Las fuentes de alimentación externas son los adaptadores de corriente que se utilizan para convertir la corriente eléctrica de la red a tensiones inferiores. Según la Comisión Europea, cada hogar tiene una media de diez de estos adaptadores y son más de 2.000 millones en total en la UE. Pues bien, la nueva normativa de la UE, que se ajusta a las normas más exigentes a nivel mundial, “hará que estas fuentes de alimentación externas sean más eficientes desde el punto de vista energético”, según la CE. La Comisión espera que, a partir de 2030, el ahorro de energía eléctrica sea de más de cuatro teravatios hora al año (4 TWh al año), “suficiente para proporcionar energía eléctrica a toda Letonia durante un mes y equivalente a una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de más de 1,4 millones de toneladas equivalentes de CO2 al año” (Letonia tiene casi dos millones de habitantes). Las fuentes de alimentación externas se utilizan, por ejemplo, en la electrónica de consumo (teléfonos inteligentes, altavoces, sistemas de sonido, televisores), en productos TIC (módems, enrutadores, ordenadores portátiles, tabletas, pantallas electrónicas), pequeños aparatos de cocina (batidoras, exprimidoras) y aparatos para la higiene personal (máquinas de afeitar, cepillos de dientes eléctricos).
El Reglamento sobre diseño ecológico de las fuentes de alimentación externas forma parte de un paquete más amplio de medidas adoptadas el año pasado, que consta de 10 reglamentos sobre diseño ecológico y 6 sobre etiquetado energético. Con este conjunto de medidas la CE espera alcanzar, a partir de 2030, un ahorro total de energía de 167 TWh al año, lo que equivale al consumo de energía anual de Dinamarca (casi seis millones de habitantes). El ahorro acumulado correspondería así a la reducción anual de más de 46 millones de toneladas equivalentes de CO2.
Más información en este enlace.