El martes pasado día 16 de junio tuvimos el honor de asistir a una jornada organizada en el Parlamento Europeo, titulada: “What policy framework do we need at EU level to enable electricity self-consumption?” Estaba organizada por el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas & Demócratas, y contaba con una importante representación de las Islas Canarias.
Lo que me llamó mucho la atención era la rotundidad de la Comisión Europea en hacer constar que el autoconsumo constituye una tecnología disruptiva, para luego perderse en su presentación de cómo evitar que lo sea. Como en: la tele matará a la estrella de la radio, así que pónganse gafas de sol para ver la tele. Según la Real Academia Española lo disruptivo es lo que produce una ruptura brusca. Una tecnología es disruptiva o no, si lo es hay que plantearse soluciones para aquello que ha sido o será perjudicado por la ruptura brusca. Si esta solución pasa por el reflejo de simplemente intentar parar la ruptura poco viable será.
Pedro Gil, de la Plataforma para la Generación Distribuida y Autoconsumo resumió muy bien este dilema durante la comida posterior, con una frase de Pablo Neruda: “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”. En nuestro ejemplo la diferencia entre una u otra solución está en el resultado: transición gradual, un remezón o un terremoto. Si optamos por frenar un cambio cuya llegada no depende de nuestra capacidad de freno estaríamos contribuyendo a una contraposición a gran escala que no puede tener otro efecto que un terrible terremoto a largo plazo.
El actual borrador de autoconsumo va rumbo al terremoto. Promueve el autoconsumo con baterías y desconexión de la red. No creo que sea una solución muy adecuada para el sistema eléctrico español. Hay que buscar un camino racional con justas y moderadas señales de costes que permitiría la transición a un modelo energético con participación ciudadana. Hay ejemplos a seguir de países civilizados en el entorno de la OCDE. El gobierno no debe confundir la cuestión del qué con el cómo. La participación ciudadana no está en las manos del regulador, sólo lo está la forma de encaminarlo.
Las grandes eléctricas de nuestro país no deben confundir el concepto “quiebra del sistema eléctrico” con “quiebra de nuestras empresas”. Son dos cosas diferentes, yo por lo menos no deseo ninguna de los dos. Es otro argumento que escuchamos en las jornadas del martes pasado por parte de estas empresas. Decían que “cada vez que se abre el sistema se crea una burbuja”, y no estaban hablando de una burbuja de gas.
Burbuja sólo es lo que no está en su balance, y lo que les quita el aire, acostumbrados a que todo el aire fuera suyo. Hay buenos ejemplos de otras Utilities europeas que han encontrado soluciones con miras al futuro, por ejemplo en Alemania y Portugal, por mencionar sólo algunas. La ciudadanía desde luego no creo que deba creerse otra vez el lema de “too big to fail”, si la falta de previsiones por parte del regulador nos conduciría a una gran crisis sistémica de nuestro modelo de abastecimiento energético.
Hoy se ha lanzado una campaña por parte de una multitud de entidades de la sociedad civil española para animar a los ciudadanos a presentar alegaciones al borrador de autoconsumo presentado por nuestro gobierno. Espero que nuestro gobierno escuche a sus legitimadores. Por si acaso, y mientras tanto nosotros ya nos vamos preparando para la tantísima impugnación de normas corta césped de nuestro gobierno.