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Las energías renovables y el paisaje

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Algunas normativas vigentes en España (y en concreto en Cataluña) han introducido un nuevo concepto para las energías renovables: el llamado “impacto sobre el paisaje” de las instalaciones para el aprovechamiento de la energía solar y la energía eólica. En la práctica esto significa poner muchas más trabas al derecho de acceso a las fuentes de energía limpias y renovables como son el Sol y el viento con la excusa de que tienen un impacto sobre el paisaje.

Los humanos, desde que habitamos la Tierra, interferimos en el paisaje. Y lo hacemos con cualquier actuación que emprendamos: cuando se cultivan alimentos, cuando se cortan árboles para leña o para hacer cobijos, cuando se abre un camino, etc. todo tiene una afectación sobre el paisaje. Los paisajes no son más que el resultado de la actuación de los humanos. El problema no es tanto la alteración del paisaje que pueda ocasionar una actuación humana, sino la alteración que dicha actuación pueda hacer sobre las funciones ecológicas de los sistemas naturales que hospedan el paisaje. Demasiadas veces se miran los sistemas naturales y se ve únicamente el paisaje, en vez de ver las funciones ecológicas que hacen los sistemas naturales. Una actuación puede alterar el paisaje y a la vez mejorar las funciones de los sistemas naturales. Demasiadas veces se hacen actuaciones que se justifican para mejorar el paisaje cuando en realidad alteran y/o destruyen las funciones ecológicas de los sistemas naturales.

Los paisajes reflejan también la visión del mundo que los humanos tenemos en cada momento histórico. La visión industrialista del mundo mira los sistemas naturales y ve solamente un conjunto de cosas a explotar. Un bosque se ve como madera y leña a cortar, un río como agua a trasvasar o almacenar, un valle de montaña como un espacio para inundar con un embalse, una montaña como una fuente de materiales a extraer, etc. Esta visión del mundo se ha ido imponiendo sobre las culturas rurales que han sufrido las consecuencias del llamado desarrollo industrialista.

Así la concepción de que "el aprovechamiento de la energía solar directamente sobre el terreno podría suponer un impacto paisajístico", y que "el aprovechamiento de la fuerza del viento podría suponer un impacto paisajístico", son concepciones propias de determinada cultura industrial urbana, que se esfuerza por imponer, desde hace tiempo, su particular concepción del mundo sobre la concepción rural tradicional de aprovechamiento de los bienes comunes locales (dominio sobre la naturaleza versus cooperación con ella), haciendo ver el 'paisaje' como un valor de consumo por las personas que viven en ciudad, y no un valor de uso para las personas que viven del aprovechamiento sostenible de los sistemas naturales.

El supuesto impacto sobre el paisaje se convierte pues, en la práctica, en una entelequia subjetiva, pensada para personas que están al servicio de las fuerzas sociales que quieren mantener el presente sistema energético ineficiente, sucio, no renovable y dominado por un pequeño puñado de grandes corporaciones que monopolizan la energía, impidiendo su democratización y para impedir que las fuentes de energía libres, limpias y renovables puedan llegar a ser dominantes en el sistema energético de una sociedad, e incluso, puedan suministrarla en un 100%.

Hoy con la tecnología que hay disponible para la captación de la radiación del Sol y de la fuerza del viento no se puede pretender que las actuaciones que se puedan hacer para su aprovechamiento se hagan sin interferir en el paisaje. Hace algunos años, cuando los aerogeneradores eran de potencias inferiores a 50 kW y sus dimensiones eran 10 metros de altura (de torre) y 15 m de diámetro (del círculo que forman las palas al girar), para poder disponer de una potencia eólica de 20 MW había necesidad de instalar 400 aerogeneradores con su correspondiente ocupación superficial. Hoy, esto mismo se puede hacer con 10 aerogeneradores de 2 MW o 5 de 4 MW cada uno, lo que supondrá menos ocupación superficial pero más visibilidad en el paisaje (son más grandes: palas que forman grandes círculos al girar y torres de mayor altura) . Nos podríamos preguntar ¿qué opción es mejor? ¿Mejor para el paisaje? o ¿mejor los sistemas naturales? o ¿mejor para la sociedad?

Esta es la cuestión que no resuelve, ni de lejos, el Decreto que regula el aprovechamiento de la energía solar fotovoltaica y de la energía eólica en Cataluña.

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MSA
A mí, me provoca más impacto paisajístico que el presidente o el consejero de medio ambiente de turno se paseen en su coche oficial por su comunidad a inauguraciones y actos de partido. Con este tipo de normas totalmente subjetivas y totalmente arbitrarias, me empiezan a repugnar este tipo de dirigentes políticos.
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