El Plan de Energías Renovables 2005-2010 solo se cumplió al 50%. El PER 2011-2020 establece un objetivo de 12 millones de m2 para dentro de seis años. ¿Lleva el mismo camino este PER que el anterior?
Lamentablemente llevamos el mismo camino; la coyuntura económica y la falta de medidas para cambiar la tendencia actual, parece que nos lleven a un nuevo fracaso, ya que actualmente hay instalados unos 3 millones de metros cuadrados y la tendencia actual es continuar haciéndolo a un ritmo de 200.000 anuales, con lo cual en 2020 sólo tendríamos instalados unos 5 millones de metros cuadrados de captadores solares, quedándonos incluso por debajo de la mitad del objetivo previsto.
¿Por qué cree que se está instalando mucho menos de lo previsto?
Los resultados son víctima, y consecuencia natural, de la falta de planificación y medidas de reactivación del sector, una situación que, sin duda, está íntimamente vinculada, a través del Código Técnico de la Edificación, con la “espectacular” caída de actividad sufrida por el sector de la construcción de nuevas viviendas, tal y como se refleja en los gráficos de la evolución del mercado.
¿Qué haría falta para lograr un crecimiento sostenido de esta tecnología?
Poniendo el foco en el presente y futuro más inmediato, la situación del sector solar térmico exige actuaciones inmediatas, por parte de la administración competente, que logren cambiar la tendencia sostenida de caída en la actividad del sector. Concretamente nos referimos a actuaciones, en las dos únicas áreas de actividad que actualmente sustentan el sector, tendentes a:
• Consolidar su implantación en el CTE: información al usuario para que pueda reclamar sus derechos, control y certificación de instalaciones, desde el proyecto hasta su instalación y mantenimiento, apertura a las aplicaciones de climatización y apuesta real en la rehabilitación de edificios existentes.
• Incrementar la eficacia, como generadores de actividad, de las inversiones realizadas por la Administración a través de los Programas de Ayudas
• Y, sobre todo, abrir nuevos mercados donde la energía solar térmica pueda contribuir aportando energía y que están relacionados con los grandes consumos de calor. Es necesario cambiar la filosofía de las ayudas al M2 por incentivar la eficiencia de la instalación, al rentabilizarla gracias a su producción energética.
¿Siguen siendo necesarias las ayudas? Y, sí es así, ¿cómo deberían concretarse?
Para responder a esta pregunta deberíamos partir de la base de que todas las energías, tanto las renovables como las fósiles, están o han estado, de una forma u otra, subvencionadas, tal y como lo están la mayoría de sectores industriales como el de los automóviles, la agricultura... Las energías renovables tienen un hándicap, y es que hay que pagar por adelantado la energía que sus sistemas producirán en el futuro, por ello en muchas ocasiones sigue siendo necesario una ayuda inicial a la inversión. Asimismo tienen una ventaja, y es que son el futuro y tarde o temprano serán la única fuente energética posible, lo cual nos da impulso para seguir trabajando fieles a nuestros ideales. De lo que no cabe ninguna duda es de su rentabilidad actual, más aún cuando las comparaciones con las energías no renovables se hagan internalizando todos los costes.
Actualmente las ayudas a las instalaciones de energía solar térmica están limitándose a la actividad de unas pocas comunidades autónomas que aún siguen destinando fondos, destacando por sus cifras Andalucía, en la cual se ha instalado aproximadamente el 90% de las instalaciones solares térmicas subvencionadas en España de este pasado 2013, significando dicho apoyo una cuarta parte del parque nuevo instalado en nuestro país durante el pasado ejercicio. Precisamente acabamos de firmar un Protocolo de Colaboración con la Agencia Andaluza de la Energía, que permitirá un diálogo permanente de cara a la consecución del objetivo de difundir el interés del uso de la energía solar térmica, promover grandes instalaciones solares térmicas en el sector terciario, la capacitación de técnicos, contribuir a facilitar el acceso a la financiación para la promoción de las inversiones necesarias y desarrollar actuaciones que permitan una mejora del posicionamiento de las empresas en el mercado internacional.
¿Deberían estar abiertos estos incentivos a las empresas de servicios energéticos?
Por supuesto, esa es la clave para promocionar grandes instalaciones. Las ayudas a la inversión inicial no son suficientes si no se incentiva la eficiencia de la instalación, por ello insistimos en nuestro argumento de cambiar la filosofía de las ayudas iniciales por incentivar la producción energética de la instalación. Dicho cambio de filosofía se hizo realidad a finales de 2011 con la publicación del PER 2012-2020, en el que se incluía un mecanismo de incentivos al calor renovable, ICAREN. Pero el cambio de Gobierno y la coyuntura económica han provocado que se desestime el ICAREN, sistema que se basa en establecer un incentivo que percibiría la Empresa de Servicios Energéticos de forma que, según un modelo económico financiero, se hiciera viable su actividad y posibilite un cierto ahorro al usuario.
