Ya se sabe, “el papel lo aguanta todo” y todavía no se ha inventado el mecanismo para impedir la impresión de lo que es manipulación, lo que es clamorosamente falso o lo que es verdad a medias que sí, es la peor de las falsedades. También es conocido que con los números se pueden hacer ejercicios malabares para presentar en rojo lo que es negro y en negativo lo que es positivo y viceversa. Pero hay ejercicios de prestidigitación que van demasiado lejos y atentan contra la inteligencia de los lectores.
En su llorona campaña de victimismo, el presidente de la patronal eléctrica –sí, el de las “latas de sardinas”– ha vuelto a presentar a las empresas del oligopolio para el que trabaja como las principales víctimas (habrá que darle las gracias por no decir únicas) de la reforma energética. Los pobres corderos degollados por este Gobierno “solo” habrían obtenido el pasado año unos beneficios antes de impuestos de 3.681 millones de euros que después de cumplir con la Hacienda pública se habrían quedado “reducidos” a 2.187 millones según los datos que presentaba a finales de septiembre.
Uno afectado y muy preocupado por estos “lamentables resultados” consulta sobre la marcha en Google y se lleva una sorpresa porque, según recopilación de Europa Press del 3 de marzo, los datos que las mismas empresas de esta patronal presentaron hasta entonces sumaban 6.247 millones de euros … sin contar con los obtenidos por EON España. Y sí, no me vaya a confundir desde mi supina ignorancia en materia contable, también se trataba de resultados antes de impuestos. ¿Seguimos buscando?
Da igual, ahora interesa decir otra cosa que sin duda tendrá su “explicación técnica”. Pero no basta con que los españoles nos tengamos que apiadar de estas pobres compañías por obtener unos beneficios que, en cualquier caso, no parece que casen con la situación de crisis generalizada que ha vivido este país o de drástica reducción de la demanda eléctrica, no, eso no era suficiente. Para que tomemos más conciencia de los “sufridores” que son los accionistas de estas compañías había que hacer una comparación y al ilustre portavoz del oligopolio no se le podía ocurrir otra que con el sector renovable, al que ha señalado durante tanto tiempo como el culpable de todos los males del sistema.
Según Montes el impacto de las reformas “ha supuesto una reducción en la retribución del orden de 2.450 millones de euros para el Régimen Ordinario, que incluye la nuclear, la gran hidráulica y las centrales térmicas, 1.240 millones para la distribución y 3.100 millones en impuestos, de los que entre 1.500 y 1.600 millones corresponden a las compañías eléctricas. Frente a esto, Montes consideró que el impacto para el antiguo Régimen Especial (renovables, cogeneración y residuos) es de alrededor de 2.000 millones de euros”.
La consecuencia de una reducción total de la retribución de 4.190 millones (2.450 + 1.240 + 1.500) debería ser la ruina de las empresas ¿no? ¡Pues no! El presidente de la patronal afirma que la caída de resultados en 2013 fue del 14% y los resultados adelantados hasta ahora por las compañías hacen pensar en una reducción similar para este ejercicio, lo que permitirá mantener un año más unos beneficios de miles de millones para el conjunto de sus cinco empresas.
Sí, exactamente lo mismo que sucede en la acera de enfrente donde miles de inversores en fotovoltaica, decenas de empresas pequeñas, medianas y grandes de cualquiera de las tecnologías renovables, están arruinadas, entregando las llaves de las instalaciones a los bancos con los que tienen una deuda que pensaban pagar con la rentabilidad que garantizaba el Boletín Oficial del Estado, o en proceso de cierre o de exilio, las que pueden, porque se han quedado sin horizonte en este país que un día fue líder mundial en un sector de futuro.
El señor Montes podía haber comparado los resultados de sus empresas con los de sus colegas europeos y citar, por ejemplo el informe de FacSet en el que se afirma que las eléctricas españolas “casi doblan el margen de beneficio de las grandes compañías europeas”, un 6,23% para las sufridas nacionales y un 3,26% para los gigantes continentales.
¡Basta, no nos tomen más el pelo!