Era a finales de otoño del año 2003 cuando la pareja formada por Ursula y Michael Sladek recogían, en la sala de actos berlinesa del banco KfW el Premio Solar Europeo, en la categoría de Premio Especial por su extraordinario compromiso individual por haber hecho posible un suministro energético libre de energía nuclear a través de la empresa eléctrica municipal de Schönau.
¿Que habían hecho esta intrépida pareja que mereciera este importante premio europeo, que anualmente otorga Eurosolar, la asociación europea para las energías renovables? Ellos fueron el núcleo del grupo de acción cívica (Padres y madres por un futuro libre de nucleares) que nació en el municipio de Schönau (132 km2, 5.300 habitantes, situado en la Alta Baviera) en 1986 y que impulsó la campaña política que hizo posible la recompra de la red de distribución eléctrica a la empresa supraregional que era la propietaria y suministraba la energía eléctrica en el municipio.
Todo empezó tras el accidente en la central nuclear de Chernobyl, cuando en algunos lugares de Alemania la nube radioactiva dejó caer lluvia sobre Baviera. Un grupo de personas residentes en Schönau se reunieron para poner fin al suministro de electricidad de origen nuclear. Empezaron haciendo actividades para concienciar energéticamente a sus conciudadanos y organizando competiciones para ahorrar energía.
Incluso fueron a buscar la empresa que suministraba electricidad a este municipio de la Selva Negra (la Kraftübertragungswerke Rheinfelden - KWR) para convencerlos de introducir tarifas especiales para los usuarios que hicieran un uso frugal de la energía. Para su sorpresa, se encontraron con que la KWR les dio con la puerta en las narices. La empresa eléctrica no se dio cuenta de que actuando así empezaba el fin de los días dorados en que suministraba electricidad a Schönau.
Este hecho les llevó a iniciar una lucha política en torno a la energía. Ursula Sladek decía entonces: “al comienzo solo buscábamos algo de apoyo a nuestras ideas… no íbamos detrás de la red eléctrica”. Y la batalla duró 13 años. A lo largo de ese tiempo iniciaron la campaña de “plantas rebeldes de generación”, instalando sistemas solares, calderas de biomasa, etc a nivel local. Con dos referendums y una campaña de recogida de fondos en toda Alemania.
Finalmente, en 1997 consiguieron la compra de la red eléctrica abriendo así el camino a su autodeterminación energética. La prensa alemana dijo “Los rebeldes eléctricos de Schönau ganan la batalla de David contra Goliat”. Y la victoria de la ciudadanía de Schönau se celebró en toda Alemania.
Con la liberalización del mercado de la electricidad, en 1998 en Alemania, la nueva empresa ciudadana (Elektrizitätswerke Schönau - EWS) creada tras la recompra de la red eléctrica, aprovechó la oportunidad de suministrar a todos los residentes de Schönau con electricidad exclusivamente producida con fuentes renovables y con cogeneración. Finalmente Schönau era libre de energía electronuclear y electrocarbonífera. EWS comenzó la introducción de muchas facilidades para la instalación de sistemas de energía renovable y cogeneración. Estos programas se financian a través de los clientes que contribuye con el llamado “céntimo solar”.
Y con la apertura total del mercado eléctrico en 1999, EWS fue capaz de empezar a suministrar electricidad limpia y renovable a usuarios de todo el país.
Hoy EWS suministra electricidad 100% verde a unos 130.000 usuarios y gas a 8.300 usuarios. Da trabajo a 65 personas y es propiedad de 1.830 accionistas. Ha hecho posible la instalación de más de 1.950 sistemas de generación renovable, descentralizados. Y Ursula Sladek, una de sus directivas, manifiesta claramente, al referirse a sus clientes: “no son únicamente clientes, son compañeros de armas”.
La EWS ha sido galardonada con numerosos premios: 1999 Nuclear Free Future Award, 2003 European Solar Prize, 2011 Goldman Environmental Award, considerado el Premio ‘Nobel’ del Medio Ambiente.
Hoy el ejemplo de Schönau es seguido por otras ciudades, entre ellas Berlín, donde iniciativas ciudadanas batallan para reapropiarse de la red eléctrica local y ponerla al servicio de la ciudadanía, liberándola del yugo de los oligopolios eléctricos.