Las plantas energéticas autorizadas por la Junta de Extremadura ocuparán una superficie superior a las 400 hectáreas y a ellas irá asociada una línea eléctrica de 47 kilómetros. A juicio de SEO/BirdLife estas instalaciones “tendrán un efecto demoledor sobre una zona de gran importancia para especies migratorias como la grulla común, con varios de los mayores dormideros de España en este área, el ánsar común, así como hasta otras ocho especies de anátidas y unas diez especies de limícolas. Todo ello motiva que la zona sea hoy por hoy una de las más apreciadas por el turismo ornitológico, tanto nacional como internacional”.
En el comunicado hecho público por SEO/BirdLife se afirma que “dado que cada una de las instalaciones autorizadas ambientalmente incluye una central de combustión de gas natural para mantener la producción en días nublados, además de grandes depósitos de sales térmicas y torres de refrigeración de considerable altura, es inevitable que la construcción de estas instalaciones industriales en este lugar, no sólo afecte a las aves que actualmente se alimentan y descansan en él, sino que arruinará su calidad paisajística y su atractivo turístico”.
La administración extremeña, por su parte, ha puesto una serie de condiciones a los proyectos. Se trata de medidas correctoras para minimizar el impacto de las plantas termosolares, de acuerdo con la resolución de la Dirección General de Evaluación y Calidad Ambiental. Por ejemplo, en cuanto al trazado de la instalación eléctrica, Medio Ambiente define como el tramo ubicado en las inmediaciones del embalse como "especialmente sensible" por el tránsito de aves, por lo que obliga a tomar nuevas medidas si se detecta "afección significativa" en el futuro y prohíbe realizar trabajos entre el 1 de enero y el 15 de julio "para no interferir en el periodo sensible de especies protegidas".
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