El último borrador del Plan de Energías Renovables 2011-2020 –que habrá de sustituir al PER ya finado 2005-2010– ha visto la luz en Genera, la Feria Internacional de Energía y Medio Ambiente que ha clausurado hoy en Madrid su 14ª edición. Y lo ha hecho de la mano del mismísimo director general del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), Alfonso Beltrán García-Echániz, y del asimismo director –de Energías Renovables del IDAE–, Jaume Margarit, que protagonizaron ayer una jornada en la que fueron desgranando todas las claves del PER que se avecina, un plan que sigue abierto a la discusión y que está previsto sea expuesto a información pública en breve: “seguimos con nuestro cronograma, y pondremos el PER en breve a disposición pública” para que las asociaciones sectoriales –con las que el IDAE prevé reunirse– y todos los sectores interesados hagan sus aportaciones y el ministerio acabe por alumbrar un PER "en el que todos se sientan cómodos", ha dicho Beltrán. Esta misma semana, por cierto, Industria (ministerio del que depende el IDAE) y las comunidades autónomas se han reunido en lo que Beltrán ha calificado como un hito más de ese calendario.
Lo que cuesta
Para empezar por las cifras clave, el plan, cuyos costes ascenderán a unos 20.000 millones de euros, pretende movilizar una inversión privada de 63.000 millones de euros ("para ello estamos intentando crear un marco adecuado", ha dicho Margarit). La apuesta pública y la movilización de capital privado podrían traducirse –asegura el IDAE– en la creación de alrededor de 84.000 puestos de trabajo y, ojo al dato, en un ahorro estimado para la economía española de 26.000 millones de euros.
Recapitulemos: según los responsables del IDAE, para la administración, la implementación del PER 2011-2020 va a tener un coste de unos 20.000 millones de euros, que se desglosarían del siguiente modo: 1.068 millones de euros se irían en concepto de subvenciones; 75 millones en costes de financiación; 52 millones, en otros gastos; 18.534 millones, en primas equivalentes del régimen especial; 284 millones de euros, en concepto de Incentivos al Calor Renovable (ICaRen, especie de prima al kilovatio térmico producido que muy probablemente revolucionará los sectores de la solar térmica, la geotérmica y la biomasa); y 99 millones de euros, por la menor recaudación del impuesto de hidrocarburos, del que están exentos los biocarburantes. En total, 20.112 millones de euros.
Lo que vale
A cambio, y siempre según los datos hechos públicos ayer por los responsables del IDAE, España no se vería obligada a importar gas natural por valor de 15.081 millones de euros; podría ahorrarse también importaciones de gasóleo valoradas en 6.428 millones; importaciones de gasolina por valor de 878 millones; y se ahorraría, por la correspondiente reducción de emisiones de CO2, otros 3.567 millones. En total, 25.954 millones de euros. Más números: según los datos desvelados ayer, y extraídos a la luz de los estudios que ha llevado a cabo el Instituto a lo largo de estos meses, en el año 2020 el coste de las primas sería de unos 5.000 millones de euros (en 2010 ha sido de 5.300 millones). O sea, que la administración se gastaría 20.000 millones de euros y el país se ahorraría 26.000, según el IDAE.
Los objetivos… genéricos
El PER 2011-2020 persigue unos “objetivos genéricos”. Y Margarit, el director de Energías Renovables del IDAE, los ha ido señalando “tecnología por tecnología”. Grosso modo, esos “objetivos genéricos” del PER serían los siguientes. Fotovoltaica: simplificación de los procedimientos administrativos y fomento del autoconsumo; Energía Solar Térmica: ayudas a la I+D+i+d (investigación, desarrollo, innovación y demostración) y establecimiento de una retribución para la energía producida (una especie de prima al kilovatio producido y no subvención al metro cuadrado instalado); Solar Termoeléctrica: I+D+i+d y definición del nuevo marco normativo; Biocarburantes: incorporación al mercado de mezclas etiquetadas y apertura de nuevos mercados / nuevos consumidores, como la aviación; Biomasa: establecimiento de una retribución para la energía producida (una especie de prima –ICaRen– al kilovatio producido); Biogás: que el biogás agroindustrial pase por delante del de vertedero, promoción de la inyección a la red de gas natural; Eólica: repotenciación, por una parte, y, por otra, fomento de la mini y la microeólica y de la eólica marina; Hidroeléctrica: rehabilitación y desarrollo de nuevos aprovechamientos en centrales ya construidas; Energías del Mar: apoyo público a los programas de I+D para el desarrollo de prototipos; Geotérmica: I+D para el desarrollo de proyectos de generación eléctrica y de district-heating, I+D en materia de perforación, geotermia estimulada, investigación y desarrollo también en bomba de calor para incremento de las eficiencias e ICaRen.
