"Banking on climate change" analiza el préstamo y la suscripción de 35 bancos comerciales y de inversión del sector privado a 2.100 empresas de la industria de los combustibles fósiles, entre 2016 a 2019, y alerta de que, a este ritmo, la financiación de los combustibles fósiles podría alcanzar 1 billón de dólares al año en 2030. Según el estudio, del total de esta financiación, 975.000 millones de dólares se destinaron a las 100 principales empresas que están expandiendo la producción de combustibles fósiles, con un "asombroso aumento" –como lo califican los autores del informe– del 40% de 2018 a 2019.
En palabras de Alison Kirsch, investigadora líder en clima y energía de Rainforest Action Network, el informe "pinta un cuadro profundamente perturbador de cómo las instituciones financieras nos están llevando hacia el desastre climático. Los datos revelan que los bancos mundiales no sólo están aumentando la financiación de los combustibles fósiles en general, sino que también están aumentando la financiación para las empresas más responsable de la expansión de los combustibles fósiles".
De acuerdo con la investigadora, "esto deja muy claro que los bancos están fallando miserablemente cuando se trata de responder a la urgencia de la crisis climática. A medida que aumenta el número de muertes y destrucción por inundaciones, sequías, incendios y tormentas sin precedentes, es desmesurado e indignante que los bancos aprueben nuevos préstamos y recauden capital para las empresas que están presionando mucho para aumentar las emisiones de carbono".
Los grandes financiadores
La financiación de los combustibles fósiles sigue estando dominada por los grandes bancos de los Estados Unidos: JPMorgan Chase, Wells Fargo, Citi y Bank of America. Juntos, estos cuatro bancos representan un 30% de todo el financiamiento de combustibles fósiles analizado en el estudio. Pero el dinero llega de bancos de todo el mundo; entre ellos, los españoles Santander y BBVA. En concreto, Santander (puesto 29) destinó 4.612 millones de dólares a este fin en 2019 y BBVA (puesto 32) 2.355 millones de dólares, según indica Ana Barreira, directora del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA).
"Por una parte, el sector financiero se dice comprometido con la lucha contra el cambio climático pero, por otra, las cifras que aporta este informe muestran lo contrario y es prueba del incumplimiento del Acuerdo de París. Decepciona saber que en 2019 se destinaron 291.000 millones de dólares a financiar los combustibles fósiles y que entre ese grupo de bancos se encuentren el BBVA y el Santander", subraya la experta. Además, indica que ninguna de las dos entidades "ha reflejado con claridad en sus estados de información no financiera correspondiente al ejercicio 2019" estos servicios financieros.
Solo disminuye la financiación para el carbón
En el caso del carbón, el estudio reconoce que hay una disminución general de la financiación para la minería y la energía del carbón, pero puntualiza que "esta acción no parece ser suficiente", En el caso de las arenas bituminosas, por ejemplo, indica que aunque la financiación ha disminuido desde 2017, los niveles de 2019 siguen siendo superiores a los de 2016. "Muchos bancos europeos están restringiendo la financiación al sector de las arenas bituminosas, pero sus mayores financiadores -los bancos canadienses TD y RBC, así como JPMorgan Chase y Barclays- no han hecho hasta ahora lo mismo", puntualizan los autores de Banking on climate change".
Johan Frijns, director de BankTrack, concluye: "en el último año, los bancos han estado haciendo cola para proclamar su apoyo a los objetivos del Acuerdo de París". Sin embargo, "los datos en Banking on Climate Change 2020 muestran que la financiación bancaria para la industria de los combustibles fósiles sigue llevándonos al abismo climático. Ya es hora de que los bancos reconozcan que para alcanzar los objetivos climáticos de París es necesario poner fin de inmediato a la financiación de todos los nuevos proyectos de combustibles fósiles, y eliminar rápidamente la financiación fósil existente. Este debería ser la meta global de Glasgow para todos los bancos".
Zonas especialmente sensibles
El informe "Banking on climate change" incluye también algunos de los lugares donde la financiación de los grandes bancos para los combustibles fósiles afecta especialmente a las comunidades y los ecosistemas. Es el caso, por ejemplo, del oleoducto que la compañía Enbridge quiere construir en EEUU, entre Edmonton (Alberta) y Superior (Wisconsin), para transportar 760.000 barriles de petróleo de arenas alquitranadas por día. O del megaproyecrto Vaca Muerta, donde empresas de combustibles fósiles están perforando enormes reservas de petróleo y gas de esquisto en la región norpatagónica de Argentina y ampliando la infraestructura de apoyo (como oleoductos y terminales de GNL).
Otro ejemplo lo encontramos en la zonas remotas de la región del Amazaonas occidental. Allí, a pesar de la preocupación generalizada por la vulnerabilidad de los bosques tropicales, cuatro empresas (Andes Petroleum, GeoPark, Frontera y Amerisur) están impulsando activamente la expansión de la extracción de combustibles fósiles, pese al desastre que supone para el clima, la biodiversidad y los pueblos indígenas, incluidos algunos que viven en aislamiento voluntario y en peligro de extinción. Citi, Goldman Sachs, HSBC y JPMorgan Chase son los principales banqueros de la perforación petrolera en esta región del mundo.
"Banking on climate change" ha sido realizado con el apoyo de Sierra Club, Indigenous Environmental Network, Oil Change Internationa, Rainforest Action Network y Baktrack.