Tenemos el conocimiento y tenemos la capacidad, ahora hace falta la financiación. El discurso de José Manuel Entrecanales, el presidente de Acciona, no ha podido ser más claro. Su compañía sabe construir centrales termosolares (apenas dieciocho meses ha tardado en inaugurar Alvarado I y está construyendo actualmente otras tres en España) y sabe explotarlas (la que opera en Nevada desde hace dos años –Nevada Solar One– está produciendo casi un 10% más de lo previsto). El reto ahora es la financiación, ha insinuado Entrecanales en su discurso. La compañía ha anunciado, en comunicado de prensa, que desarrollará proyectos termosolares "también para clientes terceros que quieran invertir en este tipo de instalaciones".
En todo caso, todas las autoridades presentes (políticas y empresariales) han estado de acuerdo en la mayor: la solar termoeléctrica crea empleo (en áreas muy necesitadas, además), refuerza la independencia energética (de los combustibles fósiles) y tiene un muy bajo impacto ambiental (para empezar, la energía solar no emite gases de efecto invernadero). El momento es dulce: "estamos en los albores de la industria termosolar" –ha dicho Entrecanales–, "a esta tecnología le está sucediendo ahora lo que le pasó a la eólica a principios de los noventa, o sea, que nos encontramos frente a una oportunidad inexcusable; somos líderes en el mundo en materia de termosolar y no son tantos los sectores españoles que pueden presumir de algo así como para dejar pasar esta oportunidad".
Suceda lo que suceda a corto y medio plazo (el nuevo plan de energías renovables del gobierno está a punto de ver la luz), los números de la central ayer inaugurada son demoledores: un millón de metros cúbicos de tierra removidos, una obra que ha durado 18 meses, una inversión que ha ascendido a 236 millones de euros, una potencia de 50 MW y una previsión muy concreta: Acciona estima que su primera central termosolar española producirá más de cien millones de kilovatios hora cada año, es decir, electricidad suficiente como para abastecer las necesidades de 28.000 hogares (unas noventa mil personas). La compañía, además, tiene prevista una segunda planta, Alvarado II, que añadiría otros 50 MW a esta pedanía del municipio de Badajoz (Alvarado II se encuentra en fase de tramitación).
Todos los números
La planta (tecnología de canales parabólicos) ocupa una superficie de 130 hectáreas y cuenta con 184.320 espejos (768 colectores solares que ocupan una longitud total de casi 74 kilómetros), estará plenamente operativa en quince días, ha empleado a una media de 350 personas y promete un puesto de trabajo a "otras 31 en operación y mantenimiento". Alvarado I producirá al año 102 millones de kilovatios hora y evitará anualmente la emisión de 98.000 toneladas de CO2, las que generaría una central térmica de carbón para producir esa misma cantidad de electricidad, según datos de Acciona.
En cuanto al futuro inmediato, la planta gemela Alvarado II tiene pendiente su viabilidad de si consigue hueco o no en el pre registro del ministerio, que pone techo (500 MW) a la solar termoeléctrica (según todas las fuentes consultadas hay actualmente entre 2.000 y 3.000 MW en tramitación). Los que entren tendrá asegurada la prima. Los demás podrían ver peligrar su viabilidad.
Del interés que ha suscitado la inauguración de esta primera planta termosolar de Acciona da fe el hecho de que acudiera a Badajoz la flor y nata del sector solar termoeléctrico nacional. Así, estuvieron presentes en Badajoz el catedrático de Termodinámica de la Universidad de Sevilla, Valeriano Ruiz, el secretario general de la Asociación Española para la Promoción de la Industria Termosolar (Protermoslar), Luis Crespo, y el presidente de la sección Solar Termoeléctrica de la Asociación de Productores de Energías Renovables, Carlos Muñoz, entre otros.
La tecnología de cilindros parabólicos se basa en hileras de espejos que concentran la irradiación solar sobre tubos colectores situados en su línea focal por los que circula un fluido que se calienta hasta 400 grados centígrados. Este fluido se lleva hasta un intercambiador que contiene agua para producir vapor, que moverá una turbina convencional conectada a un generador para producir electricidad.
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