El estudio llevado a cabo por AIDO demuestra que a medida que se ensucian los espejos solares, su rendimiento óptico disminuye y por lo tanto su capacidad de producir energías. Los espejos solares, encargados de reflejar la luz solar, y el colector cilindro parabólico, que concentra los rayos solares en el tubo absorbedor, son parte fundamental de los campos termosolares. Y su limpieza es fundamental. A mayor limpieza mayor será la radiación solar que se concentrará en el tubo absorbedor encargado de producir energía térmica.
AIDO se ha trasladado a la planta termosolar de Puertollano, en Ciudad Real para evaluar “in situ” el sistema de limpieza diseñado por Lainsa. El trabajo se ha centrado en el diseño de un método adecuado para “medir” el grado de limpieza de los espejos, en base a medidas de reflectancia.
“Los resultados obtenidos demuestran la necesidad de limpiar de forma continua los espejos, para evitar una pérdida de captación de radiación que reduzca las prestaciones de la planta. Algo tan simple como el polvo, puede afectar enormemente al plan de negocio de una central termo-solar, hasta el punto de producir una pérdida anual considerable tanto en energía como en términos económicos”, aseguran los autores de las pruebas.
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