Hace 40 años se inauguró el primer aerogenerador moderno conectado a la red en Catalunya (este vídeo ha quedado para la Historia), diseñado y construido por la naciente cooperativa Ecotècnia, que había sido fundada en 1981 por un grupo de ingenieros con el objetivo de desarrollar tecnología que permitiera generar electricidad mediante el aprovechamiento de la fuerza del viento.
Fue el 10 de marzo de 1984, en Valldevià (municipio de Vilopriu, comarca del Baix Empordà, Girona). El acto oficial de puesta en marcha del aerogenerador bautizado como 12/15 (12 metros de diámetro y 15 kW de potencia) fue una celebración popular con una gran fiesta a la que asistieron unas quinientas personas.
Así se reflejó en el artículo publicado en Windirections, la revista de la asociación europea y británica de la energía eólica, que había honrado el proyecto colocando el aerogenerador en su portada.
Reproduzco y publico, por primera vez, las palabras que entonces pronuncié ante las personas que asistieron a la celebración:
“Si Ecotècnia ha realizado este proyecto, y sus nueve socios le han dedicado unos esfuerzos muy considerables, ha sido para allanar el camino que haga posible un aumento de la autonomía energética y tecnológica de las personas y de las comunidades locales en Catalunya.
El que este aerogenerador, entre otros, esté en pie ayudará a ridiculizar Ascó y Vandellòs. Si son necesarios 200 mil millones de pesetas para construir una central nuclear de 900 MWe, este aerogenerador puede ser construido por tres millones y medio de pesetas, lo que significa el mismo coste por kW instalado. Al ritmo que actualmente se instalan aerogeneradores en California, solo se necesitarían tres años para instalar una potencia equivalente a la nuclear de Ascó.
Es precisamente esto tipo de tecnología la que ayudará a Catalunya a resolver sus problemas energéticos. Un aerogenerador como este produce cada año la energía equivalente a 100 barriles de petróleo (48.000 kWh/año). Cincuenta y cinco mil aerogeneradores de este tamaño ahorrarían casi 6 millones de barriles de petróleo cada año. Estas máquinas solamente ocuparían el 2% de la superficie de Catalunya (generalmente en zonas montañosas y poco pobladas actualmente) y podrían producir el 16% de la electricidad generada en Catalunya.
Un aerogenerador de estas características pesa un poco más y es menos complicado de fabricar que un automóvil, y los requerimientos en materiales y trabajo para la implementación de un programa de producción de aerogeneradores a gran escala sería solo una pequeña fracción de los requerimientos de la industria automovilística. Una industria del 1% del tamaño de la del automóvil tardaría pocos años en construir e instalar aerogeneradores que permitirían reducir considerablemente nuestras importaciones de petróleo.
Estas razones y la posibilidad de aprovechamiento descentralizado de los recursos energéticos locales deberían contribuir a abrir los ojos a todos aquellos que, como una cosa “natural” o un producto del “progreso”, delegan las funciones de producción de energía en manos de pocos grupos, muy centralizados y ajenos a los intereses de las comunidades locales.
Actualmente estas comunidades redescubren que, con las fuentes de energía renovables y dispersas, entre ellas la fuerza del viento, pueden ser ellas mismas las productoras de la energía que necesitan. Ya existen municipios que han tomado esta iniciativa: en la ciudad de Livingston, estado de Montana (EEUU), funciona desde el año 1982 la primera planta eólica municipal formada por aerogeneradores de 25 kW. No queda muy lejos el día en que las nucleares quedaran eclipsadas por los aerogeneradores”.
A día de hoy, con 1.345 parques eólicos en 830 municipios, y una potencia eólica de 30.000 MW, generando 61.069 GWh (año 2023), se ha hecho realidad el pronóstico que realicé entonces.
Queda, no obstante, un agujero negro en el desarrollo eólico materializado en las últimas décadas: la falta de participación popular en los proyectos eólicos realizados hasta hoy. Continúa habiendo un único proyecto eólico comunitario y ciudadano realizado en el país, proyecto que empezó a generar electricidad eólica la primavera de 2018 en Pujalt (Alta Anoia, Barcelona). ¿Cuándo veremos nacer cientos de flores como la que floreció hace ahora exactamente 6 años?
