Puerto Rico alcanzó un triste récord en 2017, cuando huracanes consecutivos destruyeron alrededor del 80% de la red eléctrica de la isla. Fue el apagón más largo de la historia de Estados Unidos -se tardaron 328 días en restablecer totalmente el suministro eléctrico- y se perdieron más de 3.000 vidas. Ante ello, el pueblo de Puerto Rico decidió que quería reconstruir de otra manera. En 2019, aprobó una ley en la que se se compromete a alcanzar un sistema de energía 100% renovable para 2050.
Con miles de millones de dólares en financiación, la cuestión es dónde y cómo invertir para lograr una transición ecojusta. El Estudio de Resiliencia de la Red Eléctrica de Puerto Rico y Transiciones a Energía 100% Renovable (PR100) analiza, de forma exhaustiva, las posibles rutas a seguir para que la isla logre sus objetivos de energía renovable, incorporando las perspectivas de las diferentes partes interesadas (agricultores, empresarios, comunidades locales…) y promoviendo la resiliencia energética para todos los puertorriqueños.
Los resultados de este informe son la culminación de dos años de trabajo e integran docenas de modelos y análisis de investigadores de seis laboratorios nacionales del Departamento de Energía de EEUU (DOE): el Laboratorio Nacional de Energías Renovables (que dirigió el estudio), junto con el Laboratorio Nacional Argonne, el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, el Laboratorio Nacional Oak Ridge, el Laboratorio Nacional del Pacífico Noroeste y los Laboratorios Nacionales Sandia.
Además, de estos análisis, se realizaron encuentros con múltiples organizaciones para potenciar la participación comunitaria y se creó un grupo asesor -que representaba intencionadamente diversas perspectivas- y un comité directivo para ayudar a definir los escenarios a modelizar en función de las prioridades de todaslas partes interesadas.
Generación distribuida y almacenamiento
De esta manera, Puerto Rico dispone ahora de una hoja del ruta que le va facilitar realizar una transición energética justa y equitativa hacia las energías limpias. "Necesitábamos saber qué cambios serían necesarios en la infraestructura de la red de transporte y distribución para alcanzar el 100% de energía renovable”, explica Murali Baggu, del NREL y coinvestigador principal del estudio. En concreto, los investigadores exploraron una combinación de energía solar fotovoltaica, almacenamiento de energía en baterías, energía eólica, otras opciones de generación renovable y evolución de la infraestructura -tanto a escala de red como para edificios individuales- “que sea lo más factible, rentable y resistente frente a interrupciones”, enfatiza Baggu.
La principal conclusión del estudio es que técnicamente es factible que Puerto Rico realice la transición a un 100% de energía renovable para 2050; pero para lograrlo se necesitan mejoras e inversiones significativas en el sistema, guiadas por una participación significativa de la comunidad. “El sistema eléctrico actual es frágil y ha tenido un rendimiento y una inversión insuficientes. Corregir la situación requerirá mejoras en las infraestructuras y el funcionamiento, independientemente del camino que se elija”, señalan los investigadores, que también ponen el acento en que “se necesitan más inversiones para gestionar la transición a los recursos renovables.
El nuevo sistema energético de Puerto Rico puede ser, además, “asequible para los clientes más vulnerables, resistente para las comunidades más remotas, respetuoso con los intereses del uso del suelo y favorable a la propiedad distribuida y local”, prosiguen. Es más: “puede recuperarse rápidamente de los apagones y resistir las tempestades más fuertes, y podría convertirse en un modelo de integración exitosa de las energías renovables para otras islas y zonas con sobrecarga energética”, señalan por ultimo.