Aquellos que tuvimos como “influencers” a Epi y Blas, a Coco y a otros singulares residentes de trapo de Barrio Sésamo, recordamos muy bien –tanto por su claridad, como por la reiteración– el análisis de algunos conceptos básicos tales como: “cerca frente a lejos”, “dentro frente a fuera” o “grande frente a pequeño”. El tamaño y la ubicación de los parques fotovoltaicos es uno de los temas sectoriales más candentes, con interpretaciones muy diversas dentro y fuera del sector, lejos y cerca de los lugares en los que se proyectan estos parques, unos grandes y otros, los menos, pequeños.
El gran desafío consiste en electrificar nuestros consumos, y que esa electricidad sea producida por fuentes renovables, eólica y fotovoltaica fundamentalmente, usando como respaldo la menor cantidad posible de gas, hasta que las baterías puedan hacer dicha función en los momentos del día en los que no contemos con suficiente sol, viento o agua. El porcentaje final de renovables en el consumo energético total que hacemos los españoles nos vendrá limitado por el grado de electrificación de nuestros requerimientos energéticos particulares, profesionales e industriales.
Pero acelerar la necesaria y urgente transición energética no debe ser sinónimo de precipitación, Más bien al contrario, exige diligente mesura, puesto que los aciertos y los errores tendrán honda repercusión en el futuro: en la economía del país, en el bienestar social y en nuestros territorios.
Toda actuación humana afecta directa o indirectamente, de forma grande o pequeña, en la flora, la fauna, el agua, el aire o el paisaje. En este sentido, cualquier infraestructura, urbanización, polígono industrial… deja su huella en el entorno. Unos impactos que se modulan en función de la dimensión de lo que se instala y de las características del entorno en el que se produce; el impacto será mayor si la infraestructura es mayor, pero hay entornos capaces de asimilar mejor estos impactos, por no tener valor agronómico ni paisajístico o por ser extensiones grandes y sin una biodiversidad destacada.
La necesidad de desarrollar un parque renovable capaz de desterrar la generación fósil y nuclear exige conciliar esta obligación de transición energética con el menor daño al territorio, procurando que los costes de esta transformación no sean desmesurados ni para productores ni para consumidores, que se genere empleo de calidad y que se retenga parte de la riqueza en las pymes de los territorios que acogen estas plantas. Este equilibrio ha de ser regulado por la Administración central, en colaboración con las autonómicas y con los propios municipios.
En el pasado hemos vivido experiencias de planificaciones sobredimensionadas con costes que tuvieron que ser asumidos por los propios ciudadanos. Son muchas las infraestructuras y actuaciones que se han revelado con el tiempo innecesarias en el sector eléctrico, dos son recientes: la moratoria nuclear, que hasta hace poco se cargaba en nuestra factura de la luz, o la proliferación de ciclos combinados de gas infrautilizados. Si se parte de una planificación de potencia a instalar por tecnologías, expuesta en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), ésta ha de ser cumplida, sin incurrir en una sobrecapacidad que, como hemos visto, tiene sus consecuencias indeseables.
Con respecto al tamaño, deben realizarse los parques que sean necesarios para que se verifique la senda marcada por el PNIEC; pero debe hacerse en las zonas más adecuadas para ello, y en el número necesario para alcanzar los objetivos. No es adecuado ni posible establecer normas cerradas para evaluar el impacto ambiental de las instalaciones en función de su tamaño. Adecuar el número necesario y la localización de grandes desarrollos, con los parques medianos y favoreciendo también la implantación de pequeños parques, que conecten en distribución, es el gran reto que debemos abordar para que esta transición sea efectiva, pero también eficiente; minimizando impactos medioambientales y paisajísticos, y socializando al menos una parte de los beneficios de la generación de energía.