Greenpeace añade que el “Akademik Lomonosov” será el primero de una flota de centrales nucleares flotantes que Rusia planea enviar al Ártico para facilitar la explotación a gran escala de los combustibles fósiles que almacena esta región del globo, una de las más desprotegidas del planeta y ya de por sí amenazada por el cambio climático. Y es que una catástrofe nuclear en aguas árticas podría destruir el medio de vida de miles de personas y tendría efectos devastadores sobre la fauna del Ártico.
"Los rompehielos y submarinos nucleares construidos en Rusia tienen una historia plagada de accidentes que debería preocuparnos", señala la organización ecologista. "Por eso activistas de Greenpeace están ahora mismo a bordo de nuestro barco Beluga escoltando de forma pacífica a este ‘Titanic nuclear’ a su paso por el Báltico, para pedir una regulación más estricta".
Hace 32 años fue en Chernóbil, y hace 7 en Fukushima. Para Greenpeace, "el riesgo continúa en todas partes mientras exista la energía nuclear, pero no podemos permitirnos un desastre que nos deje un Ártico radiactivo. Si las zonas alrededor de Fukushima y Chernóbil ya fueron difíciles de limpiar, imaginemos hacerlo en la noche polar, con temperaturas bajo cero y tormentas de nieve", agrega la ONG, que apela a parar entre todos este "sinsentido".