El objetivo final de la Estrategia -informa el Gobierno local- es conseguir "un modelo de ciudad adaptada, innovadora, moderna y descarbonizada en las próximas décadas". El documento define los objetivos, líneas y acciones a realizar. Se ha redactado a través de un proceso en el que han participado técnicos y responsables municipales conjugado con sesiones de trabajo abiertas a la ciudadanía y a agentes de distintos ámbitos de la ciudad. Según el Ayuntamiento, los objetivos definidos en esta Estrategia se dividen alrededor de dos ideas: (1) la mitigación del cambio climático y (2) la adaptación a él. Dentro de la primera línea de actuación se encuentra, junto a la reducción de emisiones del 64% y que el 37% del consumo final de energía provenga de fuentes renovables, un 39% de mejora en la eficiencia energética respecto a las proyecciones actuales de futuro.
Adapación
Sobre la adaptación al cambio climático, los objetivos son la reducción del impacto del incremento de las temperaturas sobre la salud de las personas; de las lluvias intensas sobre el medio construido y de las sequías. Entre ambas líneas se ha incluido un séptimo objetivo, cero pobreza energética en 2030.
Según el Ayuntamiento, estos objetivos son "más ambiciosos" que los marcados a nivel europeo, que recogen para el año 2030, un 55% menos de emisiones de gases efecto invernadero en comparación con 1990, un 32% de energías renovables en el consumo habitual y un 32,5% de mejora de la eficiencia energética.
Plan de acción con 5 objetivos estratégicos, 24 líneas de acción y 74 acciones concretas
Para llegar a los objetivos generales marcados por la Estrategia 2030 de Pamplona, las acciones del plan de acción se han estructurado en 5 objetivos estratégicos, 24 líneas de acción y 74 acciones concretas recogidas con su presupuesto, cronograma y persona responsable en el Ayuntamiento. Están relacionados con los 10 objetivos estratégicos de la Agenda Urbana Española y con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la agenda 2030. El plan movilizará, hasta 2030, 860 millones de euros.
Los 5 objetivos estratégicos son (1) rehabilitar y renaturalizar el entorno urbano; (2) descarbonizar el modelo energético local; (3) implementar un modelo de movilidad saludable, eficiente y sostenible; (4) disponer de unos servicios municipales sostenibles, preparados, activos y responsables; y (5) instaurar una cultura climática en la sociedad de Pamplona. Las 24 líneas de acción se organizan en torno a los 5 objetivos.
Rehabilitar y renaturalizar
Así, para rehabilitar y renaturalizar el entorno urbano se pondrán en marcha actuaciones para hacer más naturales los espacios (más zonas verdes, adaptar espacios a las nuevas condiciones climáticas o trabajar en zonas de frío o calor extremos), la gestión sostenible de la flora y fauna y la optimización del ciclo del agua. También se quiere dar un importante impulso a la rehabilitación energética de edificios en la que tener en cuenta, además de altos niveles de ahorro energético, la integración de las energías renovables y la electrificación de la demanda en los mismos.
Descarbonizar
Con el fin de descarbonizar el modelo energético local se va a impulsar la generación de energía renovable, la eficiencia energética y la figura de la Oficina de la Energía y el Clima en Pamplona.
Movilidad
Con el fin de implementar un modelo de movilidad saludable, eficiente y sostenible, el Ayuntamiento quiere (1) apostar por una movilidad sostenible, inclusiva y segura; (2) impulsar los cambios modales hacia un mayor uso de la bicicleta y los desplazamientos a pie; (3) ahondar en la gestión "de la movilidad motorizada y la calidad del aire con vehículo eléctrico compartido"; y (4) promover la implantación de zonas bajas de emisiones.
Servicios municipales
Las líneas de acción marcadas para disponer de unos servicios municipales sostenibles, preparados, activos y responsables son 8:
• conocer los principales riesgos del municipio y disponer de planes de emergencias actualizados y sistemas de alerta tempranos,
• cambios en el modelo de consumo potenciando compras y productos de cercanía,
• finanzas sostenibles,
• lucha contra la pobreza energética,
• ciudad de emprendimiento e innovación sostenible,
• marco normativo que fomente la mitigación y la adaptación al cambio climático,
• turismo sostenible y
• economía circular con reducción de residuos mediante el reciclaje y la reutilización.
