Cada bolsa cuesta dos euros y tiene una capacidad de cuatro litros, muy superior, por tanto, a la de las botellas de PET (de un máximo de litro y medio), que son las utilizadas habitualmente hasta ahora en la desinfección de agua con energía solar. Están dotadas con asas que facilitan el llenado, transporte y almacenaje, especialmente en situaciones de emergencia y cuentan con un dispensador, lo que limita la posibilidad de contaminación del agua tratada.
"Este sistema de bajo coste podría ser una solución adecuada para conseguir que mucha población pueda acceder al agua de autoconsumo sin necesidad de grandes inversiones y de una manera más eficaz", apunta Serio Gutiérrez, uno de los autores de la investigación, titulada “Accelerating the process of solar disinfection (SODIS) by using polymer bags” y que ha sido publicada en la revista Journal of Chemical Technology and Biotechnology.
Las bolsas, de calidad alimentaria, están fabricadas con poliestireno y acetato de vinilo y consiguen desinfectar el agua hasta seis veces más deprisa que cuando se hace con botellas de PET. Otra mejora significativa es el estado en el que permanecen las bolsas tras el uso continuado, ya que otros tipos de recipientes testados muestran daños y roturas tras cinco meses de uso, mientras que estas bolsas permanecen intactas.
Su trabajo ha sido reconocido con el premio que otorga la Fundación 3M cada año a investigaciones que se centran en favorecer, apoyar y promocionar la innovación y la investigación para mejorar la vida de las personas.
A la vanguardia
En otro estudio realizado por los investigadores de la UCA en colaboración con la Universidad Nacional de Ingeniería de Lima en Perú y la Universidad de Tarapacá de Arica de Chile, demostraron una mayor capacidad de desinfección del agua en botellas con semiconductores incorporados basados en dióxido de titanio, disminuyendo los tiempos de exposición al sol y consiguiendo una mejor desinfección que cuando se emplea el método tradicional (Sodis).
En dicho estudio, utilizando un reactor de vidrio con dióxido de titanio consiguieron entre 1,5 y 4,6 veces mejorar los resultados en las bacterias Escherichia coli, Enterococcus spp. y Clostridium perfringens, eliminando al 100% la presencia en el agua de las dos primeras bacterias y en un 99,4% la última, lo que amplifica significativamente los resultados de otros contenedores.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, casi 700 millones de personas en el mundo aún no tienen acceso al agua apta para el consumo humano y cada día mueren 6.000 de ellas debido a esa carencia.