Las renovables ganan ventaja al gas y al petróleo en materia de igualdad. El sector energético convencional, ese en el que juegan las energías contaminantes y sucias, da trabajo a un 22% de mujeres en todo el mundo. Frente a él están las renovables, el sector que viene creando desde hace algunos años ya un mundo menos sucio y más verde, y que supera en diez puntos en empleabilidad femenino (32% a nivel global) a su rival directo. A pesar de que estos datos dentro de la propia comparativa son esperanzadores, quedan lejos de la igualdad plena y de la inclusión real de género, esa que aboga y persigue que mujeres y hombres tengan los mismos derechos, las mismas libertades, las mismas condiciones y las mismas oportunidades de acceso a, por ejemplo, puestos de trabajo y, especialmente, puestos en los consejos de administración. Las energías renovables son ese mundo que todavía sí entiende de género.
Sí entiende de género porque dentro de ese 32%, casi la mitad de los puestos de trabajo se corresponden a puestos administrativos y tan sólo un 28% están relacionados con el STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). En un horizonte muy lejano queda, por ahora, la igualdad y la inclusión, y sobre todo, algo fundamental en materia de educación, la existencia de figuras femeninas que sirvan de referencia para que las niñas de las generaciones futuras tengan modelos en los que poder inspirarse.
Roles de género
Los porcentajes y datos anteriores se corresponden con el año 2019 y están extraídos del informe Energía Renovable: una perspectiva de género de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena), que realizó una encuesta en 400 países del mundo. Dicho informe también recoge los diferentes obstáculos que se encuentran las mujeres a la hora de acceder, permanecer y participar en el mundo de las energías renovables. En general, los roles de género (comportamientos que la sociedad ha aprendido y adquirido y que se traducen en percibir como masculinas o femeninas ciertas tareas o actividades, tendiendo a valorizarlas diferente) y las normas culturales se presentan como el obstáculo principal. Como segunda gran barrera se encuentra el techo de cristal (límite que dificulta a las mujeres tener acceso a puestos en la alta dirección de las empresas u organizaciones). A nivel global, el 75% de los consejos de administración de las empresas renovables están ocupados por hombres. Además, otros obstáculos que se señalan en ese informe de Irena son la diferencia salarial (el 63% de las respuestas a la encuesta afirman creer que los hombres ganan más que las mujeres), la flexibilidad laboral o la maternidad. Como solución, Irena apuesta y anima a tomar impulso y a introducir la perspectiva de género en un momento de transición, donde las renovables tienen una importante tarea en cuanto a cambios de hábitos, modelos y consumo, pero donde también pueden liderar otros muchos cambios diferentes como, por ejemplo, el relacionado con el género y con el empoderamiento de la mujer.
El 10% de las empresas eólicas europeas y de América del Norte están dirigidas por mujeres, el 8% en América Latina y África, y el 6% en Asia. De nuevo Irena, y su informe Energía eólica, una perspectiva de género (2020), indica estos porcentajes; indica que en los países que lideran las energías renovables (Europa y América del Norte), y en concreto, la energía del viento, una de cada diez empresas tiene a una mujer en el puesto directivo más alto; una mujer, por cada diez empresas, ha conseguido romper el techo de cristal.
En el sector eólico en general, a nivel mundial, el 21% de los puestos de trabajo a lo largo de toda la cadena de valor corresponden a mujeres (en las energías renovables es el 32%), siendo tan solo un 8% las mujeres que dirigen empresas y un 13% los puestos de dirección con presencia femenina. Las actividades de STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería o Matemáticas) reciben un 14%. En cambio, el 35% de los trabajos administrativos son desarrollados por mujeres. Por regiones, Europa y América del Norte es donde más empleo femenino eólico existe con un 26%, seguido de América Latina con un 19%, de Asia con un 15% y de África con un 8%.
En esta ocasión, Irena realizó una encuesta en 71 países, cuyas respuestas reflejaron que el 65% de las mujeres percibían que había barreras de género y que el 34% de los hombres entendía que no existían. Y de nuevo, al igual que en el informe del que habla la página inicial, los roles de género vuelven a ser el principal obstáculo que las mujeres se encuentran o al que se enfrentan a la hora de acceder o participar en el sector eólico.
Asegurar la participación plena de las mujeres, y fomentar su liderazgo en la vida política, económica y pública. Aprobar, fomentar y favorecer el desarrollo de políticas que promuevan la igualdad. Porque las mujeres son la mitad de la población. Porque las mujeres son, por tanto, la mitad del potencial. Porque ganan un 24% menos que los hombres en el mercado de trabajo. Porque una falta de educación implica una falta de oportunidades y una falta de ejemplos y de referentes. Y porque, sin lugar a dudas, una sociedad más igualitaria será una sociedad más libre, será una sociedad más justa.