Lo ha dicho muy claro la Fundación Renovables en su último documento “Reforma Energética: un proyecto de involución”: a los consumidores se les penaliza por triplicado. En primer lugar vía peajes, como contribuyentes vía presupuestos del Estado y, en tercer lugar, al impedir su acceso al autoconsumo. En el caso de los peajes, el incremento de un 63% del término de potencia y una reducción del 11% en el término de energía se va a traducir en una importante subida de la factura de la luz para la mayor parte de los hogares.
Este aumento del término de potencia es en primer lugar una puñalada al ahorro y a la eficiencia en el consumo eléctrico, una concesión más a los intereses de las grandes compañías, un balón de oxígeno para un sistema que necesita permanentemente más y más consumo y, por supuesto, poca agua y poco viento, ya que los recursos naturales abaratan el precio de la electricidad en el mercado, lo cual resulta ahora que es nefasto.
Seguramente lo que no podía calcular el Gobierno ni aquellos a los que sirve es que la ciudadanía iba a empezar a decir basta. Si en el anterior Renovando ponía el acento en la ausencia de una respuesta del sector y de algunas otras entidades o estamentos de nuestra sociedad a la campaña de desprestigio de las renovables de los últimos años, sí que cabe destacar una reacción de la ciudadanía, todavía minoritaria pero cada vez más vigorosa, a través de las organizaciones ecologistas o de consumidores, de movimientos sociales que, como la Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, han recogido el llamamiento a la movilización ciudadana que en mayo de 2010 hacía la Fundación Renovables al constituirse.
Hay una pequeña rebelión en marcha que puede desembocar en una revolución. Será, en efecto, una auténtica revolución el hecho de que los ciudadanos abandonen su papel de consumidores cautivos y pasen a ejercer un papel de agentes activos en el ámbito de la energía. Un nuevo rol que puede consistir –como está sucediendo de hecho— en reclamar una rebaja de la potencia contratada que en buena parte de los hogares está sobredimensionada. Si nos suben un 64% el término potencia y nuestro consumo está en la media o por debajo de la media de un hogar vamos a pagar mucho más en nuestra factura y la única forma va a ser reducir ese término.
No será posible en todos los hogares y en algunos casos supondrá un pequeño sacrificio al renunciar a disfrutar al mismo tiempo de algunos de los electrodomésticos que nos hacen la vida más confortable. Pero en la mayor parte de los casos hay margen: según un experto del sector, la potencia contratada global es un 500% superior a la demanda media. Lo importante es que, antes de que se anunciara una campaña en este sentido por parte de un buen número de entidades, los ciudadanos ya habían colapsado a las compañías reclamando esa bajada.
Con el decreto de autoconsumo que el Gobierno pretende sacar adelante sin escuchar el clamor de la sociedad, las pegas de los reguladores (CNE y CNC que ahora silencia con la creación de una descafeinada Comisión de los Mercados y de la Competencia) e incluso las reticencias de Bruselas, se paraliza la verdadera rebelión pendiente de la ciudadanía en este ámbito: generar su propia energía. Unas condiciones draconianas hasta el esperpento con un peaje más alto que para el resto de la generación y unas desproporcionadas sanciones de hasta 60 millones de euros para asustar a los particulares que osen entrar en la generación de kilovatios —coto que con el conjunto de la reforma energética volverá a ser el de unos pocos— son en realidad las medidas preventivas para abortar esa auténtica revolución que tan asustadas tenía a las grandes corporaciones del sector.
Esta pequeña rebelión de la bajada de potencia puede y debe ser el punto de arranque en el proceso de democratización de la energía que no es otra cosa que situar al ciudadano en el centro del sistema y no como una terminal sobre la que recaen todos los costes, todos los errores del Gobierno y a la que le toca pagar todos los privilegios de unos pocos. Por cierto: ¿a qué comercializadora compras tus kilovatios? Rebélate.