¿Son fiables las instalaciones térmicas que se hacen actualmente?
El análisis de la realidad percibida desde ASIT (sus socios integran más del 90% de la actividad profesional del sector), a través de sus propias encuestas y experiencias de sus asociados (no existen encuestas oficiales, ni controles, por parte de ninguna institución pública competente, a nivel de Estado o de CC.AA., en la aplicación del Código Técnico de la Edificación), nos lleva a las siguientes conclusiones:
• En un porcentaje muy elevado (probablemente superior al 80%) los potenciales usuarios/beneficiarios de estas instalaciones desconocen el porqué y para qué de las mismas y, más importante, si funcionan o no funcionan y, consecuentemente, si se benefician o no de ellas, lo que les imposibilitaría, en caso de mal funcionamiento, para ejercer cualquier reclamación de sus derechos de uso y disfrute que adquirieron cuando compraron la vivienda (como lo harían en el caso de que no les funcionara el servicio de antena de TV, de ascensores, etc.). La razón estriba en el hecho de que, si la instalación solar térmica no funciona, el servicio lo continúa dando el sistema auxiliar convencional (gas, electricidad, etc.); pero claro, y esto es lo que desconoce el usuario, a un coste muy superior en su factura energética.
• Como consecuencia de lo anterior, en un porcentaje también elevado, que estimamos del orden del 30%, las instalaciones solares térmicas no se les somete a control alguno ni al preceptivo mantenimiento preventivo, lo que incide en su progresivo deterioro, en un funcionamiento deficiente y, finalmente, en un fallo del servicio (como ocurriría con cualquier otros sistema activo del edificio no mantenido; por ej. el sistema de ascensores, de calefacción, de TV, etc.).
• Finalmente, también como consecuencia de todo lo anterior, a los usuarios afectados por esta concatenación de hechos lamentables no les cabe otra explicación que dudar de la madurez tecnológica de las instalaciones solares térmicas, lo que cierra el círculo de despropósitos (este es solo uno, si bien muy importante) que están lastrando, en España, la implantación masiva de una tecnología que, como la solar térmica, es hoy por hoy la más eficiente y barata en la producción de calor para este tipo de aplicaciones, como viene demostrando hace ya mas de 25 años en todo el mundo. Sirva como referencia el caso de Alemania donde, cada año, el número de instalaciones solares térmicas es 5 veces superior al que se lleva a cabo en España.
¿Cómo se podría resolver toda esta problemática?
Resolverla exige actuar, fundamentalmente por parte de la Administración Central. Las soluciones existen y, estamos seguros que la voluntad de hacerlo también pero, como los hechos han demostrado, las actuaciones han sido más voluntaristas que realistas. Desde nuestro punto de vista, las medidas prioritarias a acometer de inmediato son:
• Establecer mecanismos que aseguren que el usuario/beneficiario de la instalación solar térmica recibe, en tiempo y forma, la información necesaria para que pueda evaluar el servicio que ha adquirido (o piensa adquirir) con la compra de su vivienda, conozca sus derechos y pueda reclamarlos a quien corresponda en caso de no recibirlos.
• Establecer mecanismos de control tendentes a asegurar el cumplimiento de la ley vigente por parte de todos los involucrados en el proceso: promotor inmobiliario/ingeniería (Sección EH4 del Código Técnico de la Edificación); constructor/instalador/mantenedor/isuario: RITE (Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios).
En definitiva, y por esta razón exigimos actuar a las administraciones públicas competentes (central y autonómicas), el problema lo originan aquellos que incumplen la regulación vigente, si bien la raíz del problema está en la percepción de absoluta impunidad con que pueden actuar los que quieren incumplir porque se lo permite la ausencia total de seguimiento, de control y de procedimiento sancionador por parte de las instituciones competentes. Lamentablemente, a veces no basta con la sola ley, también es necesario hacerla cumplir.
El gas natural se ha convertido en competidor de la generación de electricidad con renovables. ¿Podría temer también el gas que la solar térmica le quite mercado en el terreno de la climatización?
La adopción total de las Directivas europeas relativas a la Eficiencia Energética de los Edificios va a promover una edificación de alta eficiencia, y deberemos superar el reto de conseguir edificios que apenas consuman energía en un horizonte de menos de siete años. El binomio solar-gas es una excelente solución en los edificios, y debemos seguir trabajando para que se incremente el aporte de la solar térmica en los consumos de climatización en los edificios, ya que no hay que olvidar que la energía solar no sólo es gratis, sino que la tenemos en abundancia y a diario en todas nuestras azoteas. ¿Nos podemos permitir seguir desaprovechándola?