sergio de otto

El pacto que huele a uranio (ER 91)

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Sergio de Otto
sergio.renovando@gmail.com

¿Por qué será? ¿Por qué después de tantos años reclamando un pacto sobre la energía entre las principales fuerzas políticas ahora, en el momento en que se anuncia, se nos ponen los pelos de punta? La respuesta es sencilla: el punto de partida de este eventual acuerdo no nos merece ninguna confianza; ni el momento, ni la génesis, ni los postulados iniciales, ni la forma de anunciarlo, ni la primera medida adoptada, nada está en la línea adecuada, nada es lo idóneo.

Cuando el jueves 22 de junio Miguel Sebastián y Cristóbal Montoro anunciaban su acuerdo para no subir el recibo de la luz como primer punto de un amplio pacto sobre la energía, lograban sorprender a todo el mundo. Seguramente los más sorprendidos estaban en la sede socialista de la calle Ferraz, en la Fundación Ideas o en las filas de los grupos parlamentarios socialistas del Congreso y Senado. ¿Y en Moncloa? ¿También? Montoro ha informado que esa misma mañana obtenía la luz de verde del presidente del Partido Popular para hacerse la foto con Sebastián, pero desde Presidencia del Gobierno no se ha dicho esta boca es mía. Silencio elocuente.

El ministro de Industria ha protagonizado una jugada que no parece fruto de una apuesta estratégica madurada sino que ha improvisado una huida, que mucho me temo no es hacia adelante sino más bien hacia atrás, recurriendo a fórmulas del pasado. Estaba Sebastián la víspera, e incluso esa misma mañana, cerrando el acuerdo con las asociaciones del sector renovable para rascar unos millones de euros de la bolsa de primas y lo hacía con un ímpetu moderado desde sus primeros encuentros de hace semanas, menos arrogante, ya que desde Moncloa —hasta donde habían llegado toda clase de mensajes avisando de las nefastas consecuencias de la tropelía de la retroactividad— le habían llamado al orden. Como no tenía todos los apoyos en su bando para meter el hachazo a las renovables que le han reclamado las eléctricas buscaba alianzas en el bando contrario, el PP, donde por cierto han olvidado que son los padres de buena parte de la legislación que ha propiciado el desarrollo renovable aunque ahora solo hablen de nuclear por su complejo de antagonismo perpetuo.

La populista renuncia a subir el recibo de la luz augura un enfoque erróneo del pacto que van a buscar PP e Industria, y digo bien Industria porque el PSOE parece ajeno a esta iniciativa ante la que no disimula su malestar. Si Sebastián va a encarar la negociación imbuido en su discurso radicalmente anti-renovable de los últimos tiempos y el PP está donde está, lo único que podemos esperar de un eventual acuerdo es prolongar la vida de las centrales nucleares —incluida Garoña—, certificar la moratoria para las renovables y dar oxígeno a las centrales térmicas de gas.

El problema es que con estos protagonistas y estos puntos de partida podemos vaticinar que este pacto va a enfocarse en las tensiones presentes del sistema eléctrico, no va a contemplar el conjunto de los problemas energéticos de este país, no va a tener como ejes prioritarios la reducción de emisiones de CO2 ni reducir la suicida dependencia que nuestro país tienes de los combustibles fósiles, no va a apostar por las renovables, en definitiva, no va a mirar al futuro.

Todo lo contrario de lo que sucede con una iniciativa que ese mismo día, jueves 22, se presentaba en sociedad con un artículo en las páginas de Cinco Días para anunciar la creación de la Fundación Energías Renovables. Un grupo de ciudadanos, de profesionales relacionados de una u otra forma con la energía, de procedencias muy distintas pero con el denominador común de creer en la necesidad de acelerar el cambio de modelo energético, hemos dado un paso al frente para sensibilizar a la sociedad, para combatir las falsedades y tergiversaciones que dominan el debate energético; un debate en el que la Fundación “pretende ser un interlocutor con vocación de diálogo ……. un vehículo que traslade a la sociedad española esa nueva visión de la energía que, en el fondo, está más ligada a la ética que a la economía, al futuro que al presente, a la urgencia que a la complacencia.” Todo un reto.

Tags: Renovables , Nuclear , CO2
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