Desde hace meses — vamos casi por los dos años de ofensiva anti-renovable— la lectura de la mayor parte de los medios de comunicación, y no digamos el suplicio de escuchar tertulias o debates en la radio o en la televisión, se había convertido en una verdadera tortura para los que compartimos una visión de la energía a medio y largo plazo cimentada en los principios de la sostenibilidad y, ¿por qué no decirlo?, en el sentido común. Hemos podido leer y escuchar todo tipo de disparates, distorsiones, falsedades, manipulaciones, tergiversaciones en titulares a cinco columnas de la prensa económica, en editoriales totalmente desenfocados, en tribunas de supuestos expertos, en boca de tertulianos que se atrevían a afirmar que “todas las renovables cobran 450 euros por tonelada”, (sí, por tonelada y se quedó tan “pancho) y tantos otros dislates que nos removían las vísceras, insultaban a nuestra inteligencia y casi, casi, lograban quebrar nuestro entusiasmo.
No nos habíamos repuesto de la indigestión navideña de turrón en forma de glosa de la subida de la luz, campaña en la que el nivel de desatino marcó los máximos históricos, cuando tuvimos que afrontar un desafortunado pacto energético colocado como guinda de un acuerdo económico y social en el que no pintaban para nada cuatro generalidades destinadas a que todo quede igual. Unos días después nos sorprendían con una enmienda a la Ley de Economía Sostenible (por favor, ¡quítenle el apellido, que no viene a cuento!) que en realidad nada cambiaba salvo la percepción de la opinión pública que ahora da por definitivo que el Gobierno ha claudicado en la prórroga de la vida de las centrales nucleares, lo que no hay que descartar lamentablemente pero no a la luz de la citada enmienda.
Para evitar nuestra recuperación se publicaba una desafortunada información (especialmente desafortunada por la ideología del medio y la intención) que nos venía a contar que esto de la fotovoltaica no es “progre” porque unos cuantos ricos han metido sus euros en ello. ¡Los ricos y miles de familias que se han endeudado! La presencia de esos millonarios, aristócratas y famosos del balón o de la farándula no resta ni una sola de las ventajas a la tecnología fotovoltaica como pilar de un modelo energético sostenible, que es lo que es y será les guste o no a los ciegos de un lado o del otro.
Pues estábamos en esta línea de sufrimiento permanente, con algunas contadas excepciones que logran abrirse hueco en las páginas y las ondas de los medios generalistas y económicos, cuando el jueves 24 de febrero nos desayunamos con un titular que me permito opinar debe pasar a la Historia. En El Confidencial (medio en el que los participantes de los foros digamos que, en general, “no son partidarios” de esto de las renovables) nos encontramos durante unas horas en segunda o tercera fila de la portada el siguiente titular: “La subida de 10 dólares en el crudo equivale a las primas a las renovables en 2009”.
Lo curioso es que el origen de esta contundente frase, que no requiere más discusión que la de sacar las conclusiones oportunas, eran unas declaraciones del hombre que día tras día sigue enviando al BOE normas que facilitan esa vulnerabilidad de la economía española con los recortes a los kilovatios renovables, desprecio a las tecnologías y demonización de sus protagonistas: el ministro de Industria.
Sí, lo sé, para ti, lector de esta revista, de esta web de Energías Renovables, el titular es obvio. Lo tenemos asumido que es así. Es una más de las verdades, de las muchas verdades incontestables que determinan nuestra apuesta por el cambio de modelo energético. Pero al leerlo hoy, después la ración de barbaridades que uno por obligación profesional y por vocación intelectual se ve obligado a digerir cada día, no he podido resistir la tentación de trasladar a esta columna mi entusiasmo –aunque sea momentáneo- por un titular que lo dice todo.
Seguramente hasta que lleguen estas líneas a tus manos en el ejemplar en papel o a la pantalla de tu ordenador, los despropósitos, las falsedades, las tergiversaciones, se habrán vuelto a imponer en las páginas salmón, en las ondas y en buena parte de la red para desgracia de mi hígado. Sí, “cada 10 euros de incremento del crudo equivale al importe de las primas”, incentivos que sí ya se justifican sin el aumento del precio del barril de petróleo con esta tendencia actual — amenaza que nunca ha dejado de estar ahí— ahora hace cobran más valor. Y como dice otro titular elocuente de Javier García Breva en este medio que me permito modificar ligeramente: “El petróleo, estúpidos, no las renovables”.