En los últimos tiempos se está divulgando lo que yo abiertamente no dudo en denominar la ‘religión EROItista’, predicada por sus sumos sacerdotes y seguida por sus fieles devotos que auguran el fin de los tiempos debido a que “the global average EROIext levels of variable RES are currently below those of fossil fuel-fired electricity”.
Considero el EROItismo como una de las diversas variantes de la religión cientista que, por sus manifestaciones totalitarias, tan bien describió y criticó el historiador de la ciencia Pierre Thuillier, en el posfacio que escribió en su obra ‘La trastienda del sabio’ y que tituló ‘Contra el cientismo’.
¿Pero que es el EROI? Es un acrónimo en lengua inglesa del concepto Energy Return on Investment que en lengua castellana se suele traducir como Retorno de Energía de la Inversión o como la relación entre Energía entregada y Energía requerida para entregar esa Energía. A veces también se le denomina ERoEI – Energy Returned on Energy Invested (Energía Devuelta por Energía Invertida).
El principal dogma de fe de esta nueva religión EROItista es que la “viability of sustainable energy systems cannot be ensured, especially for modern societies pursuing continuous economic growth”.
No sé si se dan cuenta, los predicadores de la nueva religión EROItista y sus devotos, que el lenguaje que utilizan para criticar las tecnologías que nos permiten captar, transformar y usar la energía contenida en los flujos biosféricos y litosféricos, es el lenguaje propio de la sociedad fósil, que se ha impuesto sobre el conjunto de toda la sociedad a lo largo del siglo 20, como si de una dictadura se tratara.
No sé si son conscientes, los predicadores de la nueva religión EROItista y sus devotos, que su fe y su pasión por comparar con criterios únicamente cuantitativos las diferentes tecnologías que permiten a la humanidad disponer de energía, es como si comparasen peras con manzanas, o fruta con pescado, únicamente con el único criterio cuantitativo del peso o del precio, obviando otros criterios cuantitativos y no considerando ningún criterio cualitativo.
En las publicaciones de los catequistas de esta nueva religión EROItista, se pone énfasis en un solo aspecto de las tecnologías energéticas (un único aspecto cuantitativo), para descalificar las tecnologías que nos permiten disponer de energía captándola de la energía que nos envuelve, la energía contenida en los flujos biosféricos y litosféricos.
Así, abordan la cuestión de la energía desde un único punto de vista que ha impuesto la sociedad industrialista, adicta al extractivismo-productivismo-consumismo. Por ello obvian abordar la cuestión de la energía desde una visión holística sobre las diversas tecnologías de la energía, que debería ser la dominante en la sociedad del siglo 21.
La sociedad tecno-científica industrial de hoy tiene planteados unos problemas que provienen de la tecnología y del modo de producción actual, y a los que es difícil encontrar una solución a partir de los mismos principios en que se ha fundamentado hasta ahora: jerarquización, división y explotación del trabajo, expoliación de la naturaleza, entre otros.
Ya en el siglo pasado, E.F. Schumacher nos enseñó que “la elección de la tecnología es la opción más crítica que deben afrontar las sociedades actuales”. Por sí solas, ni la ciencia ni la tecnología, en palabras de Robin Clark, “podrán encontrar una salida a la crisis actual, pero cualquier salida real implicará una ciencia y una tecnología, incluso en el caso de que estas actividades no tengan mucho que ver en un futuro, tanto cualitativa como cuantitativamente, con lo que hoy consideramos ciencia y tecnología”.
Si alguna cosa aportan las tecnologías renovables es la posibilidad de reconciliación de la humanidad con la naturaleza, cooperando con ella, aceptando los límites del planeta. Pasar de la visión del mundo basada en el dominio humano sobre la naturaleza a una actitud de respeto y cooperación con ella, significa ser plenamente conscientes de que el factor limitante de las actividades humanas es la constante solar (la cantidad de energía recibida en forma de radiación solar por unidad de tiempo y por unidad de superficie, medida en la parte externa de la atmósfera terrestre, en un plano perpendicular a los rayos del Sol). En las medidas realizadas tiene un valor de 1.361 W/m2 o 1,96 calorías/cm2.min.
Siendo conscientes de esta limitación, las energías renovables nos brindan la oportunidad de recuperar la muy antigua historia de amor entre la Tierra y el Sol.