Esta operación forma parte de la venta de activos no estratégicos enmarcada dentro de la política de desinversión anunciada por Abengoa. La compañía informa de que, además de su participación en Shams-1, también ha cerrado acuerdos para la venta de su antigua sede en Madrid. Además, ha recibido ofertas por el edificio de casi 8.400 m2 que alberga las antiguas oficinas centrales de la compañía en Sevilla, así como de otros activos inmobiliarios y terrenos propiedad de la Abengoa y localizados en otras geografías.
En conjunto, las ofertas recibidas por Abengoa por algunos de sus activos no estratégicos superan los 100 millones de euros, cantidad en la que ya está incluido el desembolso por Shams-1, así como el del inmueble de Madrid y otros activos no estratégicos de Abengoa. La compañía espera poder ir cerrando en los próximos días el resto de las operaciones. Estos activos estaban contemplados en el plan de desinversiones a corto plazo anunciado.
Abengoa afirma que dichas operaciones, unidas a otras ventas previstas por la compañía que se encuentran en avanzado estado de negociación y los compromisos necesarios en las negociaciones con sus grupos de interés (bancos, bonistas, otros acreedores financieros y proveedores), le permitirán avanzar en el plan de viabilidad.
Con el asesoramiento de Alvarez & Marsal, la compañía está elaborando un plan de negocio que presentó al Consejo de Administración hace unos días. Además de continuar con la política de desinversiones, el plan también persigue simplificar su estructura, reducir gastos y optimizar sus recursos.
José Domínguez Abascal, presidente de Abengoa, ha afirmado que “los ingresos provenientes de la venta de los activos se destinarán a cubrir gastos de la compañía para afrontar el proceso de negociación en el marco del 5 bis de la ley concursal”.
Plan de viabilidad
Representantes del grupo se reunieron hace dos días con el comité de bancos acreedores y le hicieron entrega del plan industrial que ha diseñado, pero según indica el diario Expansión, no se trató nada relacionado con lo que realmente preocupa a las entidades financieras: cómo reducir la deuda corporativa desde los 9.000 millones de euros hasta los 3.000, cifra considerada el máximo que las cuentas futuras de Abengoa pueden soportar.
El grupo tiene abierto otro frente que prevé cerrar esta semana, el de la línea de liquidez, que negocia con los bonistas, de unos 165 millones de euros que necesita para cubrir las necesidades de la compañía durante el periodo del preconcurso de acreedores, que expira el próximo 28 de marzo. Si no hay acuerdo, la compañía deberá presentar el concurso de acreedores, es decir, declararse en quiebra.
Los trabajadores han recibido una carta del presidente de la compañía en la que les anuncia que tendrán que aceptar “renuncias importantes” ante la reestructuración de Abengoa. Los empleados interpretan que esto supone que habrá ajustas de plantilla y reducción de salarios.