Sergio de Otto
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Como no es nada original el recurrir a la famosa frase de la campaña que llevó a Clinton a la Casa Blanca, “la economía, estúpidos, la economía”, por lo menos ahorro el insulto para que nadie se ofenda en esta traslación de la idea al ámbito de la energía. En aquella campaña para los demócratas era tan evidente que lo esencial era ocuparse de los temas económicos que se permitieron descalificar a sus adversarios con ese insulto por no darse cuenta de lo que estaba delante de sus ojos. Hoy la evidencia de la que quiero hablar es de la necesidad de reforma de nuestro modelo energético como elemento clave para afrontar el Cambio Global al que nos enfrentamos.
Y lo hago desde un convencimiento ya maduro pero renovado y espoleado con la lectura del primer “Informe Cambio Global España 2020”, elaborado por impulso de la Fundación Universidad Complutense y la Fundación CONAMA y presentado en la novena edición del Congreso Nacional del Medio Ambiente que acaba de desarrollarse en Madrid. En el centenar de páginas de este documento se sintetiza, ordena, recopila y explica todo lo que está dicho sobre la crisis global, calificada como “tormenta perfecta”, pero también se propone un plan de actuación con dos ejes centrales. Por una parte, se reclama “un gran Pacto de Estado y una ambiciosa Estrategia por el Cambio Global, con el Cambio Energético y Climático, el Agua y la Biodiversidad como aspectos centrales” y, por otra, se hace un llamamiento a movilización de la ciudadanía para que la sociedad civil arrastre a sus dirigentes en la construcción de un modelo de sociedad sostenible.
Pues bien, este Informe que tiene esa vocación de globalidad deja muy claro que el elemento clave para que “en 200.000 años de existencia, apenas unas décadas de sobreexplotación y destrucción hayan colocado al planeta y a nuestra especie en una situación de riesgo e incertidumbre frente al futuro” es la energía. Las referencias son continúas a lo largo de todo el documento pero llama la atención este párrafo: “de entre los impactos que están provocando el deterioro de la biosfera, la cuestión que ha suscitado una mayor atención en el panorama internacional es la del calentamiento global, ligado al denominado Cambio Climático de origen antropogénico. Este protagonismo probablemente se deba a la constatación de sus primeros efectos, imprevisibles si no se contrarresta con urgencia, y a que las causas que lo originan están íntimamente ligadas al modelo energético mundial, aspecto clave a su vez en el modelo de desarrollo económico vigente”.
¿Y cual es la prueba? “Estamos en condiciones de afirmar con garantía científica que las concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono y de metano en el año 2005 exceden con mucho el intervalo natural de valores de los últimos 650.000 años. Y que este aumento se debe principalmente a la utilización de combustibles de origen fósil, aunque también contribuyen significativamente los cambios de usos de la tierra y la agricultura”.
¡Ah! Y para los que pretenden plantear la energía nuclear como una “solución verde” el juicio de los expertos que han elaborado este informe, con el prestigio de las dos fundaciones a sus espaldas, es concluyente : “La apuesta a largo plazo por la energía nuclear tampoco parece ser la mejor de las soluciones. A los conocidos problemas que plantea en cuanto a su seguridad y a la gestión de sus residuos, se suman otras cuestiones no menos importantes, como son el alto coste de su implantación, la escasez de combustible y su incapacidad para sustituir al petróleo y sus derivados”. Respecto al alto coste cita, como se ha hecho ya en esta columna, el ejemplo de la central en construcción en Finlandia —la única referencia homologable de nuestro entorno— que desmitifica el mito de “energía barata” pues ya ha duplicados sus costes.
Aplicando la máxima ecologista de “piensa globalmente y actúa localmente” el informe propone un amplio paquete de medidas y una exigencia de partida: “nuestro país debe asumir la necesidad de combinar la acción económica con una apuesta por la innovación en las fuentes energéticas, el ahorro en el consumo de recursos y la decidida reducción de la carga ambiental y climática” y reconoce la situación privilegiada de España como potencia en energías renovables.
Al finalizar la lectura de Cambio Global España 2020 (lectura más que recomendable: www.conoma9.org) uno vuelve a la cruda realidad del día a día en la pelea por el desarrollo de las renovables para enfrentarse a “nanoargumentos”, ridículas barreras, minúsculos inconvenientes frente a la gravedad de ese problema global. La energía, estúpidos (ahora sí), la energía.