La política energética del gobierno de Mariano Rajoy presenta dos líneas muy claras. La primera –"palo" para las renovables– no fue anunciada durante la campaña electoral, pero ya se ha materializado: veáse el Real Decreto-ley 1/2012, de 27 de enero, "por el que se procede a la suspensión de los procedimientos de preasignación de retribución y a la supresión de los incentivos económicos para nuevas instalaciones de producción de energía eléctrica a partir de cogeneración, fuentes de energía renovables y residuos". La segunda línea de la política energética del gobierno –"zanahoria" para el gas– sí fue anunciada durante la campaña electoral; aparecía, concretamente, en la página 46 del programa electoral del PP: "aprovecharemos todo el potencial de la posición geoestratégica de España como puerta de entrada del gas del norte de África a Europa para que en nuestro país se cree un mercado de referencia del gas natural en el Mediterráneo".
Pues bien, apenas han transcurrido 50 días de la toma de posesión de Mariano Rajoy como presidente del gobierno, y el Partido Popular ha eliminado, en efecto, un régimen especial retributivo que ha sido señalado en todo el mundo como ejemplar para promover las energías renovables, un régimen que, en efecto, y tras casi diez años de vigencia, ha catapultado al sector español de las renovables a la primera línea de la competitividad global (no hay ni un solo sector industrial de la economía española que haya logrado un éxito global similar al del sector de las renovables). Pues bien, a la par que cercenaba ese régimen especial en estos primeros cincuenta días, el gobierno de Mariano Rajoy ha asignado 700 millones de euros a un cementerio nuclear que muchos consideran innecesario y, en lo que se refiere a los combustibles fósiles, ha hecho posible paradojas tales como, por ejemplo, que el gas sea la fuente de energía más subvencionada del mix eléctrico en las islas Canarias, tal y como denunciaba recientemente la patronal de las renovables del archipiélago (el ministro de Industria, por cierto, es presidente del Partido Popular canario desde 1999).
El caso es que Expansión aplaudía ayer la política de Soria al grito de "no ceder ni un milímetro" a la vez que aseguraba, sin rubor alguno, que el gobierno Zapatero ha propiciado "un crecimiento desmedido y descontrolado de las tecnologías renovables" –cojan aire– "a golpe de talonario público" (¿¡!?). Como suena: léase Expansión, edición del siete de febrero de 2012. El artículo editorial, con tono cuartelero, de trinchera y barricada –"no ceder ni un milímetro"–, hacía alusión también a la reunión que mantienen hoy el ministro Soria y los presidentes de las comunidades autónomas populares que se han visto afectados por la medida de la suspensión de las primas. El diario madrileño señalaba ayer, así, el "malestar existente en algunas comunidades autónomas, como Galicia y Extremadura, que han visto cómo miles de megavatios de energías limpias y sus correspondientes primas quedaban en el limbo de la noche a la mañana". Acto seguido, el diario apuntaba que, "a tenor de las declaraciones de algunos presidentes y consejeros autonómicos en días pasados, Soria se enfrentará a una notable presión para que ablande su postura" y concluía con un contundente [Soria] "cometería un craso error si lo hiciera": "no debe ceder ni un milímetro en su postura, que incluso se queda corta". [En la imagen, pantallazo de la edición digital del diario Expansión].