compartido– y recientemente se ha publicado un interesante informe de la consultora Crossborder Energy: Evaluating the Benefits and Costs of Net Metering in California.
El informe, que se ciñe exclusivamente al sistema eléctrico, concluye que el balance neto no acarrea coste alguno para los que no autoconsumen; al contrario, les reporta beneficio económico directo, sobre todo por la mayor eficiencia de la generación distribuida: una vez alcanzado el cupo del 5%, los hogares, en conjunto, se ahorrarán unos 2 millones de dólares anuales, y los comercios, por su parte, unos 90 millones.
En España, la Plataforma para el Impulso de la Generación Distribuida y el Autoconsumo Energético ha elaborado otro informe –con más variables que el anterior, pues incluye la fiscalidad o los ahorros en importaciones de gas– que indica que con 1.500 MW en balance neto, el Estado recibiría unos 650 millones de euros y se generarían unos 11.000 empleos.
Como la realidad es muy tozuda, las eléctricas californianas le están poniendo una vela a Dios y otra al Diablo en relación al balance neto: por un lado se oponen, pero por otro comienzan a explorar el mercado: PG&E ha invertido más de 160 millones en dos empresas que ofrecen servicios integrales de instalación y gestión de sistemas solares acogidos al balance neto.
En España estamos lejos de que esto ocurra, entre otras cosas porque aún no se ha regulado el balance neto, de modo que es imposible escuchar declaraciones como la de Brian Steel, Director de Estrategia Corporativa y Desarrollo de PG&E: “La generación distribuida encontrará financiación tanto si participamos en su desarrollo como si no lo hacemos”.