Concretamente, haría falta que estas plantas generaran como mínimo diez veces menos electricidad que la generada en todo el mundo en 2019 (unos 267 PWh). Esto es necesario incluso si se emplean tecnologías de reducción de emisiones como la captura y el almacenamiento de carbono, se recurre a la bioenergía y se usa gas natural en vez de carbón y gasoleo para generar electricidad, según pone de relieve la investigación, publicada en la revista académica Nature Communications.
Por tanto, los resultados de este trabajo ponen en entredicho los argumentos esgrimidos por las compañías que fían a las nuevas tecnologías de secuestro y almacenamiento de CO2 la reducción de la huella de carbono generada por la producción de energía a partir de combustibles fósiles.
“En el futuro, quizá podamos utilizar la bioenergía o la captura y el almacenamiento de carbono para prolongar la vida útil de los activos de combustibles fósiles. Sin embargo, prevemos que 267 PWh de activos quedarán bloqueados, siendo optimistas. Además, no sabemos si estas tecnologías se generalizarán, ni cuándo», explica François Cohen, coautor del estudio y profesor del Departamento de Economía en la Universidad de Barcelona (UB).
“Si las empresas siguen invirtiendo en infraestructuras basadas en combustibles fósiles, algunos de estos activos corren el riesgo de quedar bloqueados incluso antes de ser construidos”, advierte Yangsiyu Lu, de la Smith School of Enterprise and the Environment de la Universidad de Oxford. “Nuestros resultados muestran un claro riesgo para los inversores, los operadores de plantas y los responsables políticos”, añade.
Otro de los investigadores, Steve Smith, director de la Oxford Net Zero Initiative, recuerda que los escenarios previstos por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) y la Agencia Internacional de la Energía (AIE) conllevan un rápido despliegue de las tecnologías energéticas de bajas emisiones, como la captura de carbono y la bioenergía. Pero no está claro que estas tecnologías estén disponibles a tiempo.
De hecho, los autores del estudio han comprobado que, si las tecnologías de reducción de emisiones no se despliegan a gran escala, la cantidad de activos de producción eléctrica con combustibles fósiles que corren el riesgo de quedar infrautilizados aumenta hasta un 69% de media en los distintos modelos de sistemas energéticos que han evaluado.
“Lo importante —precisa Smith— es que la mayor parte de las pérdidas que proyectamos corresponde a proyectos en curso, no a plantas que ya existen. Todavía cabe la posibilidad de frenarlos antes de que sean una carga”.