TVE organizó el debate a cuatro bandas (PSOE, PP, Podemos y Ciudadanos), decoró la escena (y realizó el programa) como consideró conveniente y, por fin, predeterminó las reglas del juego, que acataron los cuatro en cuestión. Los contendientes hicieron más o menos lo que de ellos se esperaba, y hoy, (1) los dos grandes grupos mediáticos que controlan la comunicación en España venderán su lectura de lo sucedido (una y otra y otra vez, hasta que queden fijados en la memoria colectiva “sus” cortes y “sus” titulares); (2) las redes se reirán de unos y otros (los memes ya son incontables); (3) los pocos medios independientes que en España son llegarán a donde llegan los pocos medios independientes que en España son; y (4) cada partidario –oéoéoé- se quedará con su equipo. Sobre todo porque ninguno de los cuatro cometió ni aciertos ni errores reseñables.
Eso sí, por encima de todo el oropel, la fanfarria y las imágenes que ayer nos dejó Televisión Española, y así mismo por encima de todo el ruido mediático de hogaño, ayer destacaron las ausencias. No estuvieron en la escena ni las mujeres (no hubo ni una sola sobre el escenario, aunque son la mitad de este país en tiempo presente); no estuvo tampoco la memoria histórica ni, sobre todo, el frío Franco, protagonista indiscutible, hasta hace apenas unas semanas, de la escena mediática nacional (o nuestro pasado inmediato); y no estuvo tampoco el calentamiento global, que es lo que interesa a este medio, a una niña sueca que se llama Greta Thunberg y, en general, a los más jóvenes habitantes de este planeta, que miran con incertidumbre ese futuro previsible. En fin, que sí, que fue el debate de los ausentes, lo cual no parece buena noticia para la ciudadanía en general, por cierto.
Así pues, y aunque a todos los partidos se les llena la boca de pacto de estado cada vez que hablan de energía en campaña electoral –“la energía es un asunto de estado”, convienen todos-, lo cierto es que ayer la energía ocupó un lugar muy menor –apenas unos segundos- en el debate de las cuatro bandas y los cien minutos. Apenas unos segundos para la fuente principal de emisiones de gases de efecto invernadero, gases desencadenantes de cambio climático, ese problema –dicen todos- que constituye el mayor desafío –insisten todos- al que se enfrenta la humanidad, según se afanan en recalcar constantemente... todos. Apenas unos segundos, en fin, en boca de Pedro Sánchez, que le hizo un guiño a Thunberg (la mencionó) durante el bloque de política fiscal para aludir brevemente a continuación al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima que su Ejecutivo acaba de enviar a Bruselas.
Sí, el candidato del Partido Socialista a la presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, ha sido el único de los cuatro participantes en el debate electoral de TVE en abordar directamente el tema Energía en una de sus intervenciones. La referencia al ítem cambio climático-transición energética ha sido breve, pero ha sido. Los demás han hecho alusiones más o menos genéricas a la factura de la luz (especialmente Pablo Iglesias), pero ninguno ha entrado a fondo en el tema. Seguramente lo harán esta noche, en el debate de Atresmedia, a la luz de esa ausencia.
En fin, que Pedro Sánchez ha recordado, durante el bloque de política fiscal, que su Ministerio para la Transición Ecológica ha elaborado un Plan Nacional Integrado de Energía y Clima que va a movilizar 200.000 millones de euros, que generará empleo y que debe impulsar el cambio de modelo económico. Y poco más. O punto final. Esta noche, avisados por los medios, los candidatos -insisto- abordarán seguramente más a fondo este asunto. El caso es que, como Sánchez no ha querido entrar en ese jardín, Energías Renovables recuerda aquí lo que, sobre el particular, cuenta el PSOE en su programa.
A saber
El Partido Socialista presentó el pasado 27 de marzo un documento -«110 compromisos con la España que quieres»- que repasa como su propio nombre indica un centenar largo de "compromisos" socialistas y que está estructurado en torno a seis ejes: la España del conocimiento; la España competitiva y de las oportunidades; la España del bienestar; la feminista; la de la transición ecológica; la de los nuevos derechos y libertades; y Una España europea abierta al mundo. El programa tiene 48 páginas y plantea, efectivamente, 110 compromisos, apenas 7 de ellos bajo el epígrafe de la "España de la transición ecológica" y solo 2 (de esos 7 compromisos) centrados en la energía.
Compromiso 77. El PSOE apuesta por una transición energética sostenida sobre tres pilares: "el fomento de las energías renovables, del autoconsumo y de la creación de empleo en este sector" (sobre el particular no especifica más). El Partido Socialista mantiene el objetivo de que en 2030 el 74% de la electricidad sea renovable (objetivo ya fijado en el Plan de Energía y Clima que el Gobierno acaba de enviar a Bruselas) y se compromete a elaborar "un calendario de cierre de todas las centrales nucleares".
El programa no fija fecha, pero las últimas declaraciones de la ministra Ribera sitúan el cierre total en torno al año 2035, siete años más tarde de lo que la propia Teresa Ribera había dejado por escrito en el invierno de 2018, cuando firmó el documento «Propuesta de bases para una estrategia de transición energética», hoja de ruta del PSOE (del PSOE de la oposición) "hacia una economía descarbonizada 2030-2050" (en esa «Propuesta», Ribera, entonces en la oposición, apostaba por un cierre nuclear total en 2028).
