El estudio de Deloitte afirma que el sector termosolar crea riqueza por valor de 1.650 millones de euros frente a 185 millones en primas por producción de energía eléctrica. Un dato contundente acompañado de la afirmación del presidente de Protermosolar sobre el hecho de que a un sector “que lleva tres o cuatro años funcionando ya se le está pidiendo lo que no se ha pedido a otros sectores durante 200 años”. “Qué mínimo que nos dejen respirar”, ha exclamado Valeriano Ruiz antes de preguntarse “¿le vamos a poner pegas a este sector porque los que llevan acaparando el sistema eléctrico en este país durante 200 años se siente agredidos?” Y no ha olvidado recordar que algunas críticas feroces contra la energía termosolar, “muy arraigadas en su propio egoísmo”- ha señalado-, llegan desde alguna empresa que gana 2.850 millones de euros al año.
¿Futuro incierto?
A juicio de Protermosolar el informe de Deloitte “desmonta la interesada leyenda negra sobre esta energía renovable”. Un sector en el que las cosas están claras hasta el 2013, a partir de esa fecha la única referencia es el Plan de Energías Renovables. “No sabemos lo que va a pasar y nos preocupa”, ha sido la respuesta de Valeriano Ruiz a una pregunta de Energías Renovables sobre si teme que a la termosolar le suceda lo mismo que a la eólica, que puede sufrir un recorte del 40% en sus condiciones económicas actuales (según los datos de la patronal eólica), después de los acuerdos sectoriales a los que se llegó con el gobierno en julio de 2010.
Valeriano Ruiz ha asegurado que “un gobierno sería muy irresponsable si no la dejara desarrollarse”, refiriéndose al sector termosolar. “Estoy convencido de que aquí no va a haber ese bofetón” (en referencia a lo ocurrido con la eólica). Luis Crespo, secretario general de Protermosolar, ha recordado que en los últimos dos años se han sufrido tres intentos importantes de “bofetón” que el sector ha salvado porque tiene argumentos sólidos, porque las comunidades autónomas han dejado claro que la energía termosolar es un factor de desarrollo regional que no permitirán que se toque y por la fuerte inversión concentrada de Reino Unido, Alemania, Japón, Estados Unidos y Emiratos Árabes.
Una contribución al PIB equivalente a la de la eólica
La consultora Deloitte dice textualmente en su estudio que “puede constatarse que las políticas de apoyo a esta tecnología a través de las primas a la generación, que en 2010 supusieron 185 millones de euros, han sido una apuesta eficiente en términos económicos y tecnológicos para nuestro país”.
Esta afirmación se sustenta en los impactos positivos que, según dice la consultora, ha producido la energía termosolar y entre los que se pueden destacar esquemáticamente las siguientes cifras: 1.650 millones de euros de contribución al PIB, generación de 23.844 empleos; 270 millones de aportaciones por concepto de cotización a la Seguridad Social, 66 millones de euros en impuestos sobre beneficios de sociedades, 71 millones de IRPF, 5 millones ahorrados en derechos de emisión, 24 millones en sustitución de importaciones de combustibles fósiles, y posicionamiento de las empresas españolas en el mercado internacional”.
La contribución al Producto Interior Bruto en millones de euros corrientes tiene especial significación si se observan los porcentajes de crecimiento. De los 722,6 millones de 2008 se pasó a 1.181,6 en 2009 (62,5%). Y de ahí a los 1.650,4 de 2010 (38,3%). La diferencia de las tasas de crecimiento no reflejan una desaceleración, el crecimiento en términos absolutos es prácticamente idéntico en 2009 y 2010, unos 450 millones de euros respecto al año anterior. Estos datos también son relevantes si se comparan con la economía española en su conjunto, que en 2099 y 2010 acumuló una caída del PIB del 3,7% y el 0,1%, respectivamente.
El sector termoeléctrico también resiste la comparación con la tecnología eólica. Luis Crespo ha asegurado que frente a los 1.650 millones de euros de contribución al PIB de la termosolar durante 2010, la eólica en el mismo periodo “recibió 2.000 millones en primas y contribuyó al PIB con 1.800 millones”.
De acuerdo a estos datos, el informe de Deloitte estima que “el nacimiento de esta industria ha supuesto un importante empuje a la economía”, también en lo que ha creación de empleo se refiere. De los 11.724 empleos de 2008 se pasó a 23.844 en 2010. Un crecimiento de más del doble que se puede cuantificar. El coste de los subsidios de desempleo medios que el Estado habría tenido que pagar si esas 23.844 personas hubieran estado desocupadas ascendería a 176 millones euros. Y la gran mayoría de empleos se localizaron en Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha, zonas económicamente deprimidas.
Líder tecnológico a nivel mundial
Uno de los pilares básicos del sector termosolar español es el esfuerzo creciente realizado en I+D+i. En el año 2010 fue de 42,8 millones de euros, lo cual representa un 2,9% de la contribución total al PIB. Es decir, el doble de la media de contribución al I+D+i registrada para el conjunto de la economía española, e incluso superior a la media de países como Alemania y Estados Unidos.
Además, la industria española es capaz de fabricar el 75% de los componentes de las plantas termosolares. Uno de los principales activos es la red de centros tecnológicos, donde se desarrollan las innovaciones que posteriormente se aplican a la cadena de valor. Plataforma Solar de Almería, CENER, CTAER, Tekniker y universidades como las de Sevilla, Politécnica y Carlos III de Madrid, y la de Almería son algunos de los nombres protagonistas en este campo.
En la actualidad el parque termosolar español está formado por 22 centrales en operación, 27 en construcción avanzada y 12 preasignadas. La potencia operativa es de 902,4 MW con una producción estimada de 2.622,25 GWh/año y unas emisiones de CO2 evitadas a la atmósfera de 1.248.548 toneladas.
De cumplirse los objetivos de penetración previstos en el Plan de Energías Renovables 2011-2020, la producción en 2015 será de 8.287 GWh, se evitarán más de 5,3 millones de toneladas de CO2 en 2020 y se sustituiría la importación de 2,7 millones de toneladas equivalentes de petróleo en 2020, incidiendo todos estos parámetros en uno de los objetivos fundamentales de la energía solar termoeléctrica: el avance hacia un sistema eléctrico libre de emisiones de CO2.
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