El presidente de ENAGAS, Antonio Llarden, reclama insistentemente que “la prioridad de acceso a la red de las renovables se vincule al reconocimiento del papel de “bombero” de otras tecnologías en el sistema, especialmente el gas, para hacer frente a las intermitencias de aquellas”. Vamos a suponer que estamos de acuerdo, que es una propuesta razonable que podríamos discutir pero ¿sabe usted lo que está reconociendo? Sí, efectivamente, que tenemos que darle la vuelta al sistema eléctrico español para que las renovables sean el régimen ordinario mientras que las tecnologías convencionales se limiten a un papel complementario -lo de “bombero” que dice usted- para situaciones excepcionales como lo son, afortunadamente, los incendios.
Para que eso sea así, lo primero que tenemos que hacer es tirar a la basura todo el paquete normativo hecho a la medida de las tecnologías convencionales con una buena dosis de “inspiración” –por no decir dictado- del sector convencional. Olvidarnos, por ejemplo, de este mercado eléctrico que es todo menos mercado. Derogar toda esa normativa que consagra los “winfall profits”, que permite unas “triquiñuelas” a favor de las eléctricas que le cuestan cientos de millones de euros a los consumidores cada año y, en definitiva, poner orden en un sistema en el que las eléctricas españolas obtienen un margen (6,78%) que dobla el de las grandes compañías europeas (2,62%). Sí, hay que desmontar un tinglado que, si bien ha permitido la entrada de las renovables en el sistema con calzador -con errores, nadie los discute- siempre lo ha hecho con el cuidado exquisito del regulador de no darle la vuelta a la tortilla.
¿Quiere el señor Llarden que sus ciclos combinados sean “bomberos”? Perfecto, pues vayan cerrando de entrada 20.000 MW de los 27.000 MW que han puesto en pie. Sí, porque como tecnología de respaldo incluso 7.000 MW son demasiados. ¿Sabe cuál es el problema? Que esos 27.000 MW se instalaron para funcionar 4.000 horas al año y lograr unos beneficios que en ningún caso sus propietarios estaban dispuestos a socializar. Se equivocaron, se equivocaron estrepitosamente todos sus estrategas, se equivocaron todas las compañías que, sin que nadie les obligara (creo que esto de generar KWh está liberalizado desde la Ley 54/97), pusieron en marcha todas esas centrales térmicas de gas sin tener en cuenta los planes de desarrollo de las renovables, creyendo que el incremento del consumo eléctrico un par de puntos por encima del crecimiento del PIB iba a ser eterno e ignorando la crisis, pues desde su estallido en 2008 se inauguraron todavía 6.000 MW. Se equivocaron, pero ya han logrado, de este y del anterior Gobierno, unas vergonzantes subvenciones en forma de “pagos por capacidad” para “premiar” su error en lo que constituye un atraco al consumidor en términos sociales y una herejía en su propia concepción liberal del mercado.
Exigir ahora que se vincule la prioridad de acceso de las renovables al sistema con el incremento de esos pagos por capacidad mientras reclaman el freno al desarrollo de las energías limpias es un engaño más a la opinión pública. Ustedes sólo se disfrazan de bomberos para seguir haciendo viables unas centrales para la que es necesario importar gas y que producen emisiones, los dos puntos cruciales de nuestro modelo energético, y quieren que lo paguen los consumidores y quieren hacerlo además poniendo en el debe de las renovables la financiación de su lamentable error.
Es muy posible que en la reforma energética que prepara el Gobierno se salgan con la suya pero no en el medio plazo. Incluso la Comisión Europea en su contribución al Consejo del pasado mes de mayo (“Política Energética y sus desafíos”) deja muy claro que “este planteamiento (pagos por capacidad) entraña el riesgo de ser económicamente ineficaz, y es probable que perpetúe tanto la fragmentación del mercado interior de la energía como la producción de combustibles fósiles”, lo que en realidad quieren ustedes: perpetuar su negocio. La Comisión propone otras medidas como: “la inversión en infraestructuras transfronterizas (cuanto más amplia la red, más fácil será el equilibrio entre las fuentes de energía renovables), las medidas de respuesta a la demanda y el almacenamiento”. Es decir, serán las propias renovables las que se tienen que respaldar.
No, no se disfracen de bomberos porque son los pirómanos del sistema.