La nueva regulación del acceso y la conexión a las redes, que el Gobierno ultima estos días, es mejorable, pero va por buen camino. Eso sí, permanecen en ella ciertas… sombras. Esa ha sido la conclusión general de la mesa del Congreso que más de cerca ha abordado el ámbito regulatorio. El borrador de real decreto de acceso y conexión -ha dicho Luis Castro, socio de Energía y Utilities en el bufete Osborne & Clarke- establece un procedimiento único, lo cual es positivo; establece un principio de prelación temporal, lo cual es positivo, “en tanto en cuanto da seguridad y certeza”; y establece procedimientos abreviados, “cumpliendo principios de buena regulación europea, para que no matemos moscas a cañonazos, y no exijamos tramitaciones complejas a plantas que no lo exigen”, lo cual es positivo, pero…
Y ahí está la madre del cordero: en el pero.
Porque el real decreto (RD) de acceso y conexión que viene, el que está ultimando el Gobierno, mantiene la figura del interlocutor único (no podrán añadirse nuevos interlocutores únicos a los que ya hay, pero los que ya existen se mantienen) y, además, el real decreto que viene, el que ultima estos días el Ejecutivo, no exige a los interlocutores únicos de nudo que digan cuánta capacidad hay disponible en sus nudos.
La denuncia viene de lejos. Hace ya dos años, en noviembre de 2018, la planteaba en el Foro Solar, otro congreso de renovables, el director general de la Unión Española Fotovoltaica, José Donoso: “estamos viendo abusos en la gestión de los nudos de red por parte de los interlocutores de nudo. Nos han llegado denuncias de promotores a los que esos interlocutores les responden: no te doy acceso porque estamos reservando esa capacidad de la red para que nuestra empresa desarrolle tal proyecto”.
En la misma línea se manifestaba hace apenas unas semanas Arancha Díez, alta directiva de la promotora fotovoltaica X-Elio: “seguimos teniendo todos los antiguos interlocutores únicos de nudo… y todos los nudos están saturados [porque es mucha la demanda de puntos de acceso y conexión] y hay muchos interlocutores de nudo que hacen lo que les da la gana”, o sea, que dan su autorización cuándo, dónde y como quieren.
“Se pueden generar conflictos de interés -decía ayer Luis Castro- que den lugar a cuellos de botella. Y a situaciones en las que no sea posible seguir adelante con la tramitación de una planta, y esta será un arma que tenga en su mano un generador que compite con otro en un nudo” (porque puede suceder -y sucede- que un generador que compite con otro por un hueco en ese nudo sea… el interlocutor único de ese nudo).
Lo de mantener la figura del interlocutor único de nudo -mantener los que había- es el stablishment en su formulación más costumbrista y rancia, lo de toda la vida, le decía ayer a este periodista un analista del sector.
Porque, según los últimos borradores de RD, el Gobierno parece decidido a mantener los viejos interlocutores únicos de nudo y, además (y ahí está la madre del cordero), no parece interesado en inyectarle transparencia a ese asunto. Y el acceso y conexión a red es la clave de la transición energética. Porque es mucha la potencia renovable en ciernes, pero es mucha menos la capacidad de integrar esa potencia.
Para resolver el problema de la escasez de puntos y/o de la avalancha de proyectos de generación renovable ahora mismo hay dos líneas de trabajo abiertas: (1) los técnicos están valorando si es posible -a la luz de los avances tecnológicos- meter más potencia en las mismas redes (y permitir que donde ayer cupieron equis megas, a partir de hoy sean autorizados equis más); y (2) el Gobierno está trabajando en "la nueva planificación de infraestructuras de la red de transporte de energía eléctrica con horizonte 2021-2026", documento que está llamado a traducirse, necesariamente, en más redes.
Hasta ahí, estupendo. Pero hace falta transparencia, y, además, es perfectamente posible inyectarle transparencia a este asunto, según apuntaba ayer en el Congreso el abogado Luis de Castro: “si vamos a conseguir fruto de la modificación de esos coeficientes de potencia de cortocircuito, fruto de mayor inversión y de mejores técnicas, mayor capacidad, lo que procede es que sepamos todos cuál es la capacidad existente en cada nudo en cada momento. Y eso es clave. Y ese es el compromiso al que deberíamos todos llegar. Pero, fundamentalmente, ese es el compromiso que debería exigir el regulador”.
Castro, que considera que esa transparencia debe ser “total”, ha sido muy explícito: “a mí me sorprende muchísimo el hecho de que, en la época del internet de las cosas, de la inteligencia artificial, etcétera, etcétera… ¿cómo puede ser que no sea posible conocer en un momento determinado, apretando un botón, la capacidad existente?”.
El abogado de Osborne & Clarke ha dicho que eso ya se da en otros países y se ha venido a preguntar en voz alta por qué no está implementado en el nuestro, “cuando en España no tenemos que envidiar nada en redes a ningún país del mundo. En capacidad, en tecnología, en expertise, en curva de aprendizaje y en calidad de nuestro equipo humano. Quizá ese sea el punto que quizá no haya terminado de resolverse [en el borrador de RD]. Es un punto complejo y que probablemente tiene intereses en conflicto, por decirlo así…”.
El abogado Luis Pérez de Ayala, socio en Cuatrecasas, y compañero de Castro en la mesa de debate del Congreso, no ha entrado en el asunto, pero ha reconocido que en la regulación de acceso y conexión que viene (y que aún está -cabe recordar- en fase de redacción) “hay luces y sombras: luces, en la regulación, y sombras, donde no llega la regulación”. El decreto -ha concluido Ayala- tiene en todo caso “más cosas buenas que malas”.
Marina Serrano, la presidenta de la asociación de las grandes compañías eléctricas (aelec), ha recogido el guante de Castro, ha hecho un elegante requiebro y… tampoco ha entrado a fondo en el asunto, probablemente porque representa a algunos de los principales “señores de los nudos” (en aelec están las más grandes de entre las grandes: Iberdrola, Naturgy, Endesa, EDP y Viesgo son los cinco socios de la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica, aelec).
Serrano: «Luis decía hace un momento que las redes necesitan big data, o blockchain, y que las redes españolas tienen unos índices de calidad altísimos. Y, efectivamente, durante la pandemia, durante el confinamiento, la luz, el sistema eléctrico, no ha fallado en ningún momento. También es cierto que las redes tienen ahora el reto de integrar toda esa producción de energía renovable que, en un alto porcentaje, se va a conectar a las redes de distribución [los socios de aelec son los principales propietarios de redes de distribución en España]. Para eso, para la modernización de las redes, para monitorizar a esas nuevas unidades renovables, y que sea posible no solo ver la capacidad sino luego la operación concreta y esa gestión de la demanda, con almacenamiento, con agregadores… para eso, serán precisas inversiones»
Llegados aquí, la presidenta de aelec ha echado mano de los fondos de recuperación: “no podemos desaprovechar esa palanca”. Serrano ha recordado que tanto el plan español como en la Comisión Europea se habla de infraestructuras energéticas y ha venido a sugerir que sea del fondo de recuperación de donde salgan las inversiones que las redes necesitan para modernizarse: “ahora bien, falta un cambio regulatorio concreto para su aplicación en este sector, pero creo que es un elemento, es una oportunidad, y tenemos que avanzar en ello”.