Teniendo en cuenta que prácticamente el 50% del uso final de la energía consumida a nivel mundial es para la utilización de agua caliente sanitaria y calefacción, y que el 70% de la población mundial vivirá en ciudades en el 2060, la energía solar térmica está llamada a desempeñar un papel clave en el futuro mercado global de la energía, afirman los investigadores del Imperial College London, que han realizado el trabajo en colaboración con el Grantham Institute (Instituto Británico para la Investigación en Medio Ambiente y Cambio Climático).
El portal Madri+d se hace eco de este estudio, en el que se explica que los nuevos sistemas híbridos combinan los sistemas solares térmicos con módulos fotovoltaicos (PV) para generar tanto electricidad como energía térmica utilizando un único área; y suponen una solución particularmente prometedora cuando el espacio disponible para la instalación de estos sistemas es limitado y/o cuando existen al mismo tiempo una demanda de electricidad y de energía térmica. Otro aspecto a su favor –tanto de los sistemas solares térmicos como de los híbridos– es que son fácilmente integrable en el medio urbano.
El trabajo, que está encabezado por Alba Ramos Cabal, investigadora postdoctoral en el grupo Clean Energy Processes (CEP) Laboratory, en el Imperial College de Londres, se ha centrado en países europeos con un amplio desarrollo del mercado solar térmico y sugiere que la mejor opción para continuar con la instalación de estos sistemas es la implantación de una serie de obligaciones por parte de los gobiernos. "Esto no presentaría un coste directo a los presupuestos públicos y promocionaría el crecimiento de la industria local a largo plazo", destacan los investigadores.
Otro reto para que identifican para continuar con el desarrollo e instalación de este tipo de sistemas está relacionado con la intermitencia del recurso solar y la necesidad de sistemas de almacenamiento o apoyo.
En cualquier caso, la conclusión de los investigadores es que los sistemas solares térmicos son una tecnología madura, y por tanto disponible para su instalación en masa. Sin embargo, en Europa sólo unos pocos países se acercan al objetivo de la UE de 1 m² de instalaciones solares-térmicas por persona.