Cultura climática
Por último, como elemento transversal necesario para sumar a la ciudadanía y a las entidades de la ciudad (empresas, asociaciones, etc.) en este proceso, se incluye el objetivo de difundir cultura climática en la sociedad de Pamplona en los ámbitos personales, escolar, municipal, de la comunicación y en una gestión pública coordinada, innovadora e integral.
Pasar de 4.551.325 megavatios hora consumidos en 2018 a 2.570.348 megavatios hora en 2030
Previamente a la elaboración de los objetivos y las líneas de acción, el Ayuntamiento de Pamplona elaboró un estudio con el balance energético de la ciudad. Pamplona, en 2018, consumió 4.551.325 megavatios hora, un 8,7% menos que en 2005. Solo el 9,5% de la demanda fue atendida por fuentes de energía renovables. Las emisiones de CO2 alcanzaron 1.128.937 toneladas de CO2 equivalente, lo que supuso un descenso del 15,6%. Entre las causas de esta reducción se pueden indicar la crisis económica que supuso un cambio de tendencia claro y otras medidas aplicadas como eficiencia energética en las viviendas.
La demanda energética en la ciudad supone un coste de 488 millones de euros, 2.500 euros a cada habitante de Pamplona.
El escenario futuro que dibuja la estrategia es que, si no se implementan acciones, el consumo energético en 2030 será de 4.186.486 megavatios hora al año, mientras que con las actuaciones previstas se reduciría a 2.570.348 megavatios hora, un descenso del 39%. Las nuevas acciones conllevarían que el 37% del consumo final de energía sería de fuentes renovables y que las emisiones se quedarían en 859.605 toneladas de CO2 equivalente al año consiguiendo una matriz energética local sustancialmente diferente a la actual y con un porcentaje importante de consumo de energía generada localmente.
Los riesgos del cambio climático para la ciudad de Pamplona y sus habitantes
La estrategia también ha conllevado un análisis de los riesgos y vulnerabilidades climáticas teniendo en cuenta que en Pamplona ya se perciben los cambios en las últimas décadas. En Navarra, la temperatura media anual se ha incrementado a un ritmo de 0,23ºC/década durante el periodo 1991-2019 respecto al periodo 1961-1990. Las proyecciones señalan que actualmente existen 5 noches en las que la temperatura mínima está por encima de los 20°C y a partir de 2050 serán 13. Es esos mismos años, se calcula un incremento de la duración de las olas de calor de 12 a 28 días al año y un aumento de los días de verano a 73 y 96 días, entre otros indicadores descritos en el análisis y según los datos publicados en noviembre de 2020 por Life-IP Nadapta-CC.
Según indican las proyecciones de precipitación futuras, las lluvias en Pamplona cambiarán su distribución. Se prevé que se concentren y los episodios sean extremos aún más en los meses tradicionalmente lluviosos de otoño, invierno y primavera. Si históricamente solo en el mes de enero y noviembre se superaban los 80 litros por mes, en el futuro también los meses de febrero, marzo y diciembre superaran de media esa precipitación. En el sentido contrario, durante los meses de verano, la precipitación será menor. Julio y agosto, que son los históricamente los meses más secos del año, la precipitación se reducirá respectivamente un 63% y 53%.
Como consecuencia, habrá que revisar las características de las viviendas de nueva construcción y se producirán cambios importantes en el paisaje. Además, habrá que tener en cuenta, por ejemplo, que los barrios más expuestos al riesgo de afectación por lluvias intensas sobre el medio construido son los de Rochapea, Txantrea, San Jorge y Etxabakoitz, seguidos de los de la Milagrosa-Arrosadia y San Juan. Los barrios más vulnerables y con más potencial de adaptación al impacto del incremento de las temperaturas sobre la salud de las personas son los de San Juan, San Jorge y Azpilagaña seguidos de Rochapea, Casco Antiguo e Iturrama.
Las conclusiones de este análisis son que para mejorar los efectos negativos en la salud hay que apostar por naturalizar los espacios públicos y por la rehabilitación de los edificios. También, por gestionar los ecosistemas, optimizar el ciclo del agua, impulsar la economía circular, tener planes ante emergencias por efectos del cambio climática y trabajar por una cultura climática que conlleve un modelo de ciudad más sostenible en todos los niveles.