La última “genialidad” que el gobierno español está a punto de materializar frente a las energías renovables, colma el vaso de la paciencia, la tolerancia y el buen hacer. Poner parte de las primas a las renovables a cargo de los presupuestos del Estado, es la más pura y llana prostitución de las políticas FIT (Feed-In Tariffs). ¿Cómo se ha podido llegar a tamaño desaguisado?
Todo ello no es más que la culminación de un largo proceso que comenzó con el gobierno popular presidido por J. Mª. Aznar , continuó con el gobierno socialista presidido por J. L. Rodríguez Zapatero y culmina con otro gobierno popular presidido por M. Rajoy.
El gobierno Aznar quiso demostrar a Europa la “grandeza” de España y para ello no se amilanó en absoluto: por una parte, copió el mismo objetivo de la UE para las energías renovables, introduciéndolo en la mismísima Ley 54/1997 del Sector Eléctrico (Disposición transitoria decimosexta: ‘. . . para el año 2010 las fuentes de energía renovable cubran como mínimo el 12 por 100 del total de la demanda energética de España’), el cual se ha incumplido de forma flagrante (incumplimiento de una Ley!). Por otra, se apresuró a ‘copiar’ (mal-copiar se podría decir) las reglas de juego que el Bundestag alemán había diseñado para desarrollar masivamente las tecnologías que permiten la captación de los flujos biosféricos con cualidades energéticas, su transformación en energía eléctrica y su apropiación por parte de la sociedad.
¿Por qué el Parlamento alemán creó el mecanismo bautizado como FIT (Feed-in Tariffs)? Lo creó simplemente para compensar el desequilibrio existente en el mercado de la energía eléctrica mediante el cual se crea una ficción, aceptada como si de un dogma de fe se tratara: “el kWh generado mediante renovables es mas caro que el kWh generado por combustibles fósiles y nucleares”. La ficción simplemente es el resultado de la incapacidad de los mercados, tal como hoy están regulados, de decir la verdad sobre todos los costes (fijan un precio ficticio, pues nunca incorporan la totalidad de los costes ecológicos y sociales).
Mientras los gobiernos no se ponían de acuerdo para diseñar (regular) mercados que fueran capaces de incorporar todos los costes ecológicos y sociales asociados a cada tecnología de generación, el Parlamento alemán tomó la iniciativa y diseñó un mecanismo para favorecer el surgimiento y expansión de un mercado de tecnologías para la generación de electricidad renovable. La política FIT (Feed-In Tariffs) permitió la creación de una creciente oferta y demanda social de estas tecnologías. Se basa sintéticamente en dos requisitos: que la energía renovable generada tenga prioridad de acceso a las redes y que la energía generada se remunere a un precio justo, que permita la recuperación de la inversión en un plazo razonable.
Para ello, reguló los precios mediante los cuales los generadores independientes serían remunerados por utilizar tecnologías de generación a partir de fuentes de energía renovable: los precios eran, superiores a los que fijaba el mercado, y distintos para cada tecnología de generación, dependiendo de su grado de madurez. Y los precios eran suficientemente atractivos para que se generara una creciente demanda de tecnologías por parte de la sociedad que animara a los fabricantes a invertir cada vez más en I+D para hacer posible que el coste de inversión fuera bajando al crecer la demanda. Así se iba creando una espiral creciente que ha permitido, con cortos plazos de tiempo, que los costes de inversión respectivos para cada tecnología fueran disminuyendo, a la vez que iban decreciendo los costes del kWh generado por cada una de ellas. ¿De donde salía el dinero para remunerar las renovables? No sale de los presupuestos del Estado (por tanto no se consideran como subvención), sino de un ligero (e imperceptible) incremento del precio de la electricidad que pagan los usuarios de esta energía.
La realidad ha demostrado que los gobiernos españoles han sido incapaces de gobernar la evolución del desarrollo de estos mercados tecnológicos, pues en ellos es de especial importancia saber gestionar la evolución temporal del importe de las primas que recibían cada una de las tecnologías a medida que iban disminuyendo sus costes al ir siguiendo sus respectivas curvas de aprendizaje.
Ninguno de los ministros (y sus equipos) de Industria de ninguno de los gobiernos que han lidiado con la política FIT (Feed-In Tariffs) en España ha sido capaz de hacer lo que en Alemania se ha conseguido. En Alemania ha requerido la colaboración del Parlamento, las empresas tecnológicas, los centros de investigación y la sociedad civil. También han sido (y hoy continúan siendo) necesarias amplias y profundas discusiones, con todos los actores en el campo de la energía, incluidas las asociaciones empresariales y ciudadanas.
Y en España, a mi entender, se cometió un garrafal error: permitir a las empresas herederas de los monopolios (las empresas eléctricas que hoy actúan como verdaderos oligopolios) que se beneficiaran de los nacientes mercados de las energías renovables, participando en ellos, en las mismas condiciones que los generadores independientes, para los cuales la legislación FIT (Feed-In Tariffs) fue diseñada.
La pregunta que hoy deberíamos ser capaces de responder en España, dada la situación a la que los gobiernos han llevado a las energías renovables, es la siguiente: la situación actual de las renovables ¿es fruto de la incompetencia gubernamental o es el resultado del abuso de poder de los antiguos monopolios energéticos que convierten, demasiadas veces, a los responsables políticos en sus lacayos y/o mercenarios?