El estudio, elaborado por 27 investigadores de diferentes países (entre ellos, Alemania, Dinamarca y Estados Unidos), está liderado por Mark Z. Jacobson, de la Universidad de Stanford (EEUU), que en 2015 ya realizó investigaciones para la elaboración de un plan estatal que permitiera la transición de Estados Unidos al 100% de energía renovable. Ahora, Jacobson ha implicado en la investigación a científicos de todo el mundo para ampliarla a escala global, llegando a la conclusión de que 139 países podrían abastecerse exclusivamente con renovables en unas tres décadas.
El trabajo ha sido publicado en la revista Joule –que le dedica un total de 202 páginas– y muestra que ese futuro 100% renovable permitiría no superar los 1,5ºC de incremento de la temperatura, la creación de 52 millones de empleos, una reducción anual de entre cuatro y siete millones de muertes por contaminación atmosférica, la estabilización de los precios de la energía y un ahorro de más de 20 billones de dólares al año en costes asociados a la salud y el clima.
"Tanto los individuos como los gobiernos pueden liderar este cambio. Los políticos generalmente no quieren comprometerse a hacer algo a menos que haya alguna ciencia razonable que pueda demostrar que es posible y eso es lo que tratamos de hacer", señala Mark Jacobson.
Todos los sectores
El estudio examina los sectores de electricidad, transporte, calefacción y refrigeración, industria y agricultura, silvicultura y pesca de cada país. Esas 139 naciones aglutinan el 99% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en todo el mundo y fueron seleccionadas porque la Agencia Internacional de la Energía dispone de datos energéticos sobre todas ellas.
El estudio proporciona hojas de ruta para estos 139 países y describe un futuro en el que todos los sectores energéticos están electrificados o utilizan calor directamente con la tecnología existente, la demanda de energía es menor y la electricidad se genera al 100% con el viento, el agua y el sol. Estas hojas de ruta son una propuesta de las tecnologías a utilizar en cada país en función de sus recursos y del tiempo en que tardaría en llegar a ese escenario de cero emisiones de CO2, si bien lo científicos explican que el mix que proponen no es el único posible y que pueden darse otras combinaciones.
También indica que países como Estados Unidos, China y la UE tienen más facilidades para realizar la transición energética, mientras que otros cuentan con más dificultades, sobre todos los pequeños estados insulares, como Singapur.
Solar y eólica, a la cabeza en España
Según recoge la agencia Servimedia, en el caso de España, el mix propuesto por los investigadores para lograr el objetivo de un 100% de energía limpia es el siguiente,: 33,5% con eólica terrestre; 17,2% con paneles solares en las casas; 13,6% con eólica marina; 11,0% con energía solar concentrada; 8,4% con plantas solares; 8,3% con paneles solares en edificios comerciales y gubernamentales; 6,3% con plantas hidroeléctricas; 1,5% con energía procedente de las olas y 0,2% con energía mareomotriz.
Además, España llegaría a mediados de este siglo con una reducción del 44% en la demanda de energía, alrededor de 17.400 muertes anuales menos por contaminación atmosférica, 179.000 millones de dólares (150.000 millones de euros) en ahorro por motivos sanitarios y climáticos, y la creación de 155.000 empleos en construcción de infraestructuras y otros 164.000 para su funcionamiento cotidiano.
Los países o regiones líderes por tipo de energía limpia son Bielorrusia (64,5% eólica terrestre), Hong Kong (98,2% en eólica marina), Cuba (6,0% en undimotriz), Kosovo (35,9% en geotérmica), Tajikistán (88,1% en hidroeléctrica), Reino Unido (1,8% en mareomotriz), Nepal (28,6% en paneles solares en casas), Congo (38,1% en paneles solares en edificios comerciales y gubernamentales), Luxemburgo (92,8% en plantas solares) y Botsuana (12,0% en energía solar concentrada).
Beneficios colaterales
El estudio también destaca que descartar el uso del petróleo, el gas y el uranio supone eliminar la energía asociadas con la minería, el transporte y el refinado de esos materiales, con lo que la demanda internacional de energía caería un 13%, a lo que se añadiría otro 23% porque la electricidad es más eficiente que la quema de combustibles fósiles. Además, los cambios en la infraestructura supondrían que los países no necesitarían depender unos de otros para combustibles fósiles, lo que reducirían los conflictos internacionales sobre la energía.
Los investigadores recalcan que las fluctuaciones diarias y estacionales sobre la disponibilidad de viento, agua y energía solar pueden abordarse de varias maneras (almacenamiento, principalmente), que el coste de las energías limpias es una cuarta parte del sistema actual basado en combustibles fósiles y que la inversión tecnológica inicial se recuperaría con el tiempo al reducirse los costes relacionados con la salud y con los efectos climáticos.