La Comisión Nacional de la Competencia (CNC) dice que el gobierno no solo no soluciona el problema de la insuficiente falta de competencia en el mercado nacional mayorista sino que, además, legisla contra la vía que más podría hacer por incrementar la competencia en el mercado interior y elevar el nivel de competitividad de nuestra economía puertas afuera: el autoconsumo. Dicho de otro modo: los "insuficientes y claramente mejorables" niveles de competencia que la CNC ha denunciado en el mercado mayorista de electricidad no son abordados por el Ministerio de Industria en su Anteproyecto de Ley (enésima ocasión perdida). ¿Y del autoconsumo? Pues el discurso CNC también está muy claro. Página 16 del informe IPN 103/13: el autoconsumo podría introducir una "tensión competitiva relevante, en el mercado mayorista y minorista, incentivando precios más eficientes en ambos mercados”. Más aún: el establecimiento de restricciones al autoconsumo –como el peaje de respaldo- perjudicará la competitividad de la economía española, "particularmente a determinados clientes de mayor tamaño que utilizan la energía eléctrica como input".
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Salen ganando las cinco grandes eléctricas, que hubiesen sido las principales perjudicadas por el autoconcumo (ya saben: tantos kilovatios genero en el tejado de mi casa, tantos que dejo de pagar a Iberdrola, Endesa, Gas Natural Fenosa, E.On o EDP, que se reparten prácticamente el 100% del mercado). Y salen perdiendo el 100% de los consumidores españoles (menos competencia, precios más altos) y las empresas, particularmente -dice la CNC- "determinados clientes de mayor tamaño que utilizan la energía eléctrica como input". Y es que el autoconsumo –explicita por ejemplo ese informe en la página 15- “no es sino una fuente de presión competitiva para el resto de suministros convencionales, contribuyendo a mejorar la competencia efectiva en este sector”. El autoconsumo es –insiste en la página 16- “una opción favorable a la competencia que sirve para disciplinar, al menos indirectamente, al sistema eléctrico”, virtud esta –la de disciplinar- que resulta más atractiva aún –apunta la CNC- “en un contexto [como el español] de insuficiente competencia en los mercados eléctricos mayorista y minorista”. Todo ello conduce a la Comisión a concluir que, “desde el punto de vista de competencia, la autoproducción descentralizada no debería ser innecesaria o desproporcionadamente desincentivada, más bien al contrario”. Y no debería serlo -explicita contundente la CNC- dado su "impacto claramente positivo desde la perspectiva de competencia".
Beneficios “particularmente interesantes” en el caso español
Además –explica la Comisión-, los beneficios que puede traer aparejados el desarrollo del autoconsumo, “en el caso español”, resultan “particularmente interesantes por varios motivos”. En primer lugar –dice la Comisión-, “nuestro país ha presentado tradicionalmente una alta dependencia energética respecto al exterior, resultando el autoconsumo una estrategia voluntaria, a nivel microeconómico, que facilitaría la reducción de esta desventaja económica con repercusión sobre la totalidad del sistema económico”. En segundo lugar –continúa el informe-, si el legislador penaliza el autoconsumo “estará perjudicando a la eficiencia del sistema e impidiendo que los clientes (...) reduzcan sus costes, con el consiguiente impacto en la competitividad de la economía española”. El autoconsumo –insiste la Comisión- “presenta determinadas ventajas que deben ponderarse antes de la introducción de posibles medidas que lo desincentiven” (como el peaje de respaldo). Entre esas ventajas, la CNC señala varias. A saber: “la producción descentralizada permite la utilización de fuentes locales de energía contribuyendo a aumentar la independencia energética, una mayor seguridad del suministro local, trayectos de transporte más cortos y menores pérdidas en la transmisión de energía”. A la luz de todo lo explicitado por la CNC, la pregunta es: ¿se está pegando Industria un tiro en el pie? ¿O se lo está pegando en el corazón a la economía española toda?