Sucedió en el Pleno del Congreso de los Diputados el pasado 29 de octubre. El Presidente del Gobierno informaba del Consejo Europeo celebrado días antes. En su segundo turno de intervención y replicando a las palabras de Pedro Sánchez, el portavoz socialista, Mariano Rajoy llevó a cabo el ataque más furibundo contra la energía fotovoltaica que yo haya tenido la oportunidad de escuchar. El Rajoy relajado que se fuma un puro esperando a que los problemas se solucionen solos, el Rajoy que procura despachar con cuatro capotazos la mayor parte de las faenas, el Rajoy desganado y perezoso dejó paso en esta ocasión a un pletórico y agresivo parlamentario.
Llevaba preparada el Presidente para ese segundo asalto una batería de argumentos para situar al desarrollo de la fotovoltaica como el mal de los todos los males, no solo del sistema eléctrico sino de la economía de este país. Inició su diatriba señalando que el problema del déficit de tarifa “probablemente fue una de las herencias más difíciles de superar y contra la que más hemos tenido que batallar a lo largo de estos cerca de tres años del Gobierno” y concluyó su “memorable” alegato con unas solemnes palabras: “Señoras y señores, esta es la historia de uno de los mayores errores que ha podido cometer un Gobierno en un tema tan capital y tan importante para España y es la historia de lo que tuvo que hacer un Gobierno para corregir esa situación. Por favor, frivolidades en este tema, ninguna.”
Frivolidades por su parte todas, señor Presidente. Frívolas, irresponsables, demagógicas, manipuladoras fueron sus palabras al desplegar todos los tópicos que se han acumulado en estos últimos ocho años contra las renovables en general y la fotovoltaica en particular. Que el Presidente del Gobierno culpe a las primas percibas por esta tecnología de todos los males de este país también es, sencillamente, corrupción, sí, esa que le acosa por todos los flancos en su casa, en este caso corrupción ideológica.
No puede ignorar el jefe del ejecutivo que cuando en 2005 las primas no llegaban a los mil millones de euros, el déficit de tarifa de ese ejercicio fue de más de cinco mil millones. No puede un Presidente de Gobierno afirmar que la rentabilidad de todas las instalaciones fotovoltaicas está entre el 20 y el 25 por ciento porque eso no se corresponde en absoluto con la verdad, porque entre las instalaciones que se acogieron a la retribución que otorgaba el RD 661/2007 había una abanico de costes de inversión muy amplio, porque no puede ignorar que buena parte de los titulares a los que ha afectado su manera de “arreglar las cosas” han comprado esas instalaciones a los inversores iniciales y que sus márgenes son mucho más ajustados. A lo mejor tendría usted que fijarse más en los 45.000 millones de euros que han ganado las grandes compañías eléctricas mientras se producía ese déficit.
Sí, hubo un error regulatorio del gobierno de Zapatero al abrir una ventana muy amplia para acogerse a una retribución que no se iba adaptando a la reducción de los costes de inversión. Sí, hubo especulación que permitió negocios que pueden calificarse de pelotazos. El problema es que su cirugía para solucionar ese error regulatorio ha acabado con todo. Porque no puede partir del principio de que todos los titulares de plantas fotovoltaicas son “terratenientes” o “financieros”. No, mire usted hay de todo, mucha gente honrada que solo confiaba en el BOE, también, sí, mucho “enterado” de distintas administraciones y empresas del sector convencional que con su “información privilegiada” (o, ¿habría que hablar de influencia?) pudieron hacer su agosto.
Su “brillante” intervención recurrió al truco de citar al adversario para reforzar sus argumentos, leyendo una selección de los viles ataques del ministro Sebastián en su labor de altavoz de las compañías eléctricas. También podían haberle recordado a usted cuando en la oposición le reprochaba a Zapatero el daño que suponía para la eólica el citado RD 661, un leve arañazo comparado con el golpe mortal que le ha asestado su política.
Pero lo más grave, lo peor, lo ruin, el engaño a la Cámara, al conjunto de la sociedad, fue citar solo el debe de las renovables. Hablar del incremento de un 760% de las primas y no hablar ni una sola palabra del haber, de los millones de kilovatios hora que estas han aportado acompañados de los importantes retornos socio económicos de los que en otras ocasiones, normalmente fuera de nuestras fronteras (como lo hacían Sebastián o Zapatero), usted presume. Señor Rajoy despierte de su letargo para combatir el paro, la corrupción, las desigualdades y deje sus destellos de orador para otras causas. A los suyos les ha engañado, al futuro de la energía no. Se lo aseguro.