"Sin cambios revolucionarios, las mujeres tardarán dos siglos en lograr la igualdad de género". Lo dice el Foro Económico Mundial, que acaba de publicar The Global Gender Gap Report 2018, un informe en el que asegura que "de mantenerse las tendencias actuales se necesitarán 202 años para cerrar la actual brecha de género [gender gap] en el lugar de trabajo". El diagnóstico es compartido por la directora ejecutiva del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, Lise Kingo: "durante casi treinta años he participado en cualquier debate sobre género y no estoy segura de que hayamos avanzado de la manera que esperábamos".
Naciones Unidas reflexiona hoy sobre el lugar que ocupa la mujer en el mundo y sobre los progresos hechos por la humanidad a lo largo de los últimos años en materia de igualdad de género. Y los frutos de esa reflexión son agridulces. Léase el Global Gender Gap Report del Foro Económico Mundial o el diagnóstico de la directora ejecutiva del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, que coincide con el Foro en que el progreso económico en materia de género va mucho más lento de lo que esperaba cuando comenzó su carrera como ejecutiva en el mundo empresarial.
Lise Kingo: "durante casi treinta años he participado en cualquier debate sobre género y no estoy segura de que hayamos avanzado de la manera que esperábamos. En algún momento pensé que podríamos allanar el camino para la próxima generación de mujeres, pero no creo que eso suceda. Respecto a las oportunidades de trabajo, creo que nos enfrentamos a algunas barreras culturales muy importantes que impiden que las mujeres reciban el mismo trato que los hombres. Pienso que se debe a un sesgo inconsciente donde, de un modo involuntario, las personas consideran que los hombres están más capacitados para realizar ciertos tipos de trabajos, como la administración y la aritmética, y creo que es necesario ser más conscientes de cuándo aplicamos este tipo de sesgo inconsciente”
La tarea de ONU Mujeres
Una de las entidades de las Naciones Unidas que busca con mayor ahínco acelerar el progreso hacia la igualdad de género es ONU Mujeres. Precisamente esta organización de las Naciones Unidas se unió en el año 2010 al Pacto Mundial para crear Los Principios para el Empoderamiento de las Mujeres (WEPs, por sus siglas en inglés), que buscan establecer “un conjunto de buenas prácticas empresariales que promuevan la igualdad entre mujeres y hombres en todas las áreas de gestión”, y proporcionan una "herramienta para el análisis de brechas" que ayuda a las empresas a medir su éxito en la aplicación de los principios.
Hasta la fecha, más de 2.100 empresas se han adherido. 108 españolas, solo 6 del sector de la energía: Schneider Electric España, Siemens Gamesa Renewable Energy, Enusa, Suministros Eléctricos Industriales Antón-Teixido SA (Seitsa), Andaluza de Montajes Eléctricos y Telefónicos SA (Ametel) y Endesa
Entre las prácticas en activo destacan la de garantizar que se tenga en cuenta la paridad de género a la hora de nombrar a altos directivos, que se seleccione el mismo número de candidatas y candidatos cada vez que se abra una vacante, y que existan servicios de orientación profesional para ayudar a las mujeres a avanzar en sus carreras.
Además de proporcionar oportunidades de licencia de maternidad para ambos padres, dando a las mujeres la opción de interrumpir su carrera profesional sin que ello perjudique sus perspectivas de futuro laboral.
La importancia del movimiento Yo También
Pero si en los últimos tiempos hubo un elemento positivo que ha ayudado a impulsar los cambios en el entorno laboral, nos tendríamos que remontar a la aparición del movimiento Yo También (#metoo). O así lo entiende, Ann Falth, la directora de la secretaría de los Principios de Empoderamiento de la Mujer.
Ann Falth: "las empresas consideran esta situación como un riesgo y están tomando más medidas que nunca, no solo al establecer políticas de tolerancia cero para los casos de acoso y abuso sexual, sino que también tienen una visión más amplia tanto en la igualdad de género en el lugar de trabajo como en su examen sobre qué medidas pueden establecer en ese entorno”
Los inversores cambian de mentalidad
Sin embargo, Falth destaca que este cambio no es el único que se ha producido durante la última década. “En los últimos diez años -apunta- ha emergido el interés de los inversores. Cada vez más, ven las desigualdades de género y la discriminación dentro una empresa como un riesgo para su inversión. Es una tendencia imparable porque han comprendido que una empresa atractiva para el talento es también una empresa que alcanzará un futuro laboral".
En sintonía con Falth, Lise Kingo cree que el impacto de la igualdad de género en los resultados finales debería suponer un incentivo para que muchas más empresas modificaran y mejoraran sus prácticas: "sería fantástico que todas las empresas del Pacto Mundial de las Naciones Unidas se adhirieran a los Principios de Empoderamiento de la Mujer y que los incluyeran como parte de su estrategia empresarial. Varias encuestas y estudios -explica Kingo- indican que las compañías que tienen mujeres en los puestos de liderazgo rinden a un mejor nivel financiero que las compañías que no las tienen. Hay muchas razones para impulsar la agenda de empoderamiento de la mujer, tanto desde la perspectiva de los negocios, como de la economía global y la de los derechos humanos".
En opinión de Falth, el empuje puede llegar a producirse este año, a medida que el equipo encargado de los Principios de Empoderamiento de la Mujer incremente sus iniciativas para promover los beneficios de la igualdad de género en las empresas: "estamos analizando estereotipos y mitos en la publicidad; comprando y contratando más productos y servicios de mujeres empresarias; comprometiéndonos a nivel de la comunidad y, lo que es más importante, estamos hablando de la importancia que tiene para las empresas la recolección de datos. Durante 2019 y 2020 procuraremos hablar no sólo de los miles, sino de los millones de empresas que han hecho este compromiso".
El número 5
El Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 se refiere específicamente a la igualdad de género: "lograr la igualdad de género y el empoderar a todas las mujeres y niñas", que incluye la meta de garantizar "la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades para el liderazgo en todos los niveles de la toma de decisiones en la vida política, económica y pública".
La última actualización de los progresos de la meta indica que, si bien algunas formas de discriminación contra las mujeres y las niñas están disminuyendo, "la desigualdad entre géneros sigue frenando a las mujeres y las priva de sus derechos y oportunidades básicos".
En todo el mundo -alertan desde Naciones Unidas-, las mujeres sufren discriminación de género en el lugar de trabajo, a menudo terminan en empleos precarios, con bajos salarios y constituyen una pequeña minoría entre los líderes empresariales. Al mismo tiempo, todavía se encargan de la mayor parte de las tareas domésticas, lo que les deja poco tiempo para perseguir sus ambiciones económicas.