“La planificación de nueva capacidad renovable en España debe incluir, incuestionablemente, potencia gestionable, como la termosolar, que proporcione respaldo a las tecnologías fluyentes, como la eólica o la fotovoltaica”, afirmó ayer Luis Crespo en la conferencia que ofreció en Genera.
“El precio del KWh no puede ser el único criterio que marque la planificación energética, ya que, las centrales termosolares son hoy en día competitivas frente a la doble inversión que supondría centrales fluyentes respaldadas con nuevos ciclos combinados cuando concluya la vida operativa de los actuales”, dijo Crespo. "Los costes de generación del kWh de las centrales termosolares con seis horas de almacenamiento son bastante más baratos que los de las centrales fotovoltaicas”, añdió.
Por ello, Protermosolar estima que, incluso con la posición adoptada por el Gobierno de neutralidad tecnológica, las subastas deberían tener dos áreas diferenciadas: renovables con y sin almacenamiento. Además, la termosolar tiene un gran margen de reducción de costes si se compara sus 5 GW instalados en todo el mundo, con los 500 GW de eólica o los 300 GW de fotovoltaica. “Muy pronto veremos costes del kWh termosolar por debajo de dos dígitos”, aseveró Luis Crespo.
“Un sistema libre de emisiones no puede conseguirse exclusivamente con renovables fluyentes” defendió el presidente de Protermosolar, quien consideró “prácticamente seguro que no se invertirá en ninguna nueva central nuclear, de carbón o de gas en España”, por lo que “hace falta seguir promoviendo la instalación de centrales termosolares y de biomasa”.
En definitiva, Protermosolar espera que las decisiones que se adopten para cumplir los objetivos de 2020 no estén basadas únicamente en el criterio del mínimo coste, sino en optimizar el valor de la nueva potencia para el sistema eléctrico en su conjunto y para el relanzamiento industrial del país.
En este sentido, Crespo subrayó que “los posibles apoyos a la termosolar se comienzan a pagar tres o cuatro años después de la aprobación de las centrales, mientras que los impactos macroeconómicos positivos empiezan de inmediato. La contribución al PIB y al empleo serán otras razones adicionales que muevan a los responsables energéticos de los países soleados a apoyar su implantación”.