La electrificación se perfila como la columna vertebral de la infraestructura energética del mañana, al ser el canal óptimo para la transmisión de energías renovables. Es, con diferencia, la forma más eficiente de energía y el mejor vector para la descarbonización. También jugarán un rol importante los sistemas eléctricos más modernos, como los motores eléctricos y las bombas de calor, ya que resultan mucho más eficientes que su “competencia” basada en energías fósiles.
En paralelo, la digitalización es el complemento perfecto, ya que potencia la eficiencia, la resiliencia y la accesibilidad en la distribución de energía renovable. La digitalización nos permite hacer visible lo invisible, permitiendo así una gestión energética inteligente y la eliminación del desperdicio energético.
La implementación de la Electricidad 4.0
En el centro de esta transformación se encuentra el concepto de Electricidad 4.0, que describe cómo la inteligencia artificial y los sensores conectados están multiplicando un impacto positivo en los procesos de todos los sectores e industrias. Si el concepto “Industria 4.0” hace referencia a la inteligencia artificial y a los sensores conectados que están multiplicando el impacto de la electrónica en los procesos industriales, la “Electricidad 4.0” describe cómo estas tecnologías –combinadas con la electricidad– pueden ayudar al mundo en la transición energética.
Redes locales “empoderadas”
Un ejemplo emblemático de Electricidad 4.0 sería la red inteligente, es decir, una infraestructura eléctrica completamente digitalizada que tiene la flexibilidad y el control para incorporar fuentes de energía intermitentes, como la solar y la eólica, equilibrando el suministro y la demanda de energía, y maximizando la resiliencia del sistema. Estas redes permiten que individuos y organizaciones se conviertan en “prosumidores”, produciendo y consumiendo energía de la red.
Las redes energéticas del mundo se encuentran en distintos estados de digitalización, y la mayoría siguen funcionando principalmente con combustibles fósiles. Mientras tanto, muchas organizaciones buscan ahora un suministro de energía amplio, estable y limpio. Están recurriendo a las microgrids, redes autosuficientes que suministran electricidad a los clientes a través de fuentes como la solar, la eólica o las baterías.
La mayoría de las microgrids pueden tomar energía de la red centralizada o suministrársela. Están alimentadas por un controlador inteligente que ajusta este flujo de energía en función de las previsiones meteorológicas u otros factores, para minimizar los costes o maximizar el uso de energía verde. Y lo que es igual de importante, las microgrids pueden desconectarse de la red centralizada y suministrar energía de forma independiente cuando la red general está bajo tensión.
La visibilidad que proporciona la digitalización
La digitalización permite entender en tiempo real exactamente cómo se está utilizando la energía en toda la organización, y cuantificar lo que antes no podíamos ver, como el enorme potencial de eficiencia. Ahora podemos digitalizar cada activo de una instalación para identificar dónde se está produciendo un desperdicio de energía o qué equipo produce más emisiones de carbono.
En este sentido, la plataforma EcoStruxure™ de Schneider Electric emplea sensores para monitorizar todo tipo de activos, permitiendo una gestión energética más eficiente y sostenible. Además, la información sobre el uso de energía que recopila se convierte en parte de una solución impulsada por IA, que ayuda a los responsables a decidir qué inversiones en energía y eficiencia producen los mayores retornos.
Dar el primer paso para modernizar una empresa puede parecer una tarea descomunal, especialmente cuando implica cambiar fuentes de energía, proveedores, o actualizar activos. Pero en España, gracias a las ayudas y debido a la volatilidad de los precios, estamos en un momento perfecto para invertir en soluciones como las microgrids. Además, hay modelos como el de Energy-as-a Service que permite implementarlas con un coste mínimo.
Un ejemplo de este modelo se encuentra en la fábrica de Puente La Reina (Navarra) de Schneider Electric, en el que se ha instalado una microgrid as-a-service junto con Acciona. Es una de las primeras en España y la primera en una fábrica española. Cuenta con 817 kWp en paneles solares instalados en toda la cubierta de la fábrica que cargan 135 kWh en baterías que alimentan la planta, todo ello controlados mediante el software EcoStruxure EMA de Schneider Electric. De esta manera, se consigue la máxima autonomía energética de la fábrica y se optimiza el consumo de red, con la consiguiente reducción de costes energéticos y de la huella de carbono.
La digitalización también está reduciendo las barreras de entrada a la energía renovable para pequeñas y medianas empresas, facilitando soluciones digitales como el software de sostenibilidad Zeigo, adquirido recientemente por Schneider Electric. Zeigo permite a las empresas europeas comprar energía renovable directamente de los desarrolladores y calcular su huella de carbono.
Al combinar electricidad y digitalización, Schneider Electric no solo está ayudando a las empresas a alcanzar sus objetivos de sostenibilidad y resiliencia, sino que también está apoyando la transición energética urgente hacia un futuro más sostenible.