El Global Energy Monitor pone de relieve que además de financiación, se sigue ofreciendo apoyo político a los promotores de estos proyectos. Si bien es cierto que todas las grandes compañías petroleras se han visto muy afectadas por la pandemia, y que el gasto en oleoductos y gasoductos cayó en 2020, la UE sigue invirtiendo fuertemente en gasoductos de combustibles fósiles.
No es la única región del globo en hacerlo. Los gobiernos del G20 han comprometido 242.000 millones de dólares desde el inicio de la pandemia en estos proyectos, frente a los 180.000 millones de dólares destinados a proyectos de energías renovables.
Los autores del informe advierten que si los proyectos se completan, esto socavará drásticamente las promesas de las principales economías de alcanzar la neutralidad de carbono. Paralelamente, los objetivos de reducción de emisiones hacen subir el riesgo de que los oleoductos se retiren antes de tiempo y se conviertan en activos varados.
De hecho, ya hay miles de millones de riesgos de activos varados. Australia y Brasil tienen 43.000 y 40.000 millones de dólares, respectivamente, en gasoductos planificados o en fase de pre construcción que suponen un riesgo de activos bloqueados. Canadá podría perder unos 32.000 millones de dólares en oleoductos y gasoductos si los activos quedan varados. En la India, el riesgo de activos bloqueados asciende a 104.000 millones de dólares.
En China, donde hay comprometidos unos 173.000 millones de dólares en estas infraestructuras, si los proyectos en desarrollo se completan provocarían un aumento de las emisiones a lo largo de su vida útil equivalente al total de la flota de carbón del país. PipeChina, que se ha hecho cargo de muchos de los activos anteriormente gestionados por el Estado chino, se ha convertido en un actor importante y se espera que en la primera mitad de la década se convierta en el principal constructor de oleoductos y gasoductos del mundo, ampliando la red existente en el país 32.800 km. Estos objetivos están de lleno en conflicto con el objetivo del gobierno chino de neutralidad en materia de carbono para 2060.
En Estados Unidos, un total de 110.000 millones de dólares en proyectos de petróleo y gas corren el riesgo de convertirse en activos abandonados. Las emisiones de CO2 durante la vida útil de los oleoductos y gasoductos en fase de construcción o preconstrucción en este país equivalen a 282 plantas de carbón de 1.000MW, que es más de tres veces la tasa emitida por los oleoductos rusos previstos o en construcción.
