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En España, el consumo de renovables lleva tres años seguidos retrociendo. ¿Las causas? La baja producción hidroeléctrica, consecuencia de la sequía de 2017, y el hecho de no haberse incorporado apenas nueva potencia renovable en los últimos años. Como resultado, nuestra dependencia energética ha aumentado por encima del 76% y las emisiones de CO2 se han disparado. El dato positivo es que la tecnología renovable española gusta fuera y las exportaciones han alcanzo cifras históricas. También crece el empleo gracias a las subastas. Lo explica a fondo APPA Renovables en su nuevo estudio macroeconómico 2017.
Tres años retrocediendo

Los estudios macroeconómicos sobre la situación del sector renovable en España, que APPA viene realizando desde hace diez años, tienen siempre una excelente acogida. Prueba de ello es que de nuevo esta mañana el salón de actos del Club Español de la Energía (Enerclub), donde se ha presentado el informe, estaba hasta los topes (más de 160 profesionales según el cómputo de APPA). Los encargados de desgranar los datos han sido los máximos responsables de APPA: el presidente, José Miguel Villarig, y el secretario general, José María González Moya, que han estado acompañados por Arcadio Gutiérrez, director general de Enerclub.

Cifra récord en exportaciones

Empezando por lo positivo, a destacar la fuerza exportadora de la tecnología renovable española. Tanto es así que las exportaciones de bienes y servicios del sector alcanzaron una cifra récord al situarse en 4.564 millones, lo que arroja un saldo neto exportador de 3.117 millones de euros. Esta balanza comercial renovable contrasta fuertemente con el déficit comercial del conjunto de la economía (-22.694 millones) del cual el déficit energético supone el 85% (-19.269 millones).

Las renovables en sus distintos ámbitos –generación eléctrica, energía térmica y biocarburantes– evitaron, además, que en 2017 tuviéramos que gastarnos aún más dinero del que ya gastamos en importar combustibles fósiles. Según los datos de APPA, 6.951 millones de euros ahorrados, como resultado de no tener que importar 20 millones de toneladas equivalentes de petróleo. A ello hay que sumar las emisiones de CO2 evitadas: 56.850.744 toneladas, valoradas en 332 millones de euros.



Siguiendo con los datos positivos, en 2017 las renovables supusieron el 0,80% de la economía nacional, aportando 9.304 millones al PIB. El crecimiento del sector fue del 8,7% y se vio acompañado con un incremento de 4.101 empleos, de manera que ahora ya hay 78.667 personas trabajando en el sector (un 5,5% más que en 2016). Una cifra todavía muy alejada de los 127.548 con que contaba el sector en 2011, pero que va a seguir en ascenso, de acuerdo con José Miguel Villarig, quien explicó que esto viene motivado, fundamentalmente, "por la reactivación del sector derivada de las subastas de 2016 y 2017".

En este sentido, el estudio deja claro que la recuperación que empieza a detectarse no se debe a la generación energética, dado que la potencia instalada en renovables se mantuvo básicamente estancada el año pasado y la energía vendida disminuyó respecto al ejercicio anterior. Los motivos de los números positivos hay que buscarlos, como ya se ha señalado, en las subastas y en la competitividad alcanzada por tecnologías de generación eléctrica como la eólica y la solar fotovoltaica.



Otra vez más dependientes del exterior
Respecto a lo negativo, si nos centramos en las renovables eléctricas, la baja producción hidráulica, consecuencia de la sequía que España sufrió en 2017, hizo que la generación eléctrica renovable disminuyera un 16,4%. El hecho de no haberse incorporado apenas nueva potencia renovable que pudiera sustituir esta disminución no ayudó precisamente, haciendo que el porcentaje de renovables sobre energía final bruta descendiera hasta el 16,7%, lo que nos aleja de los objetivos del 20% para 2020.

Toda la caída de la generación hidráulica, y el incremento de consumo energético de 2017, fue cubierto con generación fósil. El incremento de todos los tipos de importaciones fósiles nos ha llevado a que la dependencia energética se situara en 2017 en el 76,1%, lo que supone un aumento de casi cuatro puntos según los cálculos de APPA Renovables. Un hecho que, como destaca la asociación, "no solo nos aleja de los objetivos de energías renovables sino que mantiene a la economía española en una posición de debilidad ante variaciones del precio del petróleo".

En 2017, las renovables aportaron el 31,9% de la producción eléctrica, muy lejos del valor registrado el año anterior, que llegó a superar el 38%. Este descenso en la generación, unido a la baja disponibilidad de las nucleares francesas y los precios récord de casación experimentados en enero, lastraron los ahorros que las renovables producen en el pool. Aún así, lo abarataron en 10,23 € por MWh, ahorrando al sistema eléctrico 2.584 millones de euros. Además, el sector continuó siendo contribuidor fiscal neto, aportando 1.089 millones de euros a las arcas del Estado. 



Peticiones al Gobierno

Respecto al futuro, el presidente de APPA Renovables prefiere mostrarse optimista: "debemos aprender de nuestros errores porque contamos con un magnífico potencial para liderar la transición energética en Europa y el mundo. Contamos con profesionales experimentados, empresas con gran experiencia y somos un país con envidiables recursos renovables, algo que nos permitirá convertirnos en un pilar de creación de industria en el país, generando empleo y riqueza autóctonos. Tenemos por delante una década en la que España debe dar un paso adelante en renovables”, ha destacado José Miguel Villarig. 



Esta visión esperanzadora no le impide recordar al Gobierno que poco se podrá avanzar si el sector no cuenta con un marco regulatorio estable; algo que Villarig considera imprescindible y urgente. “Sabemos ya cuáles son los objetivos de 2030 y debemos contar con una fiscalidad que recoja el principio de que quien contamina, paga, y un marco regulatorio estable para poder acometer las inversiones. Debemos dejar de improvisar y comenzar a planificar a medio y largo plazo para poder desarrollar el sector y cumplir con nuestros objetivos”, concluyó el presidente de APPA Renovables.





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Cristajon
Totalmente de acuerdo. Sin estridencias apoyando administrativamente y técnicamente al que lo quiera poner. Buscando la reducción del consumo externo y compartir la energía exedentaria sin buscar negocio fácil y rápido. Hay que pensar en largo .
Miguel
Estoy con Jose Javier Villaring en que debemos aprender de nuestros errores. Sin embargo no estoy de acuerdo con él en que España tenga que liderar la transición energética en Europa o del mundo, y es sencillamente porque ese fue, precisamente, el error que se cometió en España entre 2007 y 2011, que se obcecaron en que España era líder mundial de energías renovables e hinchaban el pecho orgullosos, todo a base de despilfarros en subsidios y engordar deuda. Al final los españoles pagaron "el pato" y ese liderazgo se tradujo en fuertes subidas del recibo de la electricidad que acabó dañando la competitividad de las empresas Españolas y problemas a las familias. Subsidios que los españoles tienen que pagar durante 30 años a razón de 3.700 millones de euros/año, hasta el 2038, además de inflar un déficit de tarifa que hay que pagar durante 15 años a razón de más de 2.000 millones/año, hasta casi el 2030. Hechos que ahora suponen un gran lastre, no solo para el recibo, sino que lo sido también para poder afrontar nuevas inversiones en energías renovables y que acabaron dañando también al sector. Dicho esto, España ha de seguir su camino en energías renovables, sin obcecarse en ser líderes de nada, que después se paga el pato bien caro, y España va camino de tropezar en la misma piedra. Se debe ir instalando energías renovables, a ritmo, sin forzar, intentando no crear sobrecostes ni subidas del recibo para no hacer perder competitividad del país ni generar subidas del recibo.
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