El potencial… en bruto
Tras haber llevado a cabo –señalan desde el IDAE– una exhaustiva revisión de la literatura existente sobre el particular, el Instituto considera que el “potencial en España de fuentes de energías renovables” es el siguiente (“otra cosa es a qué precio”, ha matizado Margarit)… vayamos al potencial que reconoce el IDAE, en todo caso: solar termoeléctrica, más de 1.000 GW; eólica terrestre más eólica marina, 340 GW; geotérmica, 2,5 GW en zonas reconocidas por el Instituto Geológico y Minero de España y otros 20 GW que podría haber en zonas aún no reconocidas; olas, 20 GW; hidroeléctrica, 13 GW; bombeo, 13 GW; biomasa eléctrica, 8 GW; residuos sólidos urbanos, 1,8 GW; biogás, 1,2 GW.
Los objetivos eléctricos… en megavatios
Pues bien, a la vista de ese potencial, los objetivos que considera realizables el PER en 2020, con las inversiones pública y privada susodichas, serían que el 20,8% sobre el consumo final bruto de energía sea renovable; que haya además un 11,3% de cuota renovable respecto al total de la energía final consumida por el sector del transporte; y que el 39% de la electricidad (39%, concretamente) provenga también de fuentes limpias. Según el PER, los incrementos de potencia en el periodo 2011-2020 deben ser, concretamente, los siguientes: la eólica terrestre debe añadir al parque actual a lo largo de estos diez años 14.256 MW; la eólica marina, 750 MW; la fotovoltaica, 3.483 MW; la solar termoeléctrica, 4.168 MW; la energía de las olas y mareas, 100 MW; la hidroeléctrica, 635 MW; el biogás, 1.125 MW; y la biomasa sólida, 817 MW.
Según los estudios del IDAE, el peso de la prima equivalente a las energías renovables sobre los costes totales del sistema pasará de ser el 22,2% (2010) al 8,95% (2020). Entre los datos manejados por el Instituto, uno llama especialmente la atención: el de “Estimación indicativa del año de entrada en competitividad de las distintas energías renovables con el mercado eléctrico” (Margarit ha señalado en Genera que “hemos querido orientar este PER para generar información y evaluar potenciales” y no solo para establecer objetivos). Pues bien, según los expertos del IDAE, el año de entrada en competitividad de la minihidráulica sería 2014, o sea, dentro de tres años; para la eólica terrestre también señala ese año, 2014; para la geotérmica convencional, 2017; para la biomasa, el mismo año, 2017; para la eólica marina, 2022.
La dimensión térmica
Pero es quizá la “dimensión térmica” la que más distingue a este PER de sus antecesores. Y es que, según este último borrador que han presentado Beltrán y Margarit, la administración estaría a punto de alumbrar, por primera vez, una especie de ayuda al kilovatio producido: algo así como una prima que estaría asociada a la energía térmica producida por una instalación y que nada tendría que ver, pues, con las subvenciones pretéritas al metro cuadrado. Esa ayuda beneficiaría indistintamente a todos los kilovatios térmicos producidos a partir de fuentes renovables, o sea, a todos los que genere la geotermia, la biomasa o el sol (solar térmica).
Eso sí, según Margarit, “la energía solar térmica es la energía que más estudios tiene en este PER”, que ha abordado tanto la producción de agua caliente sanitaria (ACS) como la climatización, tanto en consumos domésticos como en industriales. El director de Energías Renovables del IDAE aseguraba anteayer, también en Genera, que “hemos estudiado 32 sectores industriales [demandantes de calor] que suponen el 48% de la demanda de calor de la industria y el 95% de la demanda de baja y media temperatura”. Pues bien, a la luz de esos y otros estudios, los "mercados potenciales" (de solar térmica) de los que ha hablado el IDAE en Genera son más que considerables: 14,9 millones de metros cuadrados en climatización de edificios; 14,4 millones de metros cuadrados en los sectores industriales susodichos; y 3,4 millones de metros cuadrados que estarían pendientes de la revisión del Código Técnico de la Edificación. Por fin, las renovables que producen calor deben aportar, según este último borrador del PER, el 17,3% del total del consumo de energía térmica en 2020.