El segundo (y último) de los compromisos más directamente asociados a lo energético (compromiso 78) se refiere a la elaboración de una Estrategia de Movilidad Sostenible (el texto que acompaña a la propuesta no va apenas más allá de lo genérico: la estrategia -apunta- debe dar respuesta a grandes retos como la lucha contra el cambio climático, la transformación digital del transporte, la eficiencia de las inversiones en las infraestructuras, etcétera).
Los otros cinco compromisos incluidos bajo el epígrafe de la "España de la transición ecológica" versan sobre Agua, Economía Circular, un Pacto de Estado por la Industria, el Plan Estratégico de Apoyo Integral al Sector de la Automoción 2019-2025 y una Estrategia de Turismo Sostenible 2030.
Bajo otro epígrafe –el de la “España de los derechos”-, el PSOE anuncia que "impulsaremos una Estrategia para combatir la pobreza energética, consolidando el derecho a la energía".
Eso es grosso modo lo que dicen los 110 compromisos (en lo que se refiere a la energía)
Y esto –lo que viene a continuación- es lo que ha dicho y ha hecho el PSOE a lo largo de los últimos 10 meses en lo que respecta a esa materia. Ha derogado el impuesto al Sol; ha aprobado un nuevo real decreto de autoconsumo; ha presentado en el último minuto de la prórroga, después de adelantar las elecciones, un borrador de Ley de Cambio Climático y Transición Energética a sabiendas de que no podría aprobarlo; ha presentado una Estrategia de Transición Justa; y, por fin, ha enviado a Bruselas un borrador de Plan Nacional Integrado (PNI) de Energía y Clima 2021-2030 que fija unos objetivos ambiciosos y que, aunque puede ser matizado por Bruselas o por el futurible Gobierno de España, establece ya una serie de pilares que será difícil remover (es, probablemente, el gran legado de Ribera).
El Plan deja muy clara la propuesta energética del PSOE, que prevé, para el año 2030, una potencia total instalada en el sector eléctrico de 157 gigavatios (hoy hay 104). De los 157, apunta 50 para la eólica (hoy hay 23); prevé 37 gigas de potencia solar fotovoltaica (hoy hay menos de 6); 27 de ciclos combinados de gas (los que hay ahora); 16 de potencia hidráulica (hoy son 19); 8 de bombeo (hoy hay 3,3); 7 de termosolar (hoy son 2,3); y tres gigas de potencia nuclear (hoy hay 7), así como cantidades menores de otras tecnologías.
Fuerte apuesta por el gas, pues, que no pierde ni un gramo de peso, prórroga nuclear (tres gigas seguirán operativos en 2030, lo que supone que algunas centrales superarán con creces los 40 años de vida) y apuesta tibia por la termosolar, que es la renovable que puede ocupar el lugar de la nuclear y/o el gas (servir de respaldo) en el sistema.
En lo que se refiere a la movilidad, el borrador de Ley de Cambio Climático que acaba de presentar el Gobierno Sánchez plantea una propuesta muy tibia, que casi se circunscribe a que los turismos y vehículos comerciales ligeros nuevos no destinados a usos comerciales sean cero emisiones no más tarde del año 2040. En fin, lejos pues de leyes similares más ambiciosas, como la balear, que prohíbe la circulación de vehículos diésel en… 2025 (excepto los que ya estuviesen matriculados allí entonces). El propio secretario de estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, reconocía hace bien poco que “ya hay 280 ciudades de la Unión Europea que han cerrado sus centros [urbanos] al diésel”.
El PNI de Energía y Clima es la hoja de ruta que ha de conducir a este escenario: 21% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) respecto a 1990; 42% de renovables sobre el consumo total de energía final, para toda la UE; 39,6% de mejora de la eficiencia energética; 74% renovable en la generación eléctrica. En 2050 el objetivo es alcanzar la neutralidad climática con la reducción de al menos un 90% de nuestras emisiones de GEI y en coherencia con la Estrategia Europea. Además de alcanzar un sistema eléctrico 100% renovable en 2050.
El Gobierno Sánchez estima que la inversión total que va a movilizar el PNI rondará los 236.000 millones de euros (M€) a lo largo de esa década (el 80% de la inversión correrá a cargo del sector privado,; el 20%, del sector público). Según el Plan, de aquí a 2030 España se ahorrará en combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) de forma acumulada más de 75.000 M€ “respecto del escenario tendencial”. El impacto sobre el empleo (respecto al escenario sin Plan) sería de 250.000-364.000 empleos netos (empleo anual constante).
Por fin, el Ejecutivo Sánchez apuesta por las subastas como solución para impulsar el despliegue de más potencia renovable: “o bien subastas específicas para renovables gestionables o bien que un elemento de ponderación de esa subasta sea la gestionabilidad”. Son palabras de Joan Groizard, director de energías renovables del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE). Groizard ha dirigido el equipo de técnicos del IDAE que ha participado en las dimensiones renovable y de eficiencia energética del